o a reconocer que se ha logrado una determinada victoria como consecuencia de un reciente cambio de entrenador, cuando, en realidad, éste no ha tenido apenas tiempo de sumar tres o cuatro sesiones de entrenamiento para poder trabajar sobre un modelo de juego determinado.
Sin embargo, esto son sólo ejemplos de lo que escuchamos cada semana cuando, de una manera simplista, se intentan encontrar algunas explicaciones a hechos que por su naturaleza no son nada simples.
Nosotros creemos que un equipo y su «funcionamiento no se basan en un algoritmo o patrón por encima de la conducta de sus elementos, sino en sus relaciones» (Sánchez Ballesteros, véase Seminario-Debate 2000), entendiendo en este caso como elementos a los jugadores.
Desde esta perspectiva, podemos afirmar que el fútbol no es más complejo que antes, sino que por fin empezamos a comprender lo complicado que es.
El cerebro y su estructura biocognoscitiva está preparado para interpretar no dualmente (causa-efecto) la realidad, aunque los prejuicios humanos y la educación para la parcialidad no ayudan. Si esto no se pretende desde una educación para la complejidad, la enseñanza no estará a la altura de la potencialidad mental del ser humano. Estaremos, en sentido estricto, desperdiciándonos.
ROMO SANTOS, en Seminario-Debate 2000
El fin de este trabajo es mostrar cómo puede nacer un modelo de juego de un equipo, teniendo en cuenta algunas variables específicas del fútbol. Antes de seguir, queremos aclarar que sin considerar las características, las experiencias futbolísticas y de vida de los jugadores que componen un equipo no se puede ni imaginar ni planificar una temporada real; por eso, advertimos que el trabajo que se desarrolla a continuación no es más que una visión con carácter teórico basada en nuestras experiencias reales y que en su puesta en práctica puede ser desplegado de diversas formas, ya que cada realidad depende de los elementos esenciales, que son los jugadores. A pesar de todo, nos arriesgamos en la pretensión de describir y argumentar un modelo de juego, así como nuestra metodología de entrenamiento, partiendo de un examen detallado de lo que concebimos cuando hablamos de fútbol.
LEYENDAS
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El fútbol
La visión de la realidad bajo el punto de vista del paradigma de la complejidad nos lleva a considerar el fútbol como un fenómeno complejo que responde a características peculiares.
Un fenómeno complejo es impredecible y su explicación no se puede deducir a partir de sus componentes individuales sin considerar las interrelaciones que existen entre ellas, del mismo modo que en el fútbol tampoco podemos conjeturar sobre el rendimiento de un jugador sin considerar la relación con los compañeros y la interacción con todos los elementos que influyen en un partido: el Messi del Barcelona es diferente del Messi de la selección argentina.
Todos intuimos que dos partidos con condiciones iniciales iguales (campo, jugadores, entrenadores, árbitro, condiciones ambientales) evolucionarán de una manera totalmente diferente (efecto mariposa).1 De igual manera, si proponemos el mismo modelo de juego con jugadores diferentes o con los mismos jugadores en temporadas diferentes, éstos evolucionarán de una forma distinta, de modo que sus cualidades se separan exponencialmente unas de otras. Visto esto, fácilmente podemos reconocer que en un régimen o sistema caótico (no lineal) «es prácticamente imposible realizar predicciones a largo plazo, ya que nunca se van a conocer las condiciones finales del sistema con infinita precisión» (Marco Cuéllar, véase Seminario-Debate 2000).
¿Por qué en el fútbol nos obstinamos entonces en tener una visión mecanicista de la realidad (causa/efecto) si nosotros mismos en nuestro inconsciente la negamos a favor de un mundo complejo?
«La complejidad se ubica en sistemas, entendiendo como sistema la interacción de un grupo de elementos que hacen emerger una conducta global; ejemplos de estos sistemas los encontramos en fenómenos tales como la conciencia humana, las fluctuaciones económicas, el lenguaje, el conocimiento, la conducta del hombre, la evolución de las especies, la geometría fractal o la autopoyesis celular» (artículo en Ciencia y el Hombre, Enrique Sánchez Ballesteros, véase Seminario-Debate 2000), o también en un equipo y su modelo de juego.
A continuación, queremos puntualizar algunos comportamientos de los sistemas complejos para tenerlos como referencias en el dibujo de un modelo.
•El sistema complejo es abierto o, lo que es lo mismo, está en continuo proceso de cambio, interaccionando con el entorno, como un modelo de juego que está condicionado por varios elementos que interactúan entre sí (compañeros, contrarios…).
•Un sistema complejo es fractal, esto quiere decir que «muestra similitudes formales