Julio Calleja González

Fisiología, entrenamiento y medicina del baloncesto (Bicolor)


Скачать книгу

grado de exigencia física, tanto en el trabajo ofensivo como en el defensivo. Es necesario, sin embargo, hacer un análisis más detallado sobre la duración y la intensidad de los esfuerzos en los partidos de baloncesto femenino para poder así realizar una planificación adecuada del tipo, cantidad y periodización de las cargas de entrenamiento.

       4.1. CAPACIDAD Y POTENCIA AERÓBICA

      Los únicos datos que hemos encontrado sobre el umbral anaeróbico en jugadoras de baloncesto son los que refiere Rodríguez Alonso (1998a), quien mediante un test de campo progresivo ha descrito que éstas tienen un umbral de 4 mmol/l de lactato a una velocidad de 12,5 km/h y una FC de 170 pulsaciones/min, lo que supone aproximadamente un 89% de su FC máx.

      El rango de valores de O2 máx publicados en los trabajos que lo han medido de forma directa en jugadoras de baloncesto, rondan entre máximos de 4 l/min y 57,2 ml/kg/min y mínimos de 2,8 l/min y 39,6 ml/kg/min (tabla 8.1).

      Tabla 8.1. Parámetros fisiológicos y físicos de interés para aplicarlos al entrenamiento, medidos en jugadoras de baloncesto de diferentes niveles. Los valores son medias y desviaciones estándar (o rangos).

       4.2. Capacidad y potencia anaeróbica

      Los datos existentes en la literatura sobre capacidad y potencia anaeróbica en el baloncesto femenino son escasos y confusos, en parte por que no existe un patrón para medir estas cualidades, y además en algunas publicaciones se realizan test sin ninguna determinación metabólica. Se han encontrado dos trabajos que han medido la capacidad anaeróbica en jugadoras de baloncesto femenino. En uno han utilizado la prueba en cinta rodante descrita por Cunningham y Faulkner, y se han utilizado tiempos de carrera medios de 38,6 s y LA de 11,4 mmol/l. En el segundo, mediante el método, se ha informado sobre capacidades en torno a un 30% mayores en las bases en comparación con los otros puestos, siendo esta capacidad un 20% mayor en las jugadoras sénior que en las de categoría júnior.

      Para medir la potencia anaeróbica en jugadoras de baloncesto se han utilizado el test de Wingate, el de Margaria, el salto vertical y el salto con contramovimiento.

      La diversidad de los datos encontrados se debe a los diferentes métodos de medición utilizados y al distinto nivel de las poblaciones estudiadas (tabla 8.1).

       4.3. VOLUMEN DE TRABAJO Y DURACIÓN DE LAS CARGAS

      No abundan los datos sobre distancias recorridas por las mujeres en un partido de baloncesto. Oliveira (2001) ha estimado la distancia media recorrida por partido, en jugadoras de la liga femenina portuguesa, en 5.208+281 m (5.357+258, 5.234+238 y 5.046+265, para las alas, bases y pívots, respectivamente) sin observar diferencias significativas entre el primer y el segundo tiempo de los partidos (para los datos sobre intensidad de la carrera ver tabla 8.1). Estos datos son sensiblemente mayores a los descritos por otros autores en baloncesto masculino.

      En cuanto a las acciones de alta intensidad, como el número de saltos, se ha obtenido una media de entre 27 y 35 saltos por partido, siendo las pívots las jugadoras que más veces saltaron (45+6), seguidas por las aleros (33+4), mientras que las bases realizaron un menor número de saltos (28+5). Así mismo, se ha estimado que una jugadora realiza unos 14 esprines de 1 a 4 s de duración por partido.

      Si observamos la duración de los descansos o períodos de recuperación, en baloncesto masculino la mayoría de los esfuerzos tienen una duración de entre 11 y 20 s, con una relación esfuerzo-descanso de 1:1, lo que difiere de los datos publicados por otros autores con una ratio media de 1:1,7 (rango de 1:0,5 a 1:2). En el único estudio que hemos encontrado que mide este parámetro en mujeres, las ratios medias de los esfuerzos y recuperaciones coinciden con los descritos por Colli y Faina (tabla 8.2).

