Urantia Foundation

El Libro de Urantia


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de alrededor de un millón setecientos mil kilómetros, siendo el de vuestro propio globo solar ligeramente más corto. La estrella más grande en el universo, la nube estelar Antares, tiene un diámetro cuatrocientas cincuenta veces mayor que el de vuestro sol y su volumen es sesenta millones de veces mayor. Pero hay abundante espacio para albergar a todos estos enormes soles. Tienen tanto espacio, comparativamente, como el que tendría una docena de naranjas circulando a través del interior de Urantia, si el planeta fuera un globo vacío.

      41:3.3 (458.3) Cuando una rueda matriz nebular arroja soles demasiado grandes, éstos pronto se deshacen o forman estrellas dobles. Todos los soles son en un principio auténticamente gaseosos, aunque más tarde puedan existir, transitoriamente, en estado semilíquido. Cuando vuestro sol alcanzó este estado casi líquido de presión de supergás, no era lo suficientemente grande para partirse en forma ecuatorial, siendo éste un tipo de formación de estrellas dobles.

      41:3.4 (458.4) Cuando son menos de un décimo del tamaño de vuestro sol, estas esferas llameantes se contraen, se condensan y se enfrían rápidamente. Cuando son más de treinta veces su tamaño —más bien treinta veces el contenido bruto de materia real— los soles se dividen rápidamente en dos cuerpos separados, volviéndose centros de nuevos sistemas o bien permaneciendo cada uno dentro de la atracción de la gravedad del otro y girando alrededor de un centro común como un tipo de estrella doble.

      41:3.5 (458.5) La más reciente de las erupciones cósmicas principales en Orvonton fue la extraordinaria explosión estelar doble, la luz de la cual llegó a Urantia en el año 1572. Esta conflagración fue tan intensa que la explosión fue claramente visible a la luz del día.

      41:3.6 (458.6) No todas las estrellas son sólidas, pero muchas de las más antiguas lo son. Algunas de las estrellas rojizas, que brillan ligeramente, han adquirido una densidad en el centro de sus enormes masas que podría ser expresada diciendo que un centímetro cúbico de dicha estrella, si estuviesen en Urantia, pesaría ciento setenta y seis kilos. La enorme presión, acompañada por pérdida de calor y de energía circulante, ha dado como resultado un acercamiento cada vez mayor de las órbitas de las unidades materiales básicas, que ahora están muy cerca de un estado de condensación electrónica. Este proceso de enfriamiento y contracción puede continuar hasta el punto limitante y crítico de explosión de condensación ultimatónica.

      41:3.7 (459.1) La mayor parte de los soles gigantes son relativamente jóvenes; la mayoría de las estrellas enanas, aunque no todas, son antiguas. Las estrellas enanas de choque pueden ser muy jóvenes y pueden brillar con una intensa luz blanca, sin haber pasado por una etapa roja inicial de brillo juvenil. Generalmente tanto los soles muy jóvenes como los muy viejos brillan con un brillo rojizo. El brillo amarillento indica juventud moderada o ancianidad próxima, pero la luz blanca brillante significa vida adulta, robusta y prolongada.

      41:3.8 (459.2) Aunque los soles adolescentes no pasan por una etapa de pulsación, por lo menos no visiblemente, al mirar al espacio tal vez podáis observar muchas de estas estrellas más jóvenes, cuyas gigantescas olas respiratorias requieren de dos a siete días para completar un ciclo. Vuestro propio sol aún lleva una herencia en disminución de las poderosas exhalaciones de sus días más jóvenes, pero el ritmo se ha prolongado, de las anteriores pulsaciones de tres días y medio, a ciclos de manchas solares de once años y medio cada uno.

