Jordi Fernández Carmona

Todo triatlón


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      Podemos afirmar que el triatlón moderno se inició en 1974 en San Diego, California. Allí, el club de atletismo de la ciudad empezó a utilizar la natación y el ciclismo como prácticas para la preparación en atletismo. Entonces, tal vez inspirados por la historia de unas carreras que se habían celebrado en Francia en la década de 1920, bautizadas con el nombre de Les trois sports (La course de débrouillards y La course des touche à tout), como nos recuerda el triatleta, historiador y escritor Scott Tinley en su Triathlon. A personal history (1998), organizaron el Mission Bay Triathlon, concebido y concretado por Jack Johnstone y Don Shananah el 25 de septiembre de 1974, y que dio la bienvenida a 46 atletas. Tenía un orden inverso al actual (carrera a pie, ciclismo y natación), el mismo orden que en Les trois sports, consistente en una carrera inicial de 3 km a pie, a la cual seguían 12 km en bicicleta y se finalizaba con el nado en el canal del Marne, sin interrupción, como aparece en el periódico francés L’Auto (1920). Y como no podía ser de otro modo, John Collins, el célebre comandante de la Marina estadounidense, fue uno de los 46 participantes, junto con su mujer, Judy, de aquel triatlón en la bahía Mission.

      Se cuenta que durante la ceremonia de entrega de premios del Oahu Perimeter Relay, en 1977, una carrera para equipos de cinco atletas, en la que participaron numerosos representantes de la Mid-Pacific Road Runners y el Waikiki Swim Club, cuyos miembros habían debatido durante mucho tiempo acerca de quiénes eran los mejores atletas de la isla, si los corredores o los nadadores, John Collins dijo que se adaptarían y rendirían mejor los ciclistas. Se basaba en el hecho de que el gran ciclista belga Eddy Merckx, apodado El Caníbal o El Ogro de Tervueren, por su manera de competir y ganar el Tour de Francia (1969-1972 y 1974), el Giro de Italia (1968-1974), la Vuelta a España (1973), la Milán-San Remo (1966, 1967, 1969, 1971, 1972, 1975 y 1976), la Lieja-Bastogne-Lieja (1969, 1971-1973 y 1975), la París-Roubaix (1968, 1970 y 1973), el Giro de Lombardía (1971 y 1972), la Flecha Valona (1967, 1970 y 1972), el Tour de Flandes (1969 y 1975), la París-Niza (1969-1971), la Vuelta a Suiza (1974), la Amstel Gold Race (1973 y 1975) y el Dauphiné Libéré (1971), era el deportista con la mayor capacidad aeróbica (

O2 máx) del que se tenía constancia.

      Ante tal afirmación solo había una salida posible. Poner a nadadores, ciclistas y corredores en una misma competición, en la que todos debían realizar las tres pruebas, y que el ganador del resultado de la suma de las tres competiciones fuera considerado el más fuerte. Y la opción no podía ser otra que combinar las tres carreras de larga distancia de la isla hawaiana: el Waikiki Roughwater Swim (3.862 m; 2,4 millas), la Around Oahu Bike Race (180 km; 115 millas, originalmente un evento que se dividía en dos días) y el maratón de Honolulu (42,195 km; 26,219 millas). Así se gestó el primer Ironman, nombre que designaría a quien terminara la prueba en primer lugar.

      Aquella primera edición del Ironman de Hawái, en la que participaron quince hombres, tuvo lugar el 18 de febrero de 1978. En un artículo titulado Three (huff) races in one (puff) day (‘Tres carreras agotadoras para un día exhausto’), publicado en el Honolulu Advertiser, el viernes 10 de febrero de 1978, Dick Fishback escribió: «El triatlón Ironman de Hawái parece un intento inhumano de llevar al cuerpo a un esfuerzo más allá de lo comprensible y de premiar al superviviente, si lo hubiere, con un trofeo».

