Juan José López Martínez

Traumatología deportiva en el fútbol


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muerte súbita se entiende aquella que ocurre bruscamente, o en la primera hora del inicio de los síntomas, en un individuo previamente sano. En la mayoría de los casos se debe a un paro cardíaco inesperado, que puede tener diferentes causas, si bien en un elevado número de ocasiones su origen está en una enfermedad cardíaca. Cuando esta afección ocurre durante la práctica deportiva o inmediatamente después, se considera relacionada con el deporte (figura 4.1).

      El jugador de fútbol es el paradigma de persona joven y sana; sin embargo, está expuesto a un mayor riesgo de muerte súbita. Cuando esta ocurre tiene un impacto enorme en el entorno personal y social, e incluso trasciende a los medios de comunicación, que amplifican su repercusión. Este ha sido el caso de jugadores como Miklós Fehér, Marc-Vivien Foé, Daniel Jarque, Antonio Puerta y Phil O’Donnell.

      Figura 4.1. Futbolista retirado del terreno de juego tras sufrir un desvanecimiento.

      Tras este trágico suceso surge siempre la pregunta de si se podría haber evitado.

       La incidencia de la muerte súbita

      La incidencia real de la muerte súbita entre los futbolistas no se conoce, pero se puede inferir a partir de los datos disponibles. La mayoría de las reseñas provienen de Estados Unidos, donde el último estudio publicado eleva la importancia del problema al encontrar una incidencia de 1 por 43.770 atletas y año (Harmon, 2011). La causa cardiovascular fue la más probable, y supuso el 75 % de los casos que ocurrieron durante el ejercicio.

      Sin embargo, cuando se evaluó de forma específica un deporte concreto como el baloncesto, se encontró una incidencia aún mayor, hasta alcanzar 1 por 3.100 jugadores y año (Sheppard, 2012). Este dato tiene trascendencia, pues el baloncesto es un tipo de deporte cercano al fútbol en su nivel de carga dinámica y resistencia, y es concordante con la amplia serie americana de 1.866 muertes súbitas entre 1980 y 2006, que mostraba una incidencia en aumento a lo largo de los años (Maron, 2009). En esta serie, las causas cardiovasculares fueron más de la mitad (56 %), con una edad media de 19±6 años. En ella se recogieron 115 casos de futbolistas, en los que las causas cardiovasculares significaron el 70 % y la edad media fue aún menor, 16±4 años. En Europa existen menos datos, y el estudio realizado en la región del Véneto mostró una incidencia de 2,3 por 100.000 atletas (Corrado, 2003). La falta de registros epidemiológicos adecuados y la carencia de estudios post mortem hacen que probablemente cualquier incidencia esté infraestimada.

      Lo que sí se puede afirmar es que la muerte súbita es la principal causa de fallecimiento entre los deportistas en general y en el fútbol en particular, y que es necesario llevar a cabo una detección precoz de las anomalías que predisponen a que ocurra, al mismo tiempo que se requiere otro esfuerzo adicional para implementar mecanismos de prevención y tratamiento eficaces en los lugares de práctica deportiva.

       ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES Y MUERTE SÚBITA

      Los datos disponibles provienen de series de autopsias de sujetos fallecidos súbitamente mientras practicaban deporte o inmediatamente después. Es importante aclarar que las causas difieren según la edad, y así la enfermedad coronaria es la más frecuente en mayores de 30 años, mientras que las miocardiopatías y las enfermedades eléctricas del corazón son las más habituales en deportistas jóvenes menores de 30 años. Las causas más frecuentes según la edad se expresan en la tabla 4.1.

Menores de 30 años (n=84)%
Desconocida27
Displasia arritmogénica14
Miocardiopatía hipertrófica12
Hipertrofia ventricular idiopática8
Anomalías coronarias congénitas10
Estenosis valvular aórtica6
Miocarditis aguda o crónica6
Fibrosis cardíaca4
Otras14
Mayores de 30 años (n=96)
Enfermedad ateromatosa coronaria73
Displasia arritmogénica6
Miocardiopatía hipertrófica5
Miocarditis4
Otras12

      En nuestro entorno, el principal estudio es el de Manonelles (2007), en el que se analizaron 180 muertes recogidas desde el año 1995 a través del Registro Nacional de Muerte Accidental y Súbita en Deportistas. De estos casos, la mayoría (164) se produjeron en varones, y el fútbol fue el principal deporte implicado (40 casos, 22 %), que sumado al fútbol sala (ocho casos) significa una cuarta parte de todos los casos de muerte súbita en España. En este registro, que incluye la práctica deportiva a todos los niveles, desde el recreativo hasta el profesional, los hallazgos concuerdan con los reportados en la región italiana del Véneto.

      En deportistas jóvenes, en la mayoría de los casos no se identificó ninguna causa concreta, lo que hace suponer que se debieron a arritmias súbitas, causadas por enfermedades eléctricas, también llamadas canalopatías (como el síndrome de Brugada o el QT largo). Estas enfermedades eléctricas solo se pueden detectar en vida mediante el electrocardiograma o la historia clínica, por lo que en caso de fallecer y no disponer de un electrocardiograma previo se quedan sin diagnóstico. Además, la primera causa concreta fue la displasia arritmogénica, una enfermedad que también se sospecha mediante el electrocardiograma. Estos resultados también concuerdan con los del estudio realizado en la región del Véneto. En ambos se sugiere que la displasia arritmogénica y las enfermedades eléctricas del corazón son la principal causa en nuestro entorno, frente a Estados Unidos, donde la miocardiopatía hipertrófica es la causa principal (figura 4.2).

      Es importante destacar que la edad en la que los registros encuentran una mayor incidencia de muerte súbita es entre los 16 y los 20 años. De hecho, en el extenso registro americano mencionado anteriormente, que incluyó 115 casos de muertes súbitas, el 70 % se debieron a causas cardiovasculares, y la edad media fue de tan solo 16±4 años (Maron, 2009). Esto refleja la necesidad de realizar reconocimientos médicos que incluyan una buena evaluación cardiovascular en edades precoces, y de desterrar la creencia de que estos reconocimientos son propios de futbolistas adultos o profesionales.

      En mayores de 30 años, la enfermedad coronaria ateromatosa es la principal causa de muerte súbita, y de ahí la importancia de su estudio con una adecuada historia clínica y prueba de esfuerzo en jugadores de edad superior a los 30 años. Esta causa es la más prevalente tanto en estudios de nuestra área geográfica como en estudios americanos. La edad de mayor incidencia por encima de los 30 años estuvo en los 41 a 45 años. Son muchas las personas que practican un deporte como el fútbol a esa edad, muchas veces de forma ocasional y sin el debido entrenamiento ni las pruebas médicas adecuadas. Por tanto, es importante insistir en que por encima de los 30 años, y más aún de los 40 años, un adecuado reconocimiento cardiovascular es fundamental para practicar deporte con seguridad.

      Figura 4.2. Electrocardiograma con alteraciones patológicas de la repolarización por una miocardiopatía hipertrófica.

       PREVENCIÓN Y GESTIÓN DE LA MUERTE SÚBITA EN EL FÚTBOL

      La prevención y la gestión de la muerte súbita son de gran trascendencia tanto en el fútbol como en el deporte en general. Sin embargo, la alta incidencia que tiene en el fútbol y el elevado número de practicantes de este deporte en nuestro país hacen más necesaria su implementación. Las medidas que se deben tener en cuenta son fundamentalmente cuatro:

      1.Reconocimiento médico. Deben efectuarse reconocimientos médicos que incluyan una adecuada valoración cardiológica,