Klaus H. Carl

Manual de metodología del entrenamiento deportivo


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entrenamiento a una ciencia hizo que las proposiciones se volvieran cada vez más específicas y enrevesadas, de modo que la praxis del entrenamiento a menudo no comprendía los postulados científicos, lo hacía con dificultad o se despreocupaba de ellos como de algo irrelevante. Parece inevitable que la práctica y la ciencia del entrenamiento desarrollen, al aumentar su grado de evolución, esferas de interés independientes y a veces contrapuestas, y se guíen por criterios diversos a la hora de valorar la práctica deportiva. No obstante, para asegurar que los nuevos descubrimientos científicos se sigan transmitiendo a la propia práctica y que, por otra parte, la ciencia siga teniendo presentes los problemas reales de la práctica del entrenamiento, se hace imprescindible la existencia de una instancia de intermediación y decodificación. Creemos que la función esencial de una “Metodología del entrenamiento”, en especial de este libro, consiste en acometer esta tarea, que va más allá de una pura didáctica de la práctica deportiva.

      Un entrenamiento eficaz, en el actual nivel de desarrollo de la praxis deportiva, sigue estando orientado por la teoría, esto es, se sigue basando en esquemas y modelos de validez general (representaciones simplificadas de la realidad), pero también sigue presuponiendo en los deportistas en activo, entrenadores y asesores una gran cantidad de experiencia muy subjetiva. Así, uno de los más veteranos entre los entrenadores alemanes, Toni NETT, comenta ya en su libro de 1960 sobre la carrera en atletismo, dirigiéndose a los entrenadores y preparadores de la Federación Alemana de Atletismo, que quienes de entre ellos conocieran las leyes naturales que explican los efectos de una herramienta de entrenamiento estarían a salvo de cometer errores graves al entrenar. Y el entrenador de remo Karl ADAM (1975), que en los años 60 obtuvo una serie de éxitos, sobre todo en la categoría de K-8, escribía 15 años más tarde que siempre había lamentado su incapacidad para poner en relación su entrenamiento con los principios admitidos de las ciencias exactas: Física, Química y Fisiología.

      El modo de acceso al conocimiento científico, el interés por éste (variables según los individuos) y las experiencias concretas como atleta o preparador hacen que cada entrenador adquiera un estilo y un esquema de entrenamiento en gran medida personales. Los factores que determinan la elaboración de un esquema individual de entrenamiento, imprescindible para el éxito en el trabajo de entrenador –esquema al que en lo sucesivo denominaremos teoría de uso–, están resumidos en el siguiente esquema:

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       Figura 1: Factores que se toman en consideración para una “teoría de uso” del entrenador.

      Los conocimientos científicos entran en la teoría de uso del entrenador como perfiles –consolidados empíricamente– de exigencias especiales del rendimiento, como regularidades en los procesos de adaptación, particularmente en la relación que se da entre las realizaciones específicas del entrenamiento y los efectos por éste, como procedimiento de diagnóstico del rendimiento, como criterios para elaborar esquemas de evaluación y como reglas de entrenamiento revisadas con métodos científicos. La visión del entrenamiento deportivo como un “proceso pedagógico de perfeccionamiento deportivo, llevado a cabo según postulados científicos”, como expone por ejemplo HARRE (1982, 17 y ss.), puede considerarse y aceptarse, en nuestra opinión, como declaración programática de un cierto optimismo científico, pero no como la realidad en la práctica del entrenamiento.

      Para la teoría de uso de cada entrenador, la experiencia recogida y sistematizada por numerosos entrenadores expertos y la propia experiencia subjetiva, sometida a reflexión, constituyen, como viene ocurriendo hasta la fecha, un requisito previo a toda acción, que no puede ser sustituido por ningún saber científico. Como un cuarto grupo de factores, las condiciones particulares de una modalidad deportiva y de un lugar de entrenamiento se incorporan a la teoría de uso. La toma en consideración de reglas de competición específicas, el contacto con aparatos o sitios especiales de entrenamiento o de competición, y los puntos clave y combinaciones de tipos y formas de entrenamiento, derivados de los perfiles de exigencia de la modalidad en cuestión, originan un saber específico de la modalidad que constituye un componente imprescindible de la teoría de uso.

