María López-Herranz

Liderazgo Campeador


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de nuestras letras, como Cervantes o Fernando de Rojas. Sus especialistas, ahora, deberán tomar Liderazgo Campeador como modelo e imitarlo para dar una utilidad práctica a obras tan excepcionales como El Quijote o La Celestina, que, estoy convencido, todavía no han dicho su última palabra. De todos modos, no me competerá a mí hablar de ellas, pues esa misión corresponderá a profesionales de la talla de María. En lo que a mí respecta, siempre podré decir que tuve el honor de presentar la obra pionera de todas ellas.

      Dr. Alfonso Boix Jovaní

      Medievalista especializado en el Cid

      Prólogo

      Reconozco que cuando nuestra autora, María López-Herranz, me invitó a prologar su Liderazgo Campeador tuve la sensación contradictoria tanto del agradecimiento inesperado por ser la persona sugerida para hacerlo como del vértigo por el desafío de lo que la autora me solicitaba.

      He podido trabajar con María y aprender, observándola escuchar, a extraer conclusiones certeras a situaciones complejas con pocas palabras –qué difícil es hacerlo como lo hace ella, pues denota que entiende de lo que habla y aconseja, y de ahí su madera de líder–, y tengo la oportunidad de que colabore con nosotros en algunas de nuestras iniciativas, por lo que, desde hace tiempo, he podido contar con su visión y consejo.

      Reconozco que me ha gustado, en estos días de preparación y reflexión para poder escribir estas palabras, tener la oportunidad de leer su libro, poder meditarlo, subrayarlo y que mi prólogo pueda servir como un arranque a la obra que nuestro lector va a tener en sus manos, cuyo contenido, bien armado por María, estoy seguro de que les resultara tan útil y ameno como a mí.

      En Liderazgo Campeador el lector tiene ante sí no solo una magnífica guía bien conducida, y aun mejor documentada, para profundizar sobre estos temas con un hilo argumental consecuente, sino que se volverá necesariamente una referencia imprescindible de consulta y que se debe tener cerca para cualquier persona que necesite, en un momento dado, un punto de reflexión respecto a su evolución, su desempeño como líder con sus equipos, o una actualización –que todos deberíamos hacer con alguna frecuencia– y refresco profesional. Podría ver a María dando curso, con respuestas bien formuladas y mejor elaboradas, a las observaciones o preguntas que pudiesen hacerle terceros, totalmente alineada en su quehacer profesional con la obra que aquí nos presenta.

      Haber ligado conceptos que, en algunos casos, nos podían resultar familiares con la propia evolución de nuestro conocido Ruy Díaz de Vivar –el Cid Campeador– es una inteligente herramienta para que todos estos conceptos fluyan como relato en la creación de un manual que construye el arquetipo de un conjunto de valores de los que, quienes tenemos la oportunidad de poder liderar equipos, deberíamos concienciarnos con humildad a aplicar, escuchando y haciendo crecer a los demás, para que, lo que fluye de vuelta, nos ayude a ser mejores personas, mejores líderes, mejores profesionales.

      Comparto con nuestra autora la importancia de la comunicación y su relato coherente en la construcción de la estrategia que cualquier líder en cualquier campo deba articular. Cualquier plan debe partir de un propósito y sobre todo de un porqué como visión de inspiración y solución que incorpore el cómo para aglutinar y no excluir, y que conduzca, en esa suma de porqué, cómo y qué a una realidad que una en un objetivo común. Porqué –a dónde vamos y qué es lo que nos proponemos–, cómo –de qué manera lo conseguiremos, cómo lo haremos–, y, por último, el qué, solo descartando el qué como primera opción de arranque del proyecto, habremos dedicado tiempo suficiente con el porqué a profundizar y contar con pocas palabras algo que puede ser tan abstracto, difícil y laborioso como definir nuestro proyecto, qué pretende conseguir y cómo nosotros como líderes conduciremos nuestros recursos y esfuerzos.

      En este Liderazgo Campeador, la obra se construye de forma casi artesanal como el tiempo en que vivió el Cid Campeador, con conceptos bien estructurados, la marca personal, la capacidad de liderazgo, la fuerza de la motivación –ilusión, tesón, disciplina, foco, esfuerzo–, la importancia de construir alianzas y la no menos importante necesidad de recompensar, que no debemos confundir y llevar únicamente al terreno del materialismo puro, para aterrizar como conclusión en la importancia de lo que la autora nos quiere decir con el porqué, el cómo y el qué.

