todos). Siempre y cuando se tenga ambición por mejorar, nos espera un mundo por descubrir y posibilidades todavía por explotar.
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Mejorar el cuerpo y la mente
¿Acaso el crecimiento exponencial del Pilates, un método de acondicionamiento físico poco conocido antes del año 2000, se trata de una exageración publicitaria? ¿A qué se debe ese crecimiento repentino al que el autor Malcolm Gladwell, autor del bestseller The Tipping Point [La clave del éxito], calificaría como una epidemia? Las razones de la enorme popularidad del Pilates radican en sus diversos y muy profundos beneficios, que no se limitan a la mejora de la condición física y del rendimiento deportivo, ni a la mejora del aspecto físico ni a una mayor sensación de bienestar.
Si la comunidad de la danza lleva tanto tiempo beneficiándose del Pilates, será por una buena razón. A juzgar por sus proezas y por el nivel físico que alcanzan, los bailarines son deportistas supremos. Sin embargo, las exigencias que imponen a sus cuerpos son enormes y es muy alta la incidencia de lesiones; hay varios estudios que apuntan a una incidencia incluso mayor que entre los jugadores de fútbol americano. Los bailarines necesitan un régimen excepcional de acondicionamiento físico que complemente su entrenamiento de danza y que ayude a la prevención y rehabilitación de lesiones. Como bailarín que soy, he afirmado en muchas ocasiones que, por las muchas carreras profesionales de bailarines que ha impulsado o salvado con su método, Joseph Pilates es el héroe anónimo del mundo de la danza. En la actualidad, todo el mundo puede beneficiarse del método que durante tantos años han utilizado los bailarines como entrenamiento alternativo, y disfrutar de muchos de sus mismos resultados.
Los deportistas fueron los primeros en recurrir con asiduidad a formas de entrenamiento alternativo y en reconocer sus profundos beneficios. Y, sin embargo, sólo ahora comienzan a percatarse de la existencia del Pilates y a reconocerlo como una modalidad legítima de entrenamiento alternativo para mejorar el rendimiento y prevenir lesiones. Muchos de estos deportistas pueden permitirse cualquier forma de acondicionamiento para mejorar su rendimiento, y el hecho de que tantos se decanten por el Pilates es un claro testimonio de su valor. Lo practican golfistas de máximo nivel y los mejores nadadores del mundo; la mayoría de la élite de los bailarines, patinadores artísticos y tenistas. Los jugadores más rápidos y que más saltan en los deportes de pelota, y todo un elenco de actores, cantantes y músicos. Al mismo tiempo, es la mejor elección para aquellas personas que nunca han hecho ejercicio y una excelente incursión en el mundo del fitness.
En el año 2000 di una conferencia sobre cómo mejorar el rendimiento deportivo por medio del método Pilates. Durante la preparación de aquella exposición, y de manera informal, entrevisté a varios nadadores olímpicos para preguntarles qué buscaban en un régimen de entrenamiento alternativo y cómo pensaban que el Pilates podría ayudarles a mejorar sus resultados. Las respuestas fueron variadas, si bien la mayoría de los entrevistados identificaron dos objetivos: mejorar la fuerza del núcleo y explorar los beneficios del control y el poder sobre el cuerpo y la mente. Ambos conceptos son inherentes a la esencia del Pilates, y muy pocos regímenes de entrenamiento, por no decir ninguno, alcanzan estos objetivos con tanta eficacia como el Pilates.
¿Es el Pilates adecuado para todas las personas? Sí. ¿Elegirá todo el mundo el Pilates como régimen de acondicionamiento físico? No. No todo el mundo sintoniza con el enfoque de Pilates, y es posible que no sea la mejor elección para ciertos objetivos del entrenamiento. Por ejemplo, para los culturistas interesados en aumentar su masa muscular es mucho mejor el levantamiento de pesas. Quizá los velocistas que quieren ganar rapidez y agilidad prefieran ejercicios pliométricos u otras formas de entrenamiento resistido. (Aunque soy de la opinión de que incluso los culturistas y velocistas se beneficiarían enormemente de algunos aspectos del Pilates, como la potenciación de la fuerza del núcleo corporal, el aumento de la conciencia y el control del cuerpo y la flexibilidad.)
