Sonia Núñez Fernández

Técnicas de apoyo psicológico y social en situaciones de crisis. SANT0208


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que, además, modifica la rutina diaria, los contactos sociales provenientes del entorno laboral, disminuyen los recursos económicos y puede conllevar un malestar proveniente de sentirse inútiles sin trabajar, bajando la autoestima.

      A la jubilación se le añade una menor responsabilidad, puesto que los hijos son mayores e independientes. Actualmente, muchas personas de la tercera edad ocupan su tiempo ocupándose del cuidado de los nietos o participando en asociaciones como voluntarios.

      Las redes sociales tienden a disminuir, debido al fallecimiento de los amigos, y aumenta la cantidad de personas solas.

      Esta etapa puede conllevar, en algunos casos, un cambio de residencia, ya que dejan el hogar propio para irse a vivir con algún hijo o ingresar en una residencia.

      En las anteriores etapas no existe el conflicto psicológico, pero en esta sí aparece, debido a que para afrontarlas se requiere una energía que va disminuyendo. Sin embargo, no debe olvidarse que ya han recorrido todo el ciclo y cuentan con el conocimiento de la experiencia.

      4. Las necesidades humanas

      Uno de los autores clásicos en el estudio de las necesidades humanas es Maslow. Sin embargo, pese a ser su teoría una de las pioneras y ser referente indiscutible en la explicación de las necesidades humanas y la motivación para satisfacerlas, puede considerarse que está perdiendo validez, ya que la realidad en la que se establece ya no se ajusta a la vivencia del ser humano actual.

      Abraham Maslow estableció una jerarquía de necesidades que consta de cinco niveles:

       Necesidades fisiológicas.

       Necesidades de seguridad.

       Necesidades de filiación o aceptación social.

       Necesidades de reconocimiento o autoestima.

       Necesidades de autorrealización.

      Se suele describir como una pirámide, en la que las necesidades fisiológicas se encuentran en la base y las de autorrealización en la cúspide. Solo cuando se tienen cubiertos los primeros niveles comienza la preocupación de los siguientes, aunque existe la posibilidad de que por suceder un evento, y pese a encontrarnos en un nivel superior, de pronto volvamos a preocuparnos por niveles más básicos. Tal es el caso de un accidente donde todo lo demás queda relegado a la supervivencia.

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      Necesidades fisiológicas

      El primer escalón de la pirámide de Maslow, como se ha visto, lo ocupan las necesidades fisiológicas o primarias, es decir, aquellas imprescindibles para la supervivencia del ser humano. En estas necesidades básicas se encuentran las funciones básicas de alimentación, agua, oxígeno, necesidades sexuales, etc.

      En nuestra sociedad la mayoría de la población tiene cubiertas las necesidades básicas. Pero si se echa la vista atrás, a la época de nuestros abuelos, pueden reconocerse en sus historias estas necesidades primarias y como todo pasa a un segundo plano cuando no se tiene un plato de comida, por ejemplo. Hoy día siguen existiendo colectivos que precisan estas necesidades fisiológicas, no solo en países lejanos, sino en nuestra misma sociedad.

      Podría parecer que para que nos resulten obvias las necesidades fisiológicas tenemos que hacer un esfuerzo por recordar otra época o por pensar en un país subdesarrollado, sin embargo, el instinto de supervivencia aparece cada día en las situaciones de emergencia. Cuando se acude a una llamada por una crisis sanitaria lo normal es encontrarse con personas para las que lo fundamental, la vida, ha cobrado un significado especial. Puede que un momento antes pensase lo necesario que era comprarse un nuevo perfume para una cita importante y, de repente, al sufrir un accidente de tráfico, no solo olvida el perfume, la cita o la impresión que quiere causar, sino hasta si se siente valorado en el trabajo, si podrá pagar la hipoteca, etc. En ese momento lo importante es de nuevo el primer escalón en la jerarquía de Maslow: asegurarse la supervivencia.

      Necesidades de seguridad

      Una vez cubiertas y compensadas las necesidades básicas, en los individuos aparecen las necesidades de seguridad y protección. Dentro de esta categoría se encuentran la seguridad física, la salud, la vivienda y el bienestar del hogar, la seguridad ciudadana, la certeza de tener empleo, etc. Es decir, en este nivel, en el que el ser humano deja de preocuparse por lo más básico, comienza a preocuparse por proteger sus recursos.

      Para comprender este punto imaginaremos una catástrofe natural, como un terremoto o una inundación. El primer pensamiento lo tenemos siempre en los heridos e, incluso, fallecidos. Pero cuando constatamos que todo el mundo está bien inmediatamente pasamos a considerar el estado de nuestra casa, y pensamos en los costes que nos supondrá que todo vuelva a la normalidad, en definitiva, pensamos en nuestros recursos.

      Necesidades de filiación o aceptación social

      El ser humano por naturaleza siente la necesidad de relacionarse, de ser parte de un grupo social. Cada persona participa en multitud de colectivos (familia, grupo de amigos, compañeros de trabajo, asociaciones, equipos deportivos, comunidad religiosa, etc.). En ellos es donde puede satisfacer su necesidad de filiación.

      En el tercer escalón de la pirámide aparecen sentimientos, como el amor y la amistad, el compañerismo y el afecto.

      Cualquiera que se haya mudado a un lugar desconocido reconocerá cómo a su llegada piensa en llenar la nevera y, cuando se dispone de lo imprescindible, comenzamos a organizar nuestras cosas, objetos que nos proporcionan seguridad y nos hacen sentir a gusto… Más tarde, necesariamente, intentas establecer relaciones sociales (con los vecinos, los compañeros de trabajo o en el parque). El ser humano es un ser social que busca la compañía de los demás porque los necesita.

      Por otra parte, en este escalón no solo se necesita pertenecer a un grupo, sino también sentirnos integrados en él. Nadie quiere ser la “oveja negra” de la familia o el compañero de trabajo a quién nadie le cuenta el último notición.

      Necesidades de reconocimiento o autoestima

      Maslow sitúa en esta escala la necesidad de atención, aprecio, reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama y gloria. Es decir, la necesidad de sentirnos valorados por los demás en nuestras interacciones sociales.

      Por otra parte, el autor señala que solo con el aplauso de los demás no tendremos completa esta necesidad. Nuestra propia imagen es fundamental a este respecto.

      La autoestima, el reconocimiento propio, la confianza y el respeto a uno mismo son pilares imprescindibles para seguir en la búsqueda de la satisfacción plena.

      Necesidades de autorrealización

      Este último nivel es el más difícil se satisfacer. No solo porque para lograrlo haya que conseguir también el resto, sino porque la necesidad de autorrealización es en sí misma un camino duro.

      Algunos autores plantean que muchas personas no llegan nunca a conseguir este nivel de autorrealización. Otros estudiosos han bautizado este nivel con multitud de nombres, tales como “motivación de crecimiento” o “necesidad de ser”.

      Aunque suene a libro de autoayuda, cuando se satisface la necesidad de autorrealización, se encuentra el sentido de la vida. Cubierta toda la jerarquía, parece que es en nuestro propio interior donde está la clave para culminar la pirámide, en la valoración positiva que tenemos de nosotros mismos y de lo que hacemos.

      Para alcanzar este nivel, todos los individuos necesitan alcanzar y completar hasta el mejor punto posible, el resto de niveles y necesidades inferiores.

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      Aplicación práctica

      Une con flechas las diferentes necesidades de la jerarquía de Maslow con sus correspondientes conceptos:

      Necesidades: