Karen Clippinger

Anatomía y cinesiología de la danza


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esqueleto presenta dos divisiones principales: el esqueleto axial (L., relativo a un eje) y el esqueleto apendicular. Como su nombre implica, la porción axial forma el «eje» central y vertical del esqueleto, y comprende el cráneo, la columna vertebral, el esternón y las costillas (figura 1.4A). El cráneo contiene 28 huesos, que forman la cara (huesos faciales) y el resto de la calavera (huesos craneales). En este libro, dicha área se simplifica hablando de los huesos del cráneo como una unidad. El cráneo desempeña una función esencial de protección para el vulnerable encéfalo y desempeña un papel importante al acoger los sentidos de la vista, el olfato, el gusto y el oído. El esternón (G. sternon, el pecho) y las 12 costillas con sus cartílagos conforman el tórax, que ofrece protección a los pulmones y el corazón. Treinta y tres vértebras forman la columna vertebral. El carácter segmentario de la columna le confiere flexibilidad y la hace capaz de gran variedad de movimientos. Las vértebras adyacentes forman un conducto que acoge y protege la importantísima y frágil médula espinal.

      El esqueleto apendicular se compone de los huesos de las extremidades (apéndices), que penden o se unen al esqueleto axial, como se ve en la figura 1.4B. El esqueleto apendicular contiene dos divisiones adicionales, el par de extremidades superiores y el par de extremidades inferiores. La extremidad superior está compuesta por los huesos de la cintura escapular, el brazo, el antebrazo, la muñeca y la mano. La cintura escapular está formada por un par de clavículas y escápulas (también llamadas omoplatos). El hueso del brazo se llama húmero (L., hombro), mientras que los huesos del antebrazo son el radio (en el lado del pulgar; L., bastón) y cúbito (L., brazo). La porción superior de la mano contiene dos filas de huesecillos llamados carpianos (ocho huesos); les siguen cinco radios presentes en la «palma» de la mano, llamados metacarpianos, y los catorce huesos de los dedos, que se llaman falanges.

      La extremidad inferior se compone de los huesos de la cintura pélvica, el muslo, la pierna y el tobillo-pie. La cintura pélvica se compone de un par de huesos coxofemorales, llamados huesos innominados o coxales, que se conectan por delante entre sí y con el sacro por detrás. En los niños pequeños, estos huesos están formados por tres huesos distintos: el ilion (porción superior de la pelvis en forma de ala), el isquion (porción inferior) y el pubis (porción anterior). Estos huesos se fusionan más adelante. El hueso del muslo se llama fémur, y los huesos de la pierna son la tibia y el peroné. La tibia es el hueso más grande de estos dos, y es el que más soporta el peso del cuerpo. El peroné actúa de puntal en la cara externa de la tibia. La rótula se localiza en la cara anterior de la porción inferior del fémur. La región del tobillo y el pie contiene siete huesos localizados en el área del tobillo y porción superior del pie, que reciben el nombre de huesos del tarso; cinco radios óseos componen el cuerpo principal del pie, llamados metatarsianos, y catorce huesos localizados en los dedos se denominan falanges. Fijémonos en la similitud de la arquitectura del pie y la mano; la diferencia estriba en que la mano cuenta con un hueso más en el carpo que el pie en el tarso.

       Puntos óseos de referencia

      Además de estos nombres ya mencionados para describir los huesos del esqueleto, a menudo se usan otros para puntos específicos de un hueso dado. Estos términos son útiles para describir la localización específica de los vasos sanguíneos y nervios, o las inserciones de tendones, ligamentos y fascias. Estos lugares suelen adoptar la forma de depresiones, orificios, protuberancias o apófisis, como se describen en la tabla 1.2. Estos términos se aplicarán cuando se describan con más detalles las articulaciones individuales en los capítulos siguientes de este libro.

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Nombre Definición Ejemplo
Depresiones y orificios
Fosa Un hueco o depresión Fosa ilíaca
Agujero Un orificio o conducto en un hueso Agujero obturado de la pelvis
Seno Cavidad o espacio espongiforme en un hueso Seno del tarso en el pie
Protuberancias y apófisis que ayudan a formar articulaciones
Cóndilo Protuberancia redondeada en el extremo de un hueso que interviene en la formación de una articulación Cóndilos de la tibia
Carilla Área plana y lisa mediante la cual un hueso entra en contacto con otro Carillas de las vértebras
Cabeza Relieve esférico en el extremo de una porción estrecha, con forma de cuello, de un hueso que interviene en la formación de una articulación Cabeza del fémur
Proyecciones y apófisis en que se insertan músculos
Cresta Un gran reborde Cresta ilíaca
Epicóndilo Eminencia localizada encima de un cóndilo Epicóndilos del fémur
Línea Una excrecencia menos pronunciada Línea áspera del fémur
Maléolo Una apófisis redondeada Maléolo lateral del peroné
Apófisis espinosa o espina Una protuberancia afilada con forma de espina Espina escapular
Trocánter Protuberancia de gran tamaño Trocánter mayor del fémur
Tubérculo Pequeña protuberancia redondeada Tubérculo lateral del astrágalo
Tuberosidad Protuberancia redondeada Tuberosidad isquiática

      El esqueleto humano está compuesto por distintos huesos que se unen y forman segmentos o eslabones. La conexión entre huesos adyacentes o cartílagos se llama articulación. Estas articulaciones cumplen dos funciones principales pero divergentes: mantener unido el esqueleto y dotarlo de movilidad. Hay muchas clases de articulaciones, con variedad de conexiones y movimientos posibles.

       Clasificación de las articulaciones

      Las articulaciones se clasifican de acuerdo con el tipo de tejido conjuntivo que las mantiene unidas