      Cuál debió ser el asombro del periodista al ver que doce de los quince atletas que tomaron la salida llegaron a la meta. El ganador, el que tiene el honor de ser el primer Ironman, fue Gordon Haller, un especialista en comunicaciones de la Armada estadounidense y entusiasta del deporte. Los finishers y sus tiempos fueron:

      1.Gordon Haller, 11:46:40

      2.John Dunbar, 12:20:27

      3.Dave Orlowski, 13:59:13

      4.Ian D. Emberson, 14:03:25

      5.Sterling F. Lewis, 14:04:35

      6.Tom Knoll, 14:45:11

      7.Henry Forrest, 15:30:14

      8.Frank Day, 16:38:31

      9.John Collins, 17:00:38

      10.Archie Hapai, 17:24:22

      11.Dan Hendrickson, 20:03:28

      12.Harold Irving, 21:00:38

      Antes de la competición, cada participante recibió tres hojas de papel con las reglas de la prueba y la descripción del evento. En letra manuscrita, en la última página, John Collins sentenció: «Swim, 2.4 miles! Bike, 112 miles! Run, 26.2 miles! Brag for the rest of your life!» (‘¡Natación, 2,4 millas! ¡Ciclismo, 112 millas! ¡Carrera a pie, 26,2 millas! ¡Alardeen durante el resto de su vida!’).

      Al año siguiente, 1979, sin apenas promocionar el evento, se presentaron 28 atletas, entre los que destacó Lyn Lemaire, una ciclista de Boston, que en 1976 había ganado el National Time Trial Championships al completar las 25 millas en un tiempo récord de 1:00:06,7. Lyn se convirtió, no sin sufrimiento como indican sus más de cinco horas para completar el maratón, en la primera Ironwoman, ya que terminó en sexto lugar de la clasificación general.

      Tras esta segunda edición, el Ironman como lo conocemos hoy podría no existir. Collins, quizá motivado por las duras condiciones climatológicas que provocó que solo empezaran quince atletas, además de haber tenido que cambiar la fecha prevista inicialmente, y por el deseo de reunir más participantes para hacer de aquello un buen negocio, pensó en modificar el formato y organizar una prueba por relevos. Pero la suerte quiso, para él y los amantes de este deporte, que un periodista de Sports Illustrated, Barry McDermott, estuviera en la isla para cubrir un torneo de golf que coincidía en fechas con el Ironman. Su artículo debió causar una gran impresión, a juzgar por las diez páginas que la revista dedicó a explicar en qué consistía aquel acontecimiento deportivo. Entonces, durante el año siguiente, cientos de curiosos contactaron con Collins con la intención de participar.

      El creciente interés motivó que en 1982 el Ironman tuviese lugar en la isla de Hawái, la mayor pero la menos urbanizada del archipiélago, y en octubre, en vez de en febrero, lo que determinó que aquel año se celebraran dos ediciones.

      Pero antes de la edición de octubre de 1982, en la de febrero de aquel mismo año, aconteció algo que se considera crucial en el éxito del Ironman, por las épicas imágenes que ya forman parte de la historia de este deporte, y que no son otras que la llegada de Julie Moss exhausta, arrastrándose, para cruzar la meta en segundo lugar en la clasificación femenina.

      Aunque ese tipo de espectáculo en el que la salud del deportista se ve seriamente comprometida no es agradable, y que esa atleta, con formación en fisiología del ejercicio, no supo evitar, resultó que, a pesar de haber sido superada en los últimos metros por Kathleen McCartney, inspiró el mantra de que lo importante era terminar, ser finisher. A mí me gustaría añadir que si bien terminar constituye un éxito, no debería hacerse a cualquier precio, es decir, ni poniendo en riesgo la salud, algo que tristemente veo en demasiadas ocasiones, en algunas alcanzando incluso el dramatismo de la muerte, ni utilizando ningún método insalubre, además de antiético e ilegal, para terminar, como el doping. La cuestión aquí es que ese año se inscribieron mil participantes, el máximo establecido entonces, y que otros mil se apuntaron a un sorteo cuyo premio era tener acceso a más plazas.

      El creciente éxito, año tras año, animó a James Gills a comprar la Hawaii Triathlon Corporation, propietaria de la marca Ironman, por 3 millones de dólares, y a crear la World Triathlon Corporation (WTC).

      Entonces se imponía una fórmula. Para competir en el Campeonato del Mundo Ironman, y nadar en la bahía de Kailua-Kona, pedalear a través del desierto de lava en dirección a Hawi y volver, y correr la maratón por la costa desde Keauhou hasta Keahole Point y vuelta a Kailua-Kona para acabar en Ali´i Drive en la Big Island, había que clasificarse compitiendo en otras carreras, ya fuera como profesional o como grupo de edad, organizadas por Ironman. A juzgar por el incremento de estas pruebas (en junio de 2015 existían más de 200 triatlones bajo el amparo de Ironman, de los cuales