Elena Pérez-Moreiras López

Sinergias entre la psicología y el coaching


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de la silla vacía es un emblema de su enfoque que incluye la posibilidad de relacionarse con distintas partes de uno mismo, prestando especial atención a las expresiones somáticas o corporales de esa relación.

      Aunque en cierto sentido se trata de una reversión de la Psicología dinámica, donde los profesionales capacitados tratan la enfermedad mental del paciente, la terapia gestáltica sirvió para que las personas fueran responsables de su éxito personal. Reflejando muchos principios básicos de la escuela cognitiva, se consideró que el proceso era más importante que el resultado inmediato y que los intereses de la persona o del paciente presumiblemente dirigían el diálogo entre él y su terapeuta. Por ello, el proceso era necesariamente una función del presente en lugar de serlo del pasado, lo que fue una ruptura con Freud y su principio psíquico de la memoria de experiencias pasadas.

      La terapia Gestalt mantiene que las personas pueden llegar a entenderse a sí mismas solamente en relación con las personas que las rodean, de las que el terapeuta es una más entre muchos, y en relación con el entorno en que esas personas viven y trabajan.

      Ellis rompió con la tradición freudiana en los años 60 para crear su propia psicoterapia basada en las relaciones entre el pensamiento consciente, las emociones y la felicidad. Su terapia emotiva racional se basa en la convicción de que podemos cambiar nuestro pensamiento a través de la forma en que nos hablamos a nosotros mismos, lo que llevó a lo que los coaches llaman «reformulación» y «re-languaging» (parafraseo).

      Bandler y Grinder, provenientes del campo de la lingüística, crearon la PNL, que inicialmente modeló e imitó el lenguaje intuitivo de Erickson, Satir y Perls. La premisa básica era que el lenguaje está enlazado con nuestra neurología y refleja la estructura interna de nuestro cuerpo, por lo que la forma en la que estructuramos el lenguaje y las relaciones son una indicación de la forma en la que estructuramos la realidad. La PNL aportó al Coaching la visualización, la repetición, la modelización y el valor de hacer las preguntas correctas.

      Dilts, entrenador de PNL que estudió con Bandler y Grinder, introdujo el poder del pensamiento sistemático como marco para hacer buenas preguntas. En 2003 Dilts escribió From Coach to Awakener, donde define el Coaching como el proceso de ayudar a las personas y a los equipos para que rindan al máximo en sus capacidades. Implica extraer las fortalezas de las personas, ayudarlas a superar las barreras y limitaciones personales a fin de conseguir su máxima capacidad, facilitándoles que funcionen de la forma más efectiva como miembros de un equipo. Así, el Coaching requiere enfatizar tanto las tareas como las relaciones.

      Dilts ve el Coaching más orientado a la consecución de resultados que al análisis de los problemas. Cree que los coaches deben hacer énfasis en el cambio a la vez que se concentran en definir y alcanzar objetivos específicos.

      Identifica dos tipos de Coaching: el Coaching de ejecutivos y el Coaching personal, dentro de los cuales distingue el Coaching con C mayúscula, y el coaching con c minúscula, más centrado en el nivel conductual que en el fomento de la toma de consciencia profunda de los recursos, habilidades y del desarrollo de la competencia consciente.

      Define las competencias y habilidades del Coaching con C mayúscula como cuidado, guía, acompañamiento-Coaching, enseñanza, tutoría o mentoring, patrocinio y despertar.

      La Psicología Humanista no solamente estableció el trabajo como elemento fundamental en la esencia del Coaching, sino que también escribió sus líneas más notables en cuanto a los roles del coach y del cliente, así como la naturaleza de la relación entre ellos.

      Conclusiones

      Stober (2006:18) identifica los conceptos clave que el Coaching ha adoptado de la Psicología Humanista:

       Visión de la persona y de su potencial de auto-realización orientado hacia el crecimiento.

       Relación entre el profesional y el cliente construida sobre los principios de colaboración y discusión directa de los temas en cuestión.

       Empatía y consideración positiva incondicional por parte del profesional, lo que lleva a la autenticidad, la sinceridad y el acuerdo mutuo.

       Visión holística de las personas, considerando el equilibrio entre la experiencia de la persona y su carácter único.

       La disponibilidad de elección y la responsabilidad resultante.

      De todos los psicólogos humanistas, Maslow y Rogers destacan las competencias más importantes de la ICF: la necesidad de establecer confianza e intimidad con el cliente y el desarrollo de la presencia del cliente.

      Laura Whitworth, una de las autoras de dichas competencias, y colaboradora del modelo de Coaching Coactivo, señala la influencia de la Psicología Humanista Transpersonal en la toma de consciencia, la elección, centrarse en el presente, confiar en el proceso, el entendimiento y el fomento del bienestar de los demás (comentario de L. Whitworth, 2006).

      La Psicología Humanista no solo incluye enfoques de la investigación positiva tradicional, sino también enfoques alternativos basados en la filosofía europea, como la fenomenología y el énfasis espiritual de la Psicología Transpersonal (Bohart Greening, 2001:82).

      El término, usado por primera vez por William James a principios del siglo XX y convertido en escuela del pensamiento por Abraham Maslow, es una extensión del nivel superior de la jerarquía de las necesidades de Maslow, llamada experiencia cumbre.

      Combina ciertos tipos de elementos de la Psicología Humanista con los antiguos principios de la filosofía oriental, naciendo con el deseo de encontrar un lugar para la espiritualidad en el contexto de la Psicología.

      Los psicólogos transpersonales intentaron separar la consciencia de la mente de las personas y reconectarla con el universo. Dicen que solo después de que las necesidades básicas de la existencia humana se hayan satisfecho, la persona puede alcanzar la realización personal, y una vez alcanzado ese nivel, el paso final en el desarrollo personal es la transcendencia a una consciencia espiritual.

      Aporta al Coaching una apreciación del potencial espiritual y de las cualidades transcendentales y transpersonales de la existencia que los coaches pueden usar para ayudar a sus clientes en el proceso de auto-descubrimiento.

      Según Sir John Whitmore, la Psicología Transpersonal aportó ideas sobre la voluntad y la intencionalidad. Si piensas que el aumento de conciencia lleva a una mejora del rendimiento, imagínate el nivel de mejora cuando hay un objetivo o una dirección concreta a seguir. Las ideas claves del Coaching Transpersonal se basan en el descubrimiento del poder de quién es uno realmente.

      Subdisciplinas de la psicología y aportaciones al coaching

      Una vez explicados cada uno de los enfoques de la Psicología desarrollados durante estos dos siglos, la doctora Brock hace un análisis de algunas de las subdisciplinas de la Psicología, dividiéndolas entre las que han proporcionado técnicas prácticas y las que han aportado teorías o conocimiento al Coaching.

      Subdisciplinas de la Psicología aplicada:

      1 La Psicología Clínica

      2 El asesoramiento psicológico (Counseling)

      3 La consultoría desde la Psicología

      4 La Psicología Organizacional

      5 La Psicología Deportiva

      Subdisciplinas de la Psicología teórica y de investigación:

      1 Psicología del Desarrollo

      2 Psicología Educativa

      3 Psicología de la Salud

      4 Psicología Biológica o Biopsicología

      5 Psicología Positiva

      1 La Psicología Clínica La historia de la Psicología Clínica está ligada a las dos guerras mundiales