de la agroecología en las formas dignas de co-existencia
Nathaly Jiménez Reinales
Juliana Cepeda Valencia
Rutas y caminos hacia otras formas de habitar Bogotá-Región
Juliana Cepeda Valencia
Carlos Enrique Corredor Jiménez
Nathaly Jiménez Reinales
María Angélica Arias Naranjo
Educación en agroecología. Estrategia para lograr la vida querida en contextos rurales
Arlex Angarita Leiton
Estrategias juveniles para la transformación del campo: Campinagro-reencantamiento del joven rural
José H. Gallego A.
Daniel H. Vanegas R.
Dossier de aportes para la educación rural; pedagogías para la co-existencia
María Angélica Arias Naranjo
con la colaboración de
Ingrid Tatiana Fernández
Jairo Andrés Peña
Mónica Beatriz Silva Gutiérrez
Santiago Manuel Sáenz Torres
Nicolás Gaitán-Albarracín
Lina María Cortés
Jairo Andrés Peña
Jhon Freddy López Medina
Como compiladoras, agradecemos a todas y todos los artífices de la transformación social en Colombia, manos y corazones que hacen de las experiencias agroecológicas muestras ejemplarizantes de co-existencia, dignidad y armonización, pese a las escasas condiciones que favorecen su desarrollo en el territorio.
Un agradecimiento especial a las personas detrás de las formas dignas de co-existencia en Bogotá-región: Samzará, Mercado Agroecológico Tierra Viva, Jero el granjero, Red de Permacultura de la región del Tequendama, La Canasta Agroecológica, Parque temático en salud pública Chaquén, Reserva natural de la sociedad civil Tenasucá y Tienda agroecológica La Canasta Solidaria. Al Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA) en el Cauca. Al etnocampesinado organizado en el Nodo Mocoa. A la región sur de Bolívar y los protagonistas del “Campus Universitario del Sur de Bolívar (CUSB)”. A la Red de Jóvenes por el Oriente de Caldas, al Jardín Botánico de la Universidad de Manizales y los hacedores de Campinagro en Manzanares. Al Colectivo de Agroecología Tierra Libre, al programa UTOPIA de la Universidad de la Salle, al Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica (PEAMA), sede Sumapaz de la Universidad Nacional de Colombia y al Laboratorio de Innovación para la Paz.
A los autores, que con una lectura atenta y respetuosa han interactuado, hecho parte y puesto al servicio su labor cuidadosa de reconocer, visibilizar y acompañar las formas dignas de co-existencia en Colombia.
A la Red Nacional de Agricultura Familiar (RENAF), por todo el esfuerzo de articulación que desde el 2012 ha logrado configurar en el país y que nos honra con su presencia en la Cátedra Unesco de Desarrollo Sostenible.
Al Convenio entre el ZEF de la Universität Bonn y el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la Universidad Nacional que financió parcialmente la investigación aquí consignada, vinculando a Juliana Cepeda Valencia como beneficiaria del “Programa bilateral de apoyo a la formación doctoral en construcción de paz, ambiente y desarrollo en Colombia” con el proyecto “Identificando y valorando formas dignas de co-existencia: ciudadanos y comunidades que apuestan por el desarrollo territorial”.
A la Editorial Universidad del Rosario (Juan Felipe Córdoba), por su trabajo coordinado para desarrollar el proceso editorial que da como resultado la publicación de esta obra.
A Gabriela González, por su apoyo en traducción, y a las asistentes de investigación Juanita Delgado y Sofía Pérez, por su colaboración.
Y, sobre todo, a la Tierra y su inconmensurable generosidad y paciencia para con esta humanidad que poco a poco aprende a cuidarse como se cuidan las abejas y a honrarla como lo hacen las semillas.
Prólogo dinámico. Un libro urgente
Gustavo Wilches-Chaux
Texto y contexto
Desde cuando recibí el primer borrador de este libro, en enero de 2020, decidí que el título del prólogo que Juliana Cepeda y Nathaly Jiménez me invitaron a escribir sería: Un libro urgente. Mantengo esa decisión porque este libro es cada día más urgente… Y le agrego un antetítulo: Prólogo dinámico.
Juliana y Nathaly son coautoras, junto con todas las demás personas que, con sus teclados y con sus herramientas de labranza, han contribuido a la construcción de este vivero de esperanza.
En ese momento, y desde varias décadas atrás, una creciente cantidad de las personas que somos parte de este país (de este planeta en general) requerimos con urgencia argumentos concretos para reafirmar la esperanza —o para recuperarla quienes la hayan perdido— en que la vida misma, de la cual los seres humanos también somos expresiones, encontrará estrategias adecuadas para superar esta multitud de crisis interrelacionadas que se tornan cada vez más complejas, y que, de una u otra manera, se han convertido en la manera de existir de una multitud de especies (hoy me atrevo a escribir que incluida