de defensa).
•Repliegue ofensivo: en este caso se intenta recuperar el balón sobre la zona de medio campo. La prioridad es evitar la progresión del equipo contrario y recuperar el balón (principios 1 y 2 de defensa).
•Repliegue defensivo: con este tipo de repliegue se intenta reorganizar la fase defensiva en la propia mitad de campo. La prioridad es evitar la progresión y defender la portería según la situación (principios 2 y 3 de defensa).
•Repliegue ultradefensivo: consiste en reunir a los componentes del equipo lo más rápidamente posible en zonas muy próximas al área propia. La prioridad es defender la portería (principio 3 de defensa).
Cada equipo puede tener como elección preferente un tipo de repliegue más que otro, no obstante éste también puede estar condicionado por las contingencias del juego.
Los principios del juego colectivo
Estudiando la evolución del juego del fútbol desde la segunda mitad del siglo xix hasta la actualidad y teniendo en cuenta los importantes cambios de algunas reglas del juego (por ejemplo, la regla del «fuera de juego» de 1925), se observa una continua reorganización del fútbol, pasando de un estilo de ataque muy marcado y basado sobre capacidades individuales llamado «Kick And Run»,2 hasta llegar a estilos de juego extremamente elaborados en los que las relaciones entre los jugadores han sido más importantes que los propios jugadores.
Desde el punto de vista defensivo se ha pasado de la defensa al hombre hasta la defensa zonal; de forma general se ha favorecido la colaboración más que la individualización. Si estudiamos este proceso histórico desde el paradigma de la complejidad, se puede llegar a afirmar que con el paso del tiempo se ha intentado reducir más el caos a favor del orden.
La presencia del «desorden» es lo que nos lleva a la búsqueda continua de principios de organización colectiva que intenten reducir la imprevisibilidad, aunque nunca se podrán eliminar definitivamente los factores que la provocan; esto es lo que hace tan atractivo un deporte como el fútbol.
Según el biólogo Roberto Marco Cuéllar (2000):
La vida nace y se organiza en las cercanías de regiones caóticas, precisamente en zonas donde la transición entre distintos atractores sea siempre suave y gradual, evitando la posibilidad de transiciones bruscas que puedan desestabilizar o incluso aniquilar al sistema.
Si identificamos la «vida» con el fútbol, para estar preparados para enfrentar factores desestabilizadores hay que mantener niveles altos de organización (modelo de juego); cuanto más altos están, menos bruscos serán los factores desestabilizadores y mayores serán las posibilidades de adaptación.
Los altos niveles de organización de un equipo dependerán de la mayor o menor asimilación de los principios colectivos del juego para llegar a la formación de los conceptos tácticos, progresando hacia el desarrollo de los medios tácticos grupales, y todo ello relacionado con las intenciones tácticas de cada jugador.
La conducta de un jugador en un partido tiene que estar motivada y condicionada por niveles superiores de la realidad, es por eso que el primer nivel de organización está representado por los propios principios del juego colectivo (Antón, 2002).
Principios específicos del juego colectivo
Cada jugador, independientemente de su función específica y del modelo de juego, según la fase del juego en la que se encuentra (posesión o no posesión), tiene que respetar determinados principios que favorezcan el juego colectivo y de colaboración.
Los principios representan la base en que se sustentan cualquiera de esas intervenciones, el camino o disposición mental que nos permite llegar a cumplir los objetivos y que, por consiguiente, todo jugador debe comprender desde el primer instante y en ningún momento debe olvidar.
CANO, 2008
Los principios son reglas o leyes principales que rigen los comportamientos y las relaciones (Jiménez, 2004, citado en Cano, 2008). Para ser comprendidos y asimilados tienen que estar siempre presentes en cada tarea de entrenamiento y, sobre todo, no ser contradictorios, puesto que se consideran la principal guía para todos los jugadores del equipo.
Antón (1998) clasifica los principios del juego colectivo a partir de una serie de variables que vamos a describir a continuación, incluyendo algunos más de Lillo y Caneda3 que también nos parecen importantes.
Principios específicos comunes del juego colectivo (posesión y no posesión) (Antón, 1998)
•Reducción del número de errores (valoración del riesgo): el jugador debe tener presente que su actuación o no actuación influye sobre todo en el funcionamiento del equipo; en consecuencia, tiene que valorar el riesgo de cada decisión.
•Ayuda mutua (ser siempre útil): el juego del fútbol ha evolucionado aumentando la colaboración entre compañeros: «En cada subfase del juego siempre hay que pensar cómo, cuándo y dónde puedo ser útil para el resto de compañeros de mi equipo».
•El mantenimiento de los puestos (equilibrio de las situaciones espaciales): cada jugador tiene que ser consciente de su función y de su ubicación en el campo para conseguir un funcionamiento óptimo del equipo.
•Distribución equilibradora de los espacios de juego (asegurar los apoyos en amplitud y profundidad en el juego en todo instante): esto significa que hay que asegurar un equilibrio espacial en el sentido vertical (profundidad) y horizontal (amplitud) para un correcto desarrollo de una determinada subfase del juego y, sobre todo, para estar preparados para afrontar un cambio de subfase.
•Variación y alternancia de los medios técnicos individuales y colectivos en situaciones similares (respuestas variadas evitando exceso de previsibilidad): respetando la naturaleza del fútbol, los jugadores tienen que estar acostumbrados a variar sus respuestas motrices en situaciones similares (fomentando la creatividad en los entrenamientos) para poder provocar una conducta errónea del contrario o, por lo menos, tiempos de reacción más largos.
•Sincronización espacial y temporal de las acciones (ajustar cada intervención de cada jugador a las acciones de los compañeros, evitando acciones simultáneas sobre el mismo espacio o muchos jugadores al mismo tiempo sobre distintos espacios): esto significa que los jugadores deben conocer no sólo los distintos medios técnico-tácticos útiles en cada situación, sino que también deben saber coordinarse entre ellos respetando una correcta secuenciación espacio/temporal (timing).
•La adaptación del juego a las posibilidades potenciales propias y a las características del adversario (el sistema debe adaptarse a la fuerza potencial de cada equipo): a la hora de dibujar un modelo de juego no hay que olvidar que los jugadores son los protagonistas, y los contarios, sus antagonistas; esto que parece obvio tiene que ser el punto de salida para no descontextualizar el modelo de juego de la realidad teniendo siempre en mente a quién se entrena y en qué nivel competitivo (calidad de la liga).
•Jugar con la intención del contrario (Lillo, Caneda): es importante que en ambas fases los jugadores sepan reconocer algunas señales de los contrarios que indican un determinado comportamiento para adaptar sus respuestas motrices.
Principios específicos del juego colectivo en ataque (Antón, 1998)
•Cambio rápido y decidido a situación de ataque: un cambio rápido de rol de defensa a ataque permite reducir los tiempos de reacción para aprovechar los momentáneos desequilibrios propios de un cambio de fase de ataque a defensa de los contrarios. El cambio de rol representa la unión entre las fases del juego; por lo tanto, cuanto más se desarrolle este aspecto mental, más fuertes serán las relaciones entre fases.
•Movilización de la defensa atacando permanentemente en amplitud y profundidad: para los defensores es más fácil defender a un equipo estático que no ocupa todos los espacios del juego, por eso quien ataca no tiene que dar muchas referencias al equipo rival (aunque respetando las características de los jugadores, los hay más eficaces para mover el balón, desplazándose