      Además de la alternancia de esfuerzos de alta intensidad con fases de descanso, otra de las características que define este deporte es la gran diversidad de las acciones realizadas dentro de un partido. En estudios realizados en baloncesto masculino, se ha observado que los jugadores realizan más de 997 movimientos distintos, con 105 esfuerzos de alta intensidad por jugador y partido, entre ataque y defensa. Este número de esfuerzos parece ser sensiblemente inferior en el baloncesto femenino.

      Tabla 8.2. Duración de los esfuerzos y las pausas en tres partidos de baloncesto femenino (n=30). Los datos son frecuencias absolutas (FA) y relativas (FR) del número medio de esfuerzos y pausas, así como el cociente esfuerzo-descanso de FA, (modificado de Colli y Faina, 1987).

       4.4. INTENSIDAD DE LOS ESFUERZOS

      La intensidad de esfuerzo de un partido de baloncesto parece ser más alta que la que pensaban los primeros investigadores que se dedicaron al estudio de la fisiología del baloncesto. En jugadoras universitarias americanas se ha estimado que una jugadora pasa el 62% del tiempo por encima del 85% de la frecuencia cardíaca máxima (FC máx), el 30% por encima del 90% de la FC máx, y el 4% por encima del 95% de la FC máx, con un rango de FC en los períodos de actividad de entre 169 y 182 pulsaciones/min y una intensidad media de esfuerzo del 83% del O2 máx. En baloncesto femenino universitario se han descrito FC medias en los partidos de entre 154 y 204 pulsaciones/min tabla 8.1.

      En un estudio realizado con jugadoras de la Selección Nacional, Terrados et al. (1995) han informado sobre una FC media de 177+7 pulsaciones/min (DE) y un rango de entre 140 y 203 p/min. Según Rodríguez Alonso et al. (1998, 2003), las jugadores internacionales en los partidos trabajan alrededor del 95% de la FC máx y las de nivel nacional al 90-91% de la FC máx, mientras que en los entrenamiento se consigue llegar como máximo al 90% de la FC máx. Hay que hacer notar que la FC en los partidos es una variable dependiente de cada puesto, siendo en las bases mayor que en las aleros, y en estas últimas mayor que en las pívots tabla 8.1. Este hecho tiene gran importancia a la hora de la individualización del entrenamiento.

      Terrados et al. (1995) han observado en jugadoras de nivel internacional una LA med en partido de 5,1+24 mmol/l, con un rango de 1,4 a 12,1 mmol/l. El mismo grupo de trabajo ha encontrado LA medias semejantes, con la LA significativamente mayores en las bases. En estos últimos trabajos llama la atención que los valores de la LA del 2º tiempo hayan sido ligeramente inferiores, lo cual podría estar influido por la exigencia física de los partidos, el estado de los depósitos de glucógeno muscular o el consumo de bebidas con hidratos de carbono.

      Hay que resaltar que la mayoría de los datos revisados aquí se refieren a jugadoras universitarias americanas, de categoría internacional o que juegan en diferentes ligas nacionales. La extrapolación de estos resultados a jugadoras de otras edades o categorías debería realizarse con cuidado.

       5. PREPARACIÓN FÍSICA APLICADA AL BALONCESTO FEMENINO

      El principio de la especificidad tiene una amplia aplicación en nuestro deporte, “se compite como se entrena”, por lo que tanto entrenadores como preparadores físicos buscan constantemente el entrenamiento a ritmo de partido.

      Como ha quedado demostrado en el apartado anterior, el baloncesto es un deporte interválico, es decir, una combinación de muy diferentes acciones de distinta duración e intensidad (saltos, esprines, frenadas, acciones de ataque y de defensa, etc.) con períodos de descanso intercalados (tiros libres, faltas, tiempos muertos, etc.).

       5.1. ENTRENAMIENTO