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¿Por qué siempre faltan dólares?


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paulatina hacia la prestación de servicios (idealmente aquellos basados en el “conocimiento”) (Ministerio de Producción, 2016).

      Las medidas de liberalización y de seducción al capital extranjero no derivaron en la esperada “lluvia de inversiones”; de hecho, las inversiones de las empresas transnacionales en el país en el período 2016-2019 se mantuvieron en niveles promedio inferiores a los registrados entre 2007 y 2013. Otra vez, el aporte neto de divisas de este tipo de inversiones fue exiguo, ya que la remisión de utilidades representó el 71% de los ingresos (cuadro 1.1). Si se compara con lo ocurrido en el período anterior (2012-2015), en el cual estuvieron vigentes las regulaciones cambiarias, se observa que las medidas de liberalización y desregulación tuvieron un impacto mayor en los egresos por remisión de utilidades que en incentivar el ingreso de nuevas inversiones extranjeras.

      Más allá del impacto negativo que tuvo la fuerte sequía de 2018 en las exportaciones agropecuarias, el escaso dinamismo que registraron las ventas externas argentinas durante el gobierno de Cambiemos demuestra el acotado alcance de las desregulaciones y devaluaciones para impulsar las exportaciones.

      Para peor, el magro desempeño que mostraron las exportaciones revistió un carácter cualitativamente regresivo, en tanto se acentuó su proceso de reprimarización. Si bien todas las ventas externas retrocedieron en términos absolutos en relación con el período 2007-2015, la retracción fue menor en productos primarios y manufacturas de origen agropecuario. Juntos, estos dos rubros representaron un 63,6% de las ventas externas del país entre 2016 y 2019, y ganaron una participación dentro de la canasta exportadora de 5,7 puntos porcentuales respecto del promedio 2007-2015 (cuadro 1.2).

      Cuadro 1.2. Estructura exportadora por grandes rubros y etapas, 2003-2019 (promedios anuales en porcentaje)

2003-20062007-20152016-2019
Productos primarios19,822,425,5
Manufacturas de origen agropecuario33,335,538,1
Manufacturas de origen industrial29,433,331,0
Combustibles y energía17,58,85,4
Total general100,0100,0100,0

      Fuente: Elaboración propia sobre la base de Intercambio Comercial Argentino Indec.

      Dado el pobre comportamiento de las exportaciones, el resultado comercial estuvo determinado sobre todo por lo ocurrido con las importaciones, que en los años con déficit aumentaron y en aquellos con superávit se contrajeron (gráfico 1.2). En 2016 la contracción de las compras al exterior tuvo que ver con la merma en el nivel de actividad pero, sobre todo, con una caída en los precios internacionales de los bienes importados (gráfico 1.3). Sobre estas bases, la moderada recuperación económica que exhibió la economía argentina en 2017 (2,7%) fue suficiente para que el país tuviera el mayor déficit comercial de su historia (8309 millones de dólares). Esta situación deficitaria en el comercio exterior se mantuvo en 2018, aun cuando el PIB se contrajo un 2,5%, lo cual se debió a que durante la primera parte del año –antes de la devaluación ocurrida en mayo– la economía todavía crecía y con ella también las importaciones, que recién se redujeron en los últimos meses del año con la profundización de la recesión.

      Sin embargo, cabe señalar que los efectos negativos de las políticas implementadas por el gobierno de Cambiemos, como la eliminación de las DJAI, no se limitan a un aumento cuantitativo de las compras externas, que no estuvo dado por un incremento en la actividad manufacturera –históricamente dependiente de la compra de insumos y de bienes de capital al exterior–, sino por la importación de bienes de consumo final (incluidos los automóviles) (Belloni y Wainer, 2019). Ello implicó el reemplazo de producción local por extranjera y, en consecuencia, una importante destrucción de empresas industriales y de puestos de trabajo.

      Durante el último año de gestión de Cambiemos se registró un importante superávit comercial (gráfico 1.2) que encuentra una explicación casi excluyente en la profundización de la recesión –a partir de nuevas devaluaciones y medidas contractivas como la suba de la tasa de interés y el congelamiento de la base monetaria–, y que tuvo un fuerte impacto en las importaciones y en los gastos en el exterior de residentes argentinos. Al respecto, basta señalar que las compras al exterior y los gastos en viajes y turismo se redujeron en un 25% respecto del año anterior.

      Sin embargo, lejos de resolver el déficit externo, esta dinámica incrementó la vulnerabilidad de la economía argentina al volverla extremadamente dependiente del ingreso de capitales, sobre todo si se considera el déficit récord en cuenta corriente (gráfico 1.4) y la aceleración de la fuga de capitales (gráfico 1.7). De esta manera, la