fotografiar a pequeñas distancias, como permiten los objetivos macros, podrá enfatizar sutiles detalles de los bebés, que al ampliarlos después a gran tamaño adquieren una inusitada belleza: las delicadas curvas de sus labios, sus dedos diminutos, las pestañas incipientes… Al acercarse mucho obtendrá una pequeña profundidad de campo, que le vendrá bien para concentrar la atención sobre esos detalles pero hace más difícil enfocar correctamente. Por ello, le recomiendo que use diafragmas no excesivamente abiertos y compruebe bien que la zona enfocada es la que desea destacar. Si desea usar diafragmas bastante abiertos, como en esta imagen de Alba Soler, asegúrese de situar su cámara paralela al plano del bebé que desea mantener a foco, para que todos los detalles de dicho plano se encuentren a la misma distancia de enfoque. Otro aspecto clave en la fotografía macro de bebés es el tratamiento del color de su piel en la postproducción digital, como le explicaré en los capítulos 8 y 9.
Canon 5D Mark II, Canon 100 mm f/2,8, ISO 200, f/2,8, 1/125 s.
CONSEJO
Si su presupuesto no le alcanza para un objetivo macro específico para fotografiar a corta distancia, puede optar por usar lentes de aproximación o anillos de extensión acoplados a su objetivo normal. Las lentes de aproximación se enroscan en la parte exterior del objetivo y consiguen que éste enfoque a menores distancias. Sus precios oscilan entre 10 y 50 euros, muy por debajo de los más de 500 euros para un buen objetivo macro. Los anillos de extensión permiten aumentar la distancia entre el objetivo y el sensor de la cámara, consiguiendo que su objetivo enfoque a distancias mucho menores. Habitualmente se venden en conjuntos de tres anillos de 10, 20 y 30 mm, por precios entre 50 y 180 euros. Como puede apreciar, los anillos son algo más caros que las lentes de aproximación pero tienen la ventaja de que le valdrán para todos sus objetivos; mientras que si se decide por las lentes de aproximación tendrá que comprar varias diferentes con las roscas específicas del diámetro de los objetivos con los que vaya a usarlas.
Los anillos de extensión y lentes de aproximación son un poco más incómodos y lentos de usar, porque primero tendrá que elegir el adecuado para el rango de aproximación que desee o probar con varios diferentes hasta encontrar el rango de ampliación deseado. Obviamente, también la calidad de imagen conseguida con las lentes de aproximación es inferior a la de un buen objetivo macro. No obstante suele ser más que suficiente considerando que lo que prima en este tipo de fotografías no es la resolución y nitidez, sino la capacidad del fotógrafo de elegir detalles atractivos y sugerentes que emocionen a los padres al volver a verlos en el futuro.
Con su objetivo 105 mm macro Manuel González se acerca a detalles diminutos de los recién nacidos que, a ser posible, puedan ser muy característicos. Después, en el procesado, convierte sus fotografías a blanco y negro para acentuar las líneas y detalles, así como evitar que sean muy visibles los cambios de color en la piel por las marcas y roces de los primeros días.
Izquierda: Canon 5D Mark III, Sigma 105 mm Macro, ISO 400, f/3,5, 1/160 s.
Derecha: Canon 5D Mark III, Sigma 105 mm Macro, ISO 400, f/2,8, 1/250 s.
Hay fabricantes que producen algunos tipos de objetivos especiales que son usados ocasionalmente en fotografía de niños. Entre los más habituales se encuentran los objetivos de la marca Lensbaby que permiten obtener desenfoques más acusados que con objetivos tradicionales, ofreciendo un aire más mágico a sus fotografías. Además, con ellos se logran desenfoques en planos paralelos a la cámara, al bascular el objetivo hacia los lados, un efecto imposible de realizar en cámaras convencionales digitales pero muy habitual entre los usuarios de las cámaras técnicas de gran formato. En cualquier caso, asegúrese siempre de haber realizado sus tomas fundamentales en una sesión con niños antes de lanzarse a experimentar con este tipo de objetivos.
