años antes de su muerte, en una entrevista insistió en que nunca había dejado de creer que «al final uno siempre es responsable de lo que haya sido de él», algo parecido a su lema «el hombre se hace a sí mismo».
Para Sartre, los seres humanos no somos el resultado de un diseño inteligente (ideado por un dios); nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construimos nosotros mismos mediante nuestros actos.
La responsabilidad, ese concepto que distinguimos de la culpa, que nos hace dueños de nuestros actos pues asumimos sus consecuencias, ya fue entendido así por Jean-Paul Sartre, para quien cada uno es el único responsable de sus decisiones. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad.
Para los existencialistas en general, los individuos son libres de escoger su propio camino; tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que les lleve.
Merleau-Ponty (1908-1961)
Filósofo fenomenólogo francés, fuertemente influido por Edmund Husserl.
Es frecuentemente clasificado como existencialista debido a su cercanía con Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, así como por su concepción «heideggeriana» del ser, aunque posteriormente, debido a su litigio con Sartre, Merleau-Ponty negó pertenencia o acuerdo con dicha filosofía.
Merleau-Ponty habla de la primacía de la percepción, ya que esta es activa y constitutiva, y una primacía de la experiencia, donde toda conciencia es conciencia perceptiva. El cuerpo propio es una condición permanente de la existencia; constituye la apertura perceptiva, como la «creación» de ese mundo.
Psicoterapia existencial
En la actualidad, la psicoterapia existencial podría entenderse más como una herramienta de desarrollo personal que como una práctica terapéutica propiamente dicha, ya que uno de sus principales axiomas es considerar los problemas de las personas más como asuntos que emergen ante las dificultades encontradas por el hecho de vivir que como indicadores de salud o enfermedad. Estas dificultades, lejos de suponer dolencias que hay que tratar, son oportunidades para desarrollar nuestros recursos, potencialidades personales y alcanzar una existencia más significativa y responsable.
Es por lo tanto un enfoque que, en vez de promover una «correcta» o «adecuada» forma de vivir, proporciona un marco para reflexionar y hacernos preguntas que aumenten nuestra perspectiva.
Para todo ello es indispensable tomar conciencia de las posibilidades de cada uno, ampliar la perspectiva de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, y contemplar a la persona en evolución y desarrollo, en movimiento y proceso constantes.
La relación se da entre el «terapeuta» y el cliente a través de lo que se denomina «diálogo existencial», o un debate en el que predomina la conversación para buscar y clarificar las creencias acerca del mundo de manera que se llegue a un mejor entendimiento de los conflictos internos y los objetivos de la existencia que se dan en el día a día.
No hay una desigualdad entre cliente y terapeuta; este no asume la dirección al decirle al cliente lo que debe hacer. No se le considera como «el gran conocedor de la verdad» sino como la persona que sabe dialogar y facilitar la reflexión acerca de nuevas posibilidades.
En esta relación el cliente puede repasar sus experiencias con el terapeuta, quien cuestionará, retará y explorará, pero que no tiene respuestas que puedan sostener al otro sino solo propiciar el diálogo que facilite su reflexión.
El cliente está dispuesto a tomar la responsabilidad de su propia vida en este proceso, digamos «terapéutico», donde se mejora el conocimiento de uno mismo.
Es esencial enfocarse hacia la libertad de elección dando forma a la propia vida, abriendo y explorando otras posibilidades de ser, reflexionando acerca de nuestra particular manera de estar en el mundo, ya que la realidad es inter-relacional y anterior a la formación de la identidad como un «yo» independiente.
Un «yo», o una visión de uno mismo que es siempre cambiante y está en continuo proceso de construcción, interpersonal y contextual. Esta construcción se promueve teniendo en cuenta el mundo que nos rodea, observándolo e interaccionando con él y con los otros.
La psicoterapia existencialista trata el sufrimiento como una oportunidad. Tiene además una función sanadora, ya que promueve una búsqueda profunda y una reflexión formal.
Frente a otro tipo de procesos terapéuticos, este no se enfoca en el «por qué», en las causas, sino que se detiene en el nivel descriptivo hacia el «qué» y el «cómo», algo propio del método fenomenológico, según el cual «los hombres perspicaces juzgan que el fiarse de lo que se ve y se toca es una limitación: no todo lo que hay que ver está a la vista, no todo lo real es tangible. Sin embargo, la apariencia debiéramos considerarla todos como testimonio irrecusable de un ser presente: lo que se ve es algo que está ahí. Pero nos parece que lo visible ya no es lo evidente; que el ser puede ser engañoso; que la apariencia no es la realidad».
A través de este método, lo que la psicoterapia existencial impulsa es:
Nuestra particular experiencia de ser-en-el-mundo-con-otros.
Examinar, confrontar y revalorar los límites auto-impuestos y los asignados al mundo.
Una manera dialógica de ser del cliente, actitudes, valores, creencias y juicios, explícita o implícitamente, para conocer o cambiar su manera de ser.
El ser es una experiencia manifestada en emociones y respuestas afectivas que son significativas.
Para la visión existencial, la experiencia siempre es intencional. En palabras de Ernesto Spinelli, cada vez que noto, descubro, me doy cuenta de algo y hablo de mi experiencia, realizo un acto de interpretación, selección y reflexión. En este sentido, cualquier referencia a una experiencia pura es desde este punto de vista una falacia.
Para la fenomenología, los opuestos son el principal criterio de contraste y una característica indispensable para la conciencia; de esta manera solo conocemos la tristeza por la alegría, o el frío por el calor, etc.
Principales escuelas contemporáneas de psicoterapia existencial
Ludwig Binswanger, Medrad Boss | Análisis existencial |
Viktor Frankl | Logoterapia y análisis existencial |
Eugene Minkowski, Kart Jaspers, Ronald D. Laing, David Cooper, Thomas Szasz | Psiquiatría existencial |
Emmy Van Deurzen, Ernesto Spinelli y Hans Cohn | Escuela inglesa de Psicoterapia existencial |
James Bugental, Rollo May, Irvin Yalom, etc. | Escuela norteamericana de Psicoterapia existencial |
Buber, Martin | Terapia dialogal |
Laengle, Alfred | Análisis existencial personal |
Escuela latinoamericana de Psicoterapia existencial |
Viktor Frankl8
Nos gustaría subrayar algunas de las ideas y aportaciones de la Logoterapia de Viktor Frankl, por su influencia en el Coaching y en las prácticas de desarrollo personal. Ahí van algunas de ellas:
El carácter indivisible de la persona.
La diferenciación entre causa e intención.
La psicoterapia orientada a fines y objetivos.
La búsqueda del «sentido de la vida» y su importancia en la psicoterapia.
La relevancia del diálogo y la relación terapéutica.
Conclusiones
Las aportaciones más significativas del enfoque existencial al Coaching son: