Inofensivos que te quieren pedir el billete. Con mi Cabeza de Grandes Dimensiones golpeo uno tras otro todos los ladrillos mientras huyo. Corro hacia el andén de la otra línea. Los ladrillos se convierten en frutas y las frutas en mil doscientos puntos. Es cuando encuentro la Pócima Roja y me sobreviene una sensación aérea como a quien hubiese volado toda su vida. Vale la pena pasar las vacaciones en Barcelona Arcade, es mucho más interesante que Prisoner of Zelda, Marina d’Or o Tomb Raider. Eso sí, las Sirenas Azules te salen al paso todo el tiempo en un barrido absoluto de luminiscencia resplandeciente, instaladas en coches igualmente veloces y llenos de Muñecos Fosforescentes en servicio disuasorio de persuasión. Si no quieres perder una vida debes saltarlas todas. Pierdo otra vida. Paso de pantalla.
pantalla/04/ En esta pantalla son tantos los Muñecos Fosforescentes llegados de las cuatro esquinas de Barcelona Arcade que acaban por saturar el escenario y taponar todos los conductos de escape y respiración. Uno ni puede entrar en el Hard Rock Café de Plaça Catalunya. La Fosforescencia Amarillenta ha llegado a enquistarse en las mismas puertas de El Corte Inglés al punto de obstruir por completo su mecánica corrediza y automática. Los Uniformes deambulan a ciegas. Se cuentan por miles. Ya han empezado a caer al suelo. Ahora la gente los está pisando y pasa alegremente una y otra vez sobre la Masa Fosforescente en que se han convertido hasta transformarla en esa fina y mullida película que cubre el pavimento y que, de un modo tan confortable como
inesperado, reviste el centro de Barcelona Arcade para gusto y disfrute del visitante. Ya han atascado el sistema de alcantarillado. De repente empieza a llover y la pantalla se inunda. Pierdo otra vida. Game Over. 10…, 9…, Insert Coin, 8…, 7…, 6…, otro euro, 5…, 4…, Enjoy Barcelona, 3…, 2…: vuelvo a empezar en la pantalla 05, 1…: start!
pantalla/05/ Las calles de esta ciudad bidimensional son esponjosas además de confortables. Es más, fosforecen. Su arquitectura es soleada y magníficos sus despertares con cruasán.
Cada vez que mi Cabeza de Grandes Dimensiones golpea un ladrillo lo convierte en una fruta que a su vez sale disparada hacia delante. Sumo los doscientos cincuenta puntos de otra fresa. Ahora es un limón y ya estoy en La Catedral, donde salto sobre otro Muñeco Azul de Uniforme Amarillo Fosforescente y lo convierto en un Dragón Güell. Paso ante una valla publicitaria que reza En Barcelona Arcade la gente no respira, Lee Libros. Pulsas los dos botones a la vez. Salto. Ahora camino sobre la valla hasta hacerme con la Capa Mágica. Me he vuelto invisible y recorro esta ciudad-escenario sin preocuparme por los Uniformes ni por sus Muñecos ni por las inundaciones ni los miniguardias de seguridad del Metro ni nada. Los efectos duran seis segundos, más tres de parpadeo en que sólo soy visible desde un punto de vista intermitente. Transcurren y un Muñecote Azul me da una nueva muestra de civismo con su cachiporra y su bloc. Pierdo otra vida. Game Over. 10…, 9…, 8…, Insert Coin, 7…, 6…, 5…, otro euro, 4…, Enjoy Barcelona, 3…: vuelves a empezar en la pantalla 10: 2…, 1…: otra fresa.
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