una mezcla de ralentización y aceleramiento del tiempo. Esta desorientación parece que es lo que Simon describió acerca de una competición en la que 11 segundos pasaron como a cámara lenta, pero aun así sintió que todo ocurrió en un instante:
Me sentía como si hubiese reducido el ritmo de todo y me hubiese asegurado de que todo estaba bien, que todo era fluido... Lo sentí muy rápidamente, pero todo era lento al mismo tiempo.
La transformación del tiempo que a veces ocurre en la fluencia puede parecer contradictoria: dependiendo de la prueba y de la manera en que el atleta la encara, el tiempo se experimenta de forma harto distinta. Así, para algunas personas parece que el tiempo se frene en algunas ocasiones, mientras que en otros momentos las horas pasan como minutos. La experiencia de una corredora de resistencia extrema ilustra la sensación de que el tiempo pasa rápidamente:
Durante dieciséis horas y media estuve básicamente fluyendo. Si me preguntas «¿Sentiste que fuesen dieciséis horas y media?», te diría que sentí que sólo fueron tres.
Para algunas pruebas, como un sprint, que necesitan velocidad y requieren reacciones rápidas, es probable que el tiempo parezca que se estira en el estado de fluencia, aportando una aparente oportunidad más extensa para responder de la manera apropiada. Cuando las pruebas duran bastantes horas, como las pruebas de resistencia extrema, la concentración total puede dar la impresión de que las cosas van mucho más rápido de lo que de hecho van, de este modo se mantienen el esfuerzo y la concentración del atleta centradas durante el tiempo necesario.
Parece que la transformación del tiempo es un resultado de la concentración total. Cuando estás completamente centrado en la tarea, no puedes atender al paso del tiempo, el cual, cuando reflexionas más tarde sobre la prueba, puede llevarte a percepciones alteradas sobre cómo transcurrió. Cuando estás concentrado, puedes olvidarte del tiempo, así que la prueba puede parecer que haya acabado «antes de que tú lo sepas». La deceleración del tiempo puede también estar relacionada con la concentración: cuando tu mente está realmente centrada, captas las cosas con más claridad. Por ejemplo, una bola lanzada muy rápida en softball hacia tu bate puede parecer lenta; así es como percibes incluso las costuras y la curva que describe la bola, todo ello en cuestión de milisegundos antes de que el bate contacte con la pelota.
No todos los deportistas experimentan una transformación del tiempo. Perder el sentido normal del tiempo puede depender de si mantener el seguimiento del tiempo forma parte de la tarea deportiva. Un nadador en una carrera, por ejemplo, puede ser consciente de cada segundo que pasa porque parte de su desafío es mantener el seguimiento del tiempo para poder guardar energías para el momento adecuado de la carrera. Así que esta dimensión de la fluencia puede que no sea experimentada tan universalmente como las otras. Cuando se experimenta la transformación del tiempo, puede ser muy liberador vivir un momento atemporal.
COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 9: EXPERIENCIA AUTOTÉLICA
¿Qué es una experiencia autotélica? Es aquella intrínsecamente valiosa, una que escogemos hacer por ella misma. La fluencia es una experiencia autotélica; ésta fue la expresión primera que se utilizó, de hecho, para denotar momentos de plena implicación en lo que se está realizando (véase capítulo 1). Esta es una dimensión que los atletas defienden con convicción, y es lo que hace de la fluencia algo tan tentador; una vez experimentada, se la persigue una y otra vez.
Los deportistas utilizan un amplio rango de términos para describir la parte divertida de la fluencia. Algunos mencionan lo divertido de la experiencia cuando ésta ocurre, con afirmaciones como: «Me sentí magnífico todo el rato», «Fue divertido de verdad» y «Fue como una ráfaga». Otros se centran más en los estupendos que son los movimientos: «te sientes como un campeón, como un verdadero atleta» o experimentas «la estimulación de los movimientos, una señal». Incluso otros atletas describen esta sensación como no sentir dolor, sentirse fuerte, tener inagotables reservas de energía o disfrutar del esfuerzo.
La percepción de actuar perfectamente es otro de los componentes del disfrute y un efecto del fluir. Los atletas explican que están colgados, «chutados», sintiéndose magníficos, y que han experimentado algo tremendamente valioso. «Te da la señal para seguir haciendo lo que estás haciendo», «Lo que consigues es mucho más de lo que pones» y «Saber que puede ocurrir de nuevo te permite seguir adelante durante los malos momentos» son afirmaciones que muestran claramente que la fluencia es tan altamente valorada como extremadamente valiosa para aquellos suficientemente afortunados que la han experimentado.
La experiencia autotélica, tratada más ampliamente en el capítulo 9, es el resultado final de los otros ocho componentes de la fluencia. La fluencia es tan valiosa que los atletas hablan de estar «chutados» por largos periodos de tiempo después. «No puedes bajarte», apunta sencillamente Simon. Todo parece positivo para este ciclista después de ganar una larga y difícil etapa en la cual ha experimentado la fluencia. Incluso teniendo que viajar durante 10 horas inmediatamente después de la carrera que ganó, fue una experiencia especial, como él explica:
Nos metimos en el coche directamente y atravesamos Alemania y la euforia duró todo el viaje. Fue el viaje más corto de mi vida. Normalmente es un viaje de 10 horas. No me importaba tener que ir en coche durante 10 horas en mitad de la noche y meterme en la cama a las cuatro de la madrugada. ¡Era como si no existiesen las preocupaciones! Y no pudimos parar a esas horas en una tienda para comprar nada. No me importaba lo más mínimo. «No, no necesito comer ni beber nada, estoy bien». Y sentía que quería seguir rodando, volver a subir esa colina.
Tales experiencias excepcionales están el alcance de todo el mundo, no sólo de los ciclistas de élite u otros deportistas profesionales. El recuerdo de la experiencia de fluencia llega a ser un faro que nos muestra el camino de vuelta desde las olas rugientes a un puerto seguro. Simon decribe su poderoso efecto de esta manera:
No hay nada, no hay ninguna experiencia en el deporte que sea tan estimulante o valiosa como fluir. Es es lo que [el deporte] es. Es lo que me mantiene pedaleando, sabiendo que quizás podré volver a conseguirlo.
La fluencia nos permite vislumbrar la perfección, y por eso volvemos a intentar experimentarla una y otra vez después de haberla alcanzado. De modo que, ¿hay una manera de encontrar la fluencia en el deporte? Estas nueve características definitorias que acabamos de detallar describen cómo es la fluencia. También contienen las claves para mejorar la calidad de la actividad en nuestra práctica física favorita. Un análisis detallado de cómo cada una de estas dimensiones contribuye a hacer del deporte una actividad más provechosa se presenta a continuación en la segunda parte del libro.
Experimentar la fluencia
PARTE II
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