      La obra confluye en la parte que, a mi modesto parecer, pone en mayor valor la palabra Liderazgo con mayúsculas, cuando la autora –como es constante en su obra de forma bien documentada y mejor contada– nos desgrana como «re-capitulación» algunos modelos de liderazgo y lo lleva a su máximo con «el liderazgo del círculo de oro».

      Tienen ante ustedes, apreciados lectores, una obra que no solo les construirá un relato coherente con buenos cimientos y bien estructurada de principio a fin, sino que tendrán siempre cerca como manual de referencia y de actualización y consulta.

      Espero disfruten de la obra.

      Juan José Nieto

      Presidente de NK5

      Introducción

      “El rey envió decir al Cid por una carta

      que saliese del reino. El Cid, leída la carta, aunque lleno de pesar, no quiso dilatar

      la obediencia, que solo se le dejaba un plazo

      de nueve días para ausentarse del reino”

      El Cantar de Mio Cid fue compuesto en el siglo XII por un autor anónimo y copiado en un manuscrito aproximadamente en 1207. Más allá de su altísimo valor literario, reconocido en todo el mundo, el Cantar de Mio Cid, leído con una mirada nueva, esconde un valor añadido completamente inesperado: la plena vigencia en el siglo XXI de las técnicas de liderazgo y estrategia empresarial descritas en la obra. Parece realmente sorprendente leer un clásico de la literatura universal escrito hace casi diez siglos y descubrir en el relato que nos brindan sus páginas, estrategias, competencias, recursos y habilidades de gestión y emprendimiento imprescindibles en el mundo empresarial de nuestros días.

      No se trata ahora de entrar en si Ruy Díaz de Vivar fue realmente la figura histórica que describe el Cantar o si fue simplemente un gran guerrero cuya peripecia vital se fue engrandeciendo a lo largo de los años mediante exageradas leyendas. Debatir sobre la exactitud histórica de lo descrito en la obra no es el objetivo de este libro. El objetivo, y lo que desde mi punto de vista se revela realmente interesante, lo que encuentro sorprendente y en cierto modo perturbador por las preguntas que suscita sobre la naturaleza humana, es el hecho cierto de que hace casi mil años alguien decidiera escribir un poema épico, un cantar de gesta sobre un personaje histórico y que, sin saberlo, en su relato describiera algunas de las claves estratégicas, de gestión y emprendimiento que se impulsan, se fomentan y se utilizan hoy en día para alcanzar el éxito en cualquier proyecto empresarial y de liderazgo. Claves que incluso se enseñan actualmente en las mejores escuelas de negocios del mundo, y que ahora, como entonces, solo aquellos que son verdaderos líderes saben poner en práctica con éxito. La validez de estas claves escritas hace casi diez siglos es tal que, desde la perspectiva empresarial y de liderazgo del siglo XXI, el Cantar de Mio Cid podría también considerarse un libro de cabecera imprescindible para profundizar en algunos de los aspectos esenciales del liderazgo. Y que el hombre cuyas hazañas retrata el Cantar, Ruy Díaz de Vivar, el Cid Campeador, fue un exitoso emprendedor, un líder admirado y un empresario modelo que supo gestionar sus recursos, muchas veces escasos, en un entorno hostil y venciendo a la adversidad con valor, determinación, visión y una capacidad de liderazgo incontestable.

      Su gesta vital, estratégica y empresarial, conocida y admirada en todo el mundo, comenzó sin recursos, ya que cuando fue desterrado por el rey Alfonso VI de Castilla, y como era costumbre en la época, fue también despojado de todos sus bienes, así como apartado de su familia y de sus amigos. Por si eso no bastase, fue además decretada pena de muerte para cualquiera que se atreviera a ayudarle, acompañarlo o unirse a él dentro de los límites de las tierras castellanas. Por ello, el Cid inició su destierro sin apoyos, sin fortuna y aparentemente sin mucho futuro, como comienzan muchos de los emprendedores de nuestros días. Partió arruinado, calumniado y humillado hacia un destino cruel e incierto, pero con un objetivo claro en mente: limpiar