Aun así, la adaptabilidad y el enorme atractivo del Pilates son asombrosos. Es apropiado para un amplio espectro de la población, ya que sus beneficios no se limitan a los jóvenes ni a los superentrenados ni a los superatléticos. Durante mucho tiempo mi opinión ha sido que, en esencia, los dos estratos de la población que más se benefician del Pilates son los jóvenes y los mayores, los dos extremos del espectro de la población. He sido testigo de cambios positivos producidos por el Pilates, y que me han sorprendido incluso a mí, en la postura y alineación del cuerpo, en el peso y la distribución de la masa corporal. He visto cambios positivos en la estética, el rendimiento deportivo y la capacidad para el desempeño de actividades cotidianas. Mis alumnos han compartido conmigo historias entrañables sobre la mejoría de sus relaciones personales y sexuales. He presenciado y experimentado en mí mismo los resultados de programas de rehabilitación postraumática o postoperatoria que incorporaban Pilates y cuyo éxito superó todas las expectativas. Suena demasiado bien para ser cierto. Sin embargo, estos resultados no dejan de darse una y otra vez en todo el mundo, razón por la cual la comunidad internacional está tomando nota. Pese a que se requieren más estudios científicos, los ya existentes corroboran muchos de estos hallazgos anecdóticos y confieren credibilidad a la práctica del Pilates.
Está claro que el Pilates no es una poción mágica que lo cure todo y consiga cambios instantáneos. Todo cambio requiere tiempo y cierto grado de compromiso y disciplina. La dedicación habitual, pongamos que de tres días por semana a la práctica de Pilates, durante seis semanas, dará como fruto inevitable algunos cambios positivos. Pese a que algunos cambios serán inmediatos –por ejemplo, un cambio en la conciencia corporal, en la activación de los músculos y en la alineación del cuerpo–, la mayoría de los cambios y adaptaciones requerirán tiempo para que dejen una impronta en el sistema neuromuscular, para que transformen los músculos y para que esa transformación se integre en la vida de una persona.
Una de las experiencias más gratificantes de toda mi vida profesional con el Pilates fue trabajar con una mujer llamada Stella, que acudió a mí con 76 años, y que sufría de escoliosis grave y numerosos desequilibrios musculares y estructurales. La literatura médica niega a esas alturas de la vida toda posibilidad de obtener cambios en la alineación, en la postura o incluso en el movimiento. Más bien al contrario: lo más probable es que afirme que sin cirugía ni corrección ortopédica durante la preadolescencia, no es posible obtener cambios significativos en la alineación del cuerpo en etapas posteriores de la vida. Sin embargo, Stella trabajó con una dedicación y un grado de compromiso que pocas veces he visto. Fue un ejemplo para todos, también para mí, con independencia de la edad y del nivel de forma física. Al terminar la primera sesión con Stella, me di cuenta de que era un caso único, y ella fue consciente de haber hallado un sistema que podía mejorar muchísimo su vida. Unas pocas sesiones más tarde, mejoró su conciencia corporal y comenzó a detectar los inmensos desequilibrios que atenazaban su cuerpo. Pasadas treinta sesiones, Stella se movía de forma diferente, su postura había mejorado, y la confianza en sí misma era mayor; de hecho, fue toda su vida la que cambió. Esas mejoras tempranas le hicieron darse cuenta de que era sólo el principio, y de que era imprescindible una dedicación a muy largo plazo –no de días, semanas o meses, sino de años–. ¡Y no cabe duda de que mantuvo su grado de compromiso!
¿Se trató sólo del método, de los ejercicios y los aparatos? No lo creo. Fue Stella, fue su visión positiva, su determinación y su fuerza vital. el Pilates le procuró un vehículo y las herramientas para que se produjeran los cambios. ¿Se le enderezó la columna de repente? Por supuesto que no. A su edad no podría producirse un cambio de ese calibre en la estructura ósea. No obstante, cambiaron su alineación, su control muscular y la eficacia de sus movimientos. La intensidad de sus dolores se redujo de manera radical, y comenzó a disfrutar con relativa soltura de sus actividades cotidianas, en especial de su adorada jardinería. No exagero si afirmo que el Pilates le dio una nueva oportunidad en la vida.
Creo de veras que el cuerpo es el templo sagrado de todo lo que oculta en su interior. En el cuerpo reside la esencia de lo que somos y es quien encarna nuestro verdadero potencial. Aunque he pasado gran parte de mi vida afinando mi cuerpo como si de un instrumento musical se