Urantia Foundation

El Libro de Urantia


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del mortal fusionado.

      40:7.2 (448.9) Vuestras propias razas de mortales sobrevivientes pertenecen a este grupo de Hijos ascendentes de Dios. Sois ahora hijos planetarios, criaturas evolucionarias derivadas de las implantaciones de los Portadores de Vida y modificadas por la infusión de la vida adánica; apenas si sois hijos ascendentes; pero vosotros sois realmente hijos con potencial de ascensión —aun hasta las más elevadas alturas de gloria y alcance de la divinidad— y vosotros podéis llegar a este estado espiritual de filiación a través de la fe y a través de la cooperación por libre voluntad con las actividades espiritualizantes de los Ajustadores residentes. Cuando tú y tu Ajustador seáis finalmente, y para siempre, fusionados; cuando vosotros dos paséis a ser uno, así como en Cristo Micael el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre son uno, entonces de hecho habréis llegado a ser los hijos ascendentes de Dios.

      40:7.3 (449.1) Los detalles de la carrera de ministerio del Ajustador residente en un planeta probatorio y evolucionario no son parte de mi encargo; la elaboración de esta gran verdad abarca vuestra entera carrera. Incluyo la mención de ciertas funciones de los Ajustadores para hacer una afirmación pletórica respecto a los mortales fusionados con el Ajustador. Estos fragmentos residentes de Dios están con vuestra orden de seres desde los primeros días de la existencia física a través de la entera carrera ascendente en Nebadon y Orvonton y a través de Havona y el Paraíso mismo. De allí en adelante, en la eterna aventura, este mismo Ajustador forma un solo ente con vosotros y de vosotros.

      40:7.4 (449.2) Éstos son los mortales a quienes ha mandado el Padre Universal: «Sed vosotros perfectos, así como yo soy perfecto». El Padre se os ha otorgado a sí mismo, ha colocado dentro de vosotros su propio espíritu; por lo tanto, exige perfección última de vosotros. La narrativa del ascenso humano desde las esferas mortales del tiempo hasta los reinos divinos de la eternidad constituye un relato intrigante que no está incluido en mi asignación, pero esta aventura excelsa debe ser el estudio supremo del hombre mortal.

      40:7.5 (449.3) La fusión con un fragmento del Padre Universal es equivalente a una ratificación divina del futuro logro del Paraíso, y tales mortales fusionados con el Ajustador son la única clase de seres humanos cuya totalidad atraviesa los circuitos de Havona y encuentra a Dios en el Paraíso. Para los mortales fusionados con el Ajustador la carrera del servicio universal está ampliamente abierta. ¡Qué dignidad de destino y gloria de logro aguarda a cada uno de vosotros! ¿Apreciáis verdaderamente todo lo que se ha hecho a vuestro favor? ¿Comprendéis la grandeza de las alturas de logro eterno que se extiende ante vosotros? ¿Aun ante vosotros, quienes ahora marcháis penosamente por el camino humilde de la vida atravesando vuestro así llamado «valle de lágrimas»?

      40:8.1 (449.4) Aunque prácticamente todos los mortales sobrevivientes están fusionados con su Ajustador en uno de los mundos de estancia o inmediatamente al llegar a las más elevadas esferas morontiales, existen ciertos casos de fusión demorada, de algunos seres que no experimentan esta certidumbre final de la supervivencia hasta que alcanzan los últimos mundos de enseñanza de la sede del universo; y algunos de estos candidatos mortales para la vida interminable fracasan completamente en alcanzar la fusión de identidad con sus fieles Ajustadores.

      40:8.2 (449.5) Las autoridades de adjudicación han considerado a estos mortales dignos de sobrevivir; inclusive sus Ajustadores, volviendo de Divinington, han concordado en su ascensión a los mundos de estancia. Estos seres han ascendido a través de un sistema, una constelación, y los mundos de enseñanza del circuito de Salvington, y han disfrutado de las «setenta veces siete» oportunidades para la fusión, sin embargo han sido incapaces de alcanzar la unión con sus Ajustadores.

