Como sostiene Edward Bach, ser terapeuta –en cualquier rama– es una vocación, y los terapeutas, más que elegir, son elegidos para esta tarea. Pero también se requiere una cierta preparación para el oficio. Los talentos son dones recibidos, mas no alcanzan a ser herramienta suficiente si no van acompañados por el cultivo de las habilidades y valores propios, en este caso del campo terapéutico floral, y de una práctica que nunca es sobrada.
Este libro refleja el trabajo desarrollado por el autor en torno de la experiencia clínica con esencias florales a lo largo de casi 40 años.
Con indudable criterio didáctico, se presenta en tres partes. La primera está destinada a la doctrina diagnóstica, la segunda a la prescriptiva, y en la tercera se incluye un conjunto de diversos escritos sobre clínica y terapéutica, que hacen referencia a conceptos muy necesarios a considerar en el tratamiento con esencias florales.
Los instrumentos de los cuales se vale el terapeuta para hacer su labor son los remedios florales. Los remedios curan, pero es la relación la que sana a través de ellos. Muchas personas son capaces de prescribirlos luego de un entrenamiento adecuado, pero no todas están preparadas para ser terapeutas. Ser oficiante demanda saber el oficio, y el oficio del terapeuta floral no se reduce a curar, sino que consiste en sanar, ser facilitador del plan de la evolución.
Eduardo Grecco nació en Argentina y reside actualmente en México. Formado en el campo de la psicología y el psicoanálisis, investigó la obra de Jung, como así también la Bioenergética y la Psicología transpersonal. Es autor de varios libros de autoayuda y de Terapia Floral, campo en el cual es un reconocido maestro, y como tal lleva varios años impartiendo cursos y conferencias en distintos países de América y Europa. Algunos de sus libros publicados por esta Editorial son: Terapias Florales y Psicopatología, Volver a Jung, Sexo, amor y esencias florales, Muertes inesperadas, La bipolaridad como don, Despertando el don bipolar, Bipolaridad como oportunidad y Constelaciones familiares y bipolaridad.
Eduardo Horacio Grecco
Flores de Bach Hecho y proceso diagnóstico, prescripción y terapéutica
Presentación
Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas,
pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana.
Carl G. Jung
Considero que la presencia en la práctica de la Terapia Floral durante casi 40 años es la fuente principal de este libro, en el cual reúno un conjunto de trabajos y textos que giran en torno de la experiencia clínica con esencias florales. Tal vez por el origen de mi formación profesional –el psicoanálisis–, imaginé desde el comienzo de mi trabajo con remedios florales que uno aprende a ser oficiante de este arte, no tanto en un ámbito académico como gracias al proceso de ser paciente floral. Y hoy sustento este principio con mayor fuerza y conocimiento.
Es cierto que ser terapeuta, en cualquier rama, es una vocación –como sostiene Edward Bach–, y que los terapeutas más que elegir somos elegidos para esta tarea, pero esto no quita que el llamado requiere una cierta preparación para el oficio. Los talentos pertenecen a un ámbito de dones que cada quien habrá recibido, pero que no alcanzan a ser herramienta suficiente si no van acompañados por el cultivo de las habilidades y valores propios, en este caso del campo terapéutico floral, y de una práctica que nunca es sobrada.
En cada oficio, quien lo ejerce se auxilia con las herramientas pertinentes del mismo. Los remedios florales son los instrumentos de los cuales se vale el terapeuta para hacer su labor. Los remedios curan, pero es la relación la que sana a través de ellos. Toda persona es capaz de prescribir remedios luego del entrenamiento adecuado, pero no todos están preparados para ser terapeutas. Ser oficiante demanda saber el oficio, y el oficio del terapeuta floral no se reduce a curar sino que consiste en sanar, ser facilitador del plan de la evolución.
Este libro se presenta en tres partes. La primera está destinada a la doctrina diagnóstica. La segunda a la prescriptiva, y en la tercera se incluye un conjunto de diversos escritos sobre clínica y terapéutica que hacen referencia a conceptos muy necesarios a considerar en la tarea terapéutica con esencias florales.
Tengo conciencia de la dificultad de transmitir un saber clínico que siempre es singular y particular, pero esto no inhibe la circunstancia de tener un espacio para delinear alguna reflexión que funde puntos de doctrina que resultan operativos. Tal vez mañana otras experiencias lo cuestionen y replanteen, pero hoy son parte de mi realidad como practicante del oficio de terapeuta floral.
Quiero agradecer a la maestras Mónica Guadalupe, Matías Medina, Cecilia Araque Ballesteros y Krystel Escudero Córdova por la colaboración en la revisión de contenidos de este libro.
Eduardo H. Grecco
México, 2020
Prólogo
Mucho se ha escrito sobre Terapia Floral en los últimos veinte años. En estas dos décadas hemos asistido a una proliferación de trabajos, que inicialmente giraban alrededor de los Remedios Florales del Dr. Bach, por ser este el primer sistema terapéutico organizado y sistematizado para su uso y prescripción, que además ha dado sobradas muestras de su eficacia en la práctica clínica.
Tiempo después comienzan a surgir en distintas partes del mundo los trabajos de otros investigadores que, conociendo la obra fundamental de Bach, pensaron con toda lógica que era factible comenzar a experimentar con las plantas nativas de cada país. El resultado fue una increíble expansión de las posibilidades terapéuticas para quienes nos dedicamos a la tarea de “curar con flores” los padecimientos de nuestros pacientes.
En la Argentina, este proceso vertiginoso de la Terapia Floral llega a comienzos de los 80, donde algunos grupos aislados, primero de homeópatas, luego de médicos y psicólogos, se reúnen para conocer la escasísima literatura existente sobre los Remedios Florales de Bach. Sin embargo, la difusión de esta terapéutica quedó por unos años limitada al ingreso en alguno de esos grupos de estudio.
Hay una segunda etapa, que podemos llamar de expansión de la Terapia Floral, donde comienza a estudiarse y transmitirse a nivel institucional, y desde ese momento comienza a crecer ininterrumpidamente. En esa etapa, hay un hombre que marca el rumbo, congrega a otros colegas, investiga, difunde y comparte sus conocimientos, logrando de este modo que la enseñanza llegue a muchas personas ávidas de encontrar nuevas respuestas para el alivio de sus pesares y los de sus semejantes.
Ese hombre es Eduardo Grecco. Tuve el privilegio de estar a su lado en aquellos momentos iniciáticos; hemos compartido muchas horas de trabajo, reflexión y también diversión (ya se sabe que el humor es igualmente terapéutico); hemos viajado a transmitir nuestras experiencias a distintos lugares, y aún lo seguimos haciendo.
Si bien hoy el destino nos tiene ubicados en lugares distantes geográficamente, la magia de las esencias florales cada tanto nos toca con su varita y nos reúne en algún punto común del planeta; solo que la pequeña familia floral de aquellos años ha crecido y hoy compartimos lazos de amistad con muchos otros colegas.
Además –y esto lo sabemos quienes nos volcamos a esta disciplina–, Eduardo es un prolífico autor en la materia, y gran parte de la extensa bibliografía floral con la que hoy contamos es fruto de su inagotable creatividad. Otra prueba de ello es este libro que me ha tocado en suerte prologar.
Nos introduce aquí a uno de sus temas favoritos, la clínica floral, a menudo olvidada por muchos terapeutas deseosos de conocer distintos sistemas florales pero con escasas herramientas metodológicas a la hora de posicionarse frente al paciente y saber qué hacer.
Si bien se lo ha repetido lo suficiente, no está de más reiterar que la Terapia Floral no es