      La eficacia de la actividad de entrenadores, profesores de Educación Física y preparadores físicos requiere, ciertamente, una teoría de uso lo más extensa y diferenciada posible. Los deportistas deben tener siempre claro que las teorías y esquemas del comportamiento son principios de validez general, a los cuales el comportamiento individual debe tratar de adaptarse en la mayor medida posible. Para comprender las regularidades del comportamiento individual y tomarlas en consideración a la hora de planificar el entrenamiento, es imprescindible documentar y ponderar cuidadosamente los esfuerzos realizados en el entrenamiento, los efectos conseguidos y los rendimientos exhibidos. Sólo entonces es posible gestionar y reglamentar el entrenamiento con éxito. Hoy se puede constatar, sobre todo en quienes viven la práctica del entrenamiento, un abismo entre la actividad teórica y la práctica que cada vez dificulta más su interacción. A nuestro juicio, existen tres causas fundamentales que explican esta situación.

      En primer lugar, los “prácticos” dan por sentado que la metodología del entrenamiento es ya la “teoría de uso”. Quienes se encuentran en este terreno práctico casi nunca admiten que sólo la capacidad para sintetizar la propia experiencia con la teoría de validez general habilita para un entrenamiento eficaz. Como segundo factor, las publicaciones sobre ciencia del entrenamiento, tanto por su concepción como por el lenguaje empleado, suelen ser escasamente comprensibles para quien vive la práctica del entrenamiento como realidad cotidiana. Si además no se dan pistas para la decodificación del saber científico, el “práctico” verá los trabajos científicos como algo irrelevante en la mayoría de los casos. En tercer lugar, a menudo falta en el sector de la práctica una disposición para aproximarse a los estándares y formas de procedimiento de la ciencia, que son en parte difíciles de entender.

      Este manual, junto con el objetivo mencionado al principio, pretende elaborar criterios y reglas para la actividad de entrenamiento, y asimismo tender puentes entre quienes se dedican a la práctica y a la ciencia del entrenamiento. Todas las partes interesadas deberían ser conscientes de que la práctica del entrenamiento seguirá siempre planteando preguntas a las que la ciencia del entrenamiento no puede responder, y para las cuales la metodología del entrenamiento no dispone de reglas.

      1 Análisis del rendimiento deportivo y del sistema de entrenamiento como requisito para un rendimiento óptimo

       Los objetivos principales del entrenamiento son básicamente los siguientes: influir de modo sistemático sobre los estados de rendimiento deportivo visibles en el individuo, exhibir rendimientos deportivos y / o conseguir los mayores éxitos individuales, en particular en la competición deportiva. Así, el entrenamiento puede efectuarse en distintos ámbitos de actuación, partiendo de distintos niveles de rendimiento y de dedicación según los individuos. De acuerdo con esto, el entrenamiento puede tener lugar en el deporte de alta competición, el de tiempo libre (con o sin competición) o el deporte para la salud y el mantenimiento, así como en el ámbito escolar. Puede ser realizado por deportistas de alto nivel mundial, o por personas de rendimiento medio o bajo. El individuo puede realizar una sesión de entrenamiento durante varias horas al día o sólo una vez a la semana; puede llegar hasta el límite de sus reservas frente a la fatiga o esforzarse sólo levemente.

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      El programa de entrenamiento que se ha de llevar a cabo resulta de la diferencia entre los objetivos de entrenamiento que se pretende alcanzar y el estado de rendimiento individual ya alcanzado. El entrenamiento realizado, dependiendo del potencial genético individual, determina el modo en que el estado de rendimiento deportivo evoluciona, y con ello el nivel de dicho rendimiento o el éxito que se puede alcanzar en la actividad deportiva.