      40:8.3 (449.6) Cuando hay evidencia de que ciertas dificultades de sincronización inhiben la fusión con el Padre, se convocan los árbitros de supervivencia del Hijo Creador. Cuando este tribunal de investigación, sancionada por un representante personal de los Ancianos de los Días, finalmente determina que en el mortal ascendente no se encuentra causa alguna que le haga culpable y que pudiera impedir la fusión, así lo certifican en los archivos del universo local y trasmiten debidamente sus conclusiones a los Ancianos de los Días. En ese momento el Ajustador residente regresa inmediatamente a Divinington para recibir la confirmación de los Monitores Personalizados, y en el momento de esta despedida el mortal morontial se fusiona inmediatamente con un don individualizado del espíritu del Hijo Creador.

      40:8.4 (450.1) Así como se comparten las esferas morontiales de Nebadon con los mortales fusionados con el Espíritu, del mismo modo estas criaturas fusionadas con el Hijo comparten el ministerio de Orvonton con sus hermanos fusionados con el Ajustador, que están viajando hacia adentro, hacia la distante Isla del Paraíso. Son verdaderamente vuestros hermanos, y disfrutaréis verdaderamente de la asociación con ellos cuando paséis por los mundos de capacitación del superuniverso.

      40:8.5 (450.2) Los mortales fusionados con el Hijo no constituyen un grupo numeroso, habiendo menos de un millón de ellos en el superuniverso de Orvonton. Aparte del destino de residir en el Paraíso son, en todo sentido, iguales a sus asociados fusionados con el Ajustador. Viajan frecuentemente al Paraíso en asignaciones del superuniverso, pero raramente moran allí en forma permanente, estando como clase limitados al superuniverso de su nacimiento.

      40:9.1 (450.3) Los mortales ascendentes fusionados con el espíritu no son personalidades de la Tercera Fuente; se les incluye en el circuito de personalidad del Padre, pero se han fusionado con individualizaciones del espíritu premental de la Tercera Fuente y Centro. Tal fusión con el Espíritu nunca ocurre durante el transcurso de la vida natural; tan sólo sucede en el momento del despertar mortal a la existencia morontial en los mundos de estancia. En la experiencia de fusión no hay superposición. La criatura volitiva se fusiona con el Espíritu o con el Hijo o con el Padre. Aquellos que se fusionan con el Ajustador o con el Padre no se fusionan nunca con el Espíritu ni con el Hijo.

      40:9.2 (450.4) El hecho de que estos tipos de criaturas mortales no sean candidatos para la fusión con el Ajustador no impide que los Ajustadores moren en ellos durante la vida en la carne. Los Ajustadores trabajan en la mente de tales seres durante el transcurso de la vida material pero no pasan nunca a integrarse como uno con las almas de quienes protegen. Durante la estadía temporal los Ajustadores sí forman efectivamente el mismo complemento espiritual de la naturaleza mortal —el alma— que establecen en los candidatos para la fusión con el Ajustador. Hasta el momento de la muerte mortal el trabajo de los Ajustadores es totalmente semejante a su función en vuestras propias razas, pero ante la disolución mortal los Ajustadores se despiden eternamente de estos candidatos para la fusión con el Espíritu y, dirigiéndose directamente a Divinington, la sede de todos los Monitores divinos, allí aguardan nuevas asignaciones de su orden.

      40:9.3 (450.5) Estos sobrevivientes adormecidos son repersonalizados en los mundos de estancia, el lugar de los Ajustadores que se han ido lo ocupa una individualización del espíritu de la Ministra Divina, la representante del Espíritu Infinito en el universo local correspondiente. Esta infusión de Espíritu constituye a estas criaturas sobrevivientes en mortales fusionados con el Espíritu. Tales seres son en todo sentido vuestros iguales en mente y espíritu, son en realidad vuestros contemporáneos, compartiendo como lo hacen las esferas de estancia y de vida morontial con vuestra orden de candidatos para la fusión y con los que han de ser fusionados con el Hijo.

      40:9.4 (450.6) Existe sin embargo un detalle en el cual los mortales fusionados con el Espíritu difieren de sus hermanos ascendentes: la memoria mortal de la experiencia humana en los mundos materiales de origen sobrevive a la muerte en la carne porque el Ajustador residente ha adquirido una contraparte espiritual, o transcripción, de aquellos acontecimientos de la vida humana que eran de significado espiritual. Pero en los mortales fusionados con el Espíritu no existe tal mecanismo mediante el cual pueda persistir la memoria humana. Las transcripciones de la memoria hechas por el Ajustador son completas e intactas, pero estas adquisiciones son posesiones experienciales de los Ajustadores que han partido y no están disponibles para las criaturas en las que residieron