Pepa Valero controla todo el proceso y factores que intervienen en la creación de sus fotografías, desde el diseño de la escena y estilismo, hasta el más pequeño detalle para lograr el resultado deseado. Para esta imagen buscaba una imagen en clave alta y ajustó la iluminación para que fuera suave y dominaran los tonos claros. Incentivando el juego de la niña con su reflejo, dedicó unos minutos a buscar esa expresión de sorpresa que había imaginado para la imagen. En el postprocesado digital presta mucha atención al color buscando esquemas específicos para cada campaña, e incluso para cada niño si es muy especial, como esta curiosa pelirrojilla.
Nikon D800, Nikkor 24-70 mm f/2,8, ISO 1600, f/2,8, 1/160 s.
Iluminación
Muchos fotógrafos especializados en niños optan por la luz natural o continua en sus estudios. La luz continua tiene la ventaja de poder disparar secuencias de varias fotografías con lo que es más fácil que no se escape algún gesto o mohín divertido. Pepa Valero trabaja habitualmente en su estudio con luz natural que entra por una ventana de unos 4 por 2,70 metros. “No obstante también tengo dos flashes D1 de Profoto y un B1, un B10 y un Multiblitz antiguo, pero que utilizo a veces como luz continua, aunque también disparo con él. También construí dos paneles de 1 x 2 metros con dos cajas en aluminio blanco forradas de papel plata con tubos fluorescentes y filtradas con un panel de PVC blanco, que me dan una luz muy interesante”. Las utilizo con niños más mayores y gente joven porque dan un aspecto muy de publicidad. Y por supuesto un reflector con una cara dorada y otra blanca de 1 x 2 metros, imprescindible. En localizaciones cerradas suelo apoyarme en el B1 y el B10, al ser portátiles son muy cómodos, aunque últimamente coqueteo con el B2, me gusta mucho. ¡Y por supuesto el reflector!, eso no falla. Cuando hago exteriores no utilizó nada, hace tiempo salía con flashes de mano, antorchas o el B1, pero últimamente no los uso. Me gusta trabajar ‘a pelo’, ni siquiera llevo reflector”.
En gran parte de sus sesiones Alba Soler trabaja en localizaciones en exteriores, donde busca usar la luz existente como base y complementarla con una unidad de flash portátil Profoto B1 o B2 si es necesario. Alba considera que “no siempre la solución es tan sencilla como usar exclusivamente la luz existente o encender el flash. Conviene evaluar la luz disponible en la escena y considerar si puede mejorarse con luz de flash u otro tipo. Usar la luz natural permite concentrarse más en el niño y la escena, sin tener demasiado aparataje técnico que puede abrumar o distraer al niño. Además, la luz natural tiene muchos matices en función del lugar. No hay que limitarse a la luz dorada de atardecer o a la luz suave bajo la sombra de unos árboles, hay también luces muy atractivas en otros lugares. A mí me gustan especialmente los grandes ventanales de edificios antiguos, como casinos, bibliotecas u hoteles. También, simplemente, la luz sin sombras que hay bajo los toldos de una terraza o kiosko, una luz que ilumina casi desde todas direcciones pero con una mínima direccionalidad para que el rostro no quede excesivamente plano”. Puede ver algunos ejemplos de fotografías que ilustran estas ideas de Alba Soler en el capítulo sobre Preadolescentes.
Esquema de iluminación usada por Manuel González en gran parte de sus fotografías de estudio. Se basa en un flash de estudio situado a 45º del eje sujeto y cámara, montado con un accesorio de ventana rectangular de gran tamaño para conseguir una luz difusa.
Manuel González nos explica que, a pesar de dominar la técnica y conocer numerosos esquemas de iluminación, utiliza una sola fuente de luz principal, porque según nos dice Sol solamente hay uno; por esa razón tan sencilla utiliza una única fuente de luz, por