personas. Los cambios van a existir, el mundo no será el mismo, muchos países heridos en lo económico, el empleo escaso y la pobreza en aumento, terreno fértil para probarnos como sociedad, si seguimos como hasta hoy o nos convertimos en constructores de un mundo mejor. Seguramente solo nosotros en nuestro interior podemos encontrar la respuesta. No todos pensamos igual, pero yo creo firmemente que si nos propusiéramos cambiar, intentar superar diferencias, tener ideologías, pero con respeto por el otro, practicar la tolerancia, no reaccionar con violencia a lo que no nos gusta, ponernos en el lugar del otro, sé que soy el primero que debe hacerlo, sería el inicio de un camino seguramente muy interesante.
Qué es la vida sino un aprendizaje, una serie de momentos, alegres, tristes, intensos, tranquilos, de adquisiciones o de pérdidas, pero sin duda todos de una forma u otra nos han marcado, nos han construido en la persona que hoy somos, la pregunta sería si estamos conformes, nos quedan metas, tenemos sueños, por años se ha escrito y analizado sobre la felicidad. Qué difícil, ¿no?, teorizar sobre un tema que hace al ser humano, existe una sabiduría que explique los sentimientos y las sensaciones, humildemente creo que no, suelo pensar que son los momentos que vivimos y mucho de la felicidad reside en la memoria de estos. Me cuestiono a veces también, como seguramente harán muchos, sobre mi vida, hoy con 61 años tengo ganas, me siento vivo, a veces hago balances de mi camino, que, gracias a Dios, nunca fue rutinario, desde mis años de ejército, mi paso por lo social, lo sindical y lo político, podría decir que tuve muchos desafíos, una adrenalina que siempre fue mi alimento como típico escorpiano y seguramente cada quien ha vivido de la mano de las circunstancias que le tocó atravesar y habrá acumulado sus propias experiencias. Habrá quien se sienta satisfecho, quien no le guste innovar, que crea que está en el lugar, el tiempo y la realidad que necesita, nunca ha sido mi caso, siempre en la búsqueda de crecer, de superarme, de ampliar horizontes, pero hoy con una familia hermosa, disfrutando de los nietos y después de las últimas campañas políticas, ya me di cuenta de que los años han pasado y el físico no es el mismo y en la inquietud que nunca he podido dejar, decidí que quiero escribir, que quizás habiendo pasado el tiempo de la acción, hoy pueda ser más útil volcando en letras experiencias de vida, que a lo mejor puedan servirle a otro, en su búsqueda, su reflexión o sus deseos. Solo, no como consejo, no soy quién para darlos, sino como comentario, para aquellos que crean que su vida es una rutina, que no encuentran su lugar, sepan que todos tienen algo para dar, una potencialidad que existe en su interior y que es única, un aporte a sí mismo y a los demás, no importa la edad, el momento o las dificultades, búsquenlo, siéntanlo y nunca piensen que no pueden, siempre existirán voces agoreras, personas que se resistan a dejarlos volar, pero sepan que hacer lo que uno siente, lo que se ama, lo que siempre se tuvo ganas, vencer los miedos, atreverse a ser, el desafío de intentarlo, el camino que se transite y lograrlo, quizás sea la mejor definición de felicidad, simplemente un humilde aporte para reflexionar.
Hoy es una tarde gris, llovizna y hace frío, típica del invierno, me siento al teclado, mi cable a tierra, el lugar donde dejo fluir las palabras, escribo y siento a la vez, es como una conexión con mi interior y con quien leerá quizás mi escrito, disfruto de pensar que otro pueda compartir este momento, una intimidad que permiten las palabras, que genera la posibilidad de ser uno con el lector y en un pequeño instante compartir un cálido lugar de espacio y tiempo. Una historia, una reflexión, un comentario, hoy no, nada más tengo ganas de sentirme conectado, sé que hay una luz, una energía que nos une, que se expande y quería gozar de esa sensación, no un goce físico, sino espiritual, el roce de las almas, que nos desnuda y nos muestra tal cual somos, vulnerables a veces, con temores otras, a lo mejor sueños, pero siempre es hermoso descubrirlo. La verdadera belleza reside en el interior y muchos la guardamos en lo profundo y mostramos al mundo una coraza, en casos para sentirnos seguros, fuertes y en otros por miedos, baja estima o quizás traumas, recuerdo haber dejado salir una lágrima hace muchos años cuando murió un amigo, disimulada rápidamente, porque los hombres no lloran, conceptos de crianza y costumbrismo, pero que en definitiva no volví a hacer. Confesión conmigo mismo, seguramente la más difícil, conversar con uno requiere tiempo, porque conocemos nuestros secretos, no existen el engaño o la mentira, el disfraz y menos la complacencia. Qué buen momento para detenernos, solo un instante, cerrar los ojos y sentirnos, un ejercicio de contemplación, que quizás pueda alguien hacer conmigo, en silencio, dejar que el tiempo no corra, que las imágenes como en una película pasen frente a nosotros, ser partes del todo, la energía presente puede sentirse, un calor que recorre el cuerpo y una sensación de paz, equilibrio y armonía. me sumerjo en un océano de luz donde todos podemos ser. Si alguien pudo sentirlo, fuimos uno un segundo. Dice un viejo adagio “yo y mi padre somos uno y uno con Dios es la mayoría y esa mayoría somos todos y a la vez uno con el universo”.
Bueno, solo eso, soy fan de Serrat y él dice “hoy las musas han pasao de mí”, quizás es mi caso o tal vez no...
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