      41:3.9 (459.3) Las variables estelares tienen numerosos orígenes. En algunas estrellas dobles, las mareas causadas por las distancias en rápido cambio a medida que los dos cuerpos giran alrededor de sus órbitas también ocasionan fluctuaciones periódicas de la luz. Estas variaciones de la gravedad producen fulgores regulares y recurrentes, del mismo modo que la captación de los meteoros por acrecentamiento de material de energía en la superficie darían como resultado un fulgor de luz comparativamente repentino que velozmente volvería al brillo normal de ese sol. A veces un sol capta una corriente de meteoros en una línea de oposición disminuida a la gravedad, y ocasionalmente los choques producen estallidos estelares, pero la mayoría de dichos fenómenos se debe totalmente a las fluctuaciones internas.

      41:3.10 (459.4) En un grupo de estrellas variables, el período de la fluctuación de la luz es directamente dependiente de la luminosidad, y el conocimiento de este hecho permite a los astrónomos utilizar dichos soles como faros universales o puntos de medición precisa para una exploración ulterior de grupos distantes de estrellas. Mediante esta técnica es posible medir las distancias estelares más precisamente, hasta más de un millón de años luz. Mejores métodos de medición del espacio y una técnica telescópica perfeccionada revelarán en el futuro más plenamente las diez grandes divisiones del superuniverso de Orvonton; vosotros reconoceréis por lo menos ocho de estos inmensos sectores como grupos estelares enormes y relativamente simétricos.

      41:4.1 (459.5) La masa de vuestro sol es ligeramente mayor que la estimación de vuestros físicos, quienes la han calculado como alrededor de 1,8 mil cuadrillones (1,8 x 1027) de toneladas. Ahora se encuentra más o menos a medio camino entre las estrellas de mayor densidad y las más difusas, teniendo alrededor de una vez y media la densidad del agua. Pero vuestro sol no es ni líquido ni sólido —es gaseoso— y esto es verdad a pesar de la dificultad de explicar cómo la materia gaseosa puede alcanzar esta densidad y aun densidades mucho mayores.

      41:4.2 (459.6) Los estados gaseoso, líquido y sólido son asuntos de relaciones atómico-moleculares, pero la densidad es una relación del espacio y la masa. La densidad varía directamente con la cantidad de masa en el espacio e inversamente con la cantidad de espacio en la masa, el espacio entre los núcleos centrales de la materia y las partículas que giran alrededor de estos centros, así como también el espacio dentro de estas partículas materiales.

      41:4.3 (459.7) Las estrellas que se están enfriando pueden ser físicamente gaseosas y tremendamente densas al mismo tiempo. Vosotros no estáis familiarizados con los supergases solares, pero estas y otras formas poco comunes de la materia explican cómo aun los soles no sólidos pueden alcanzar una densidad igual al hierro —aproximadamente la misma que Urantia— y sin embargo estar en un estado gaseoso altamente recalentado y continuar funcionando como soles. Los átomos en estos supergases densos son excepcionalmente pequeños; contienen pocos electrones. Dichos soles también han perdido en gran parte sus ultimatones libres de almacenamiento de energía.

      41:4.4 (460.1) Uno de los soles cercanos a vosotros, que comenzó la vida aproximadamente con la misma masa que el vuestro, se ha contraído actualmente a un tamaño como el de Urantia, habiéndose vuelto cuarenta mil veces más denso que vuestro sol. El peso de este sólido-gaseoso, caliente-frío, es aproximadamente de cincuenta y cinco kilogramos por centímetro cúbico. Y aun este sol brilla con un brillo leve rojizo, el resplandor senil de un moribundo monarca de luz.

      41:4.5 (460.2) La mayoría de estos soles sin embargo no son tan densos. Uno de vuestros vecinos más cercanos tiene una densidad exactamente igual a la de vuestra atmósfera a nivel del mar. Si estuvieras en el interior de este sol, no podrías discernir nada, y si lo permitiese la temperatura, podrías penetrar la mayoría de los soles que destellan en el cielo nocturno y no observarías más materia que la que puedes percibir en el aire en una sala de vuestras casas terrestres.

      41:4.6 (460.3) El masivo sol de Veluntia, uno de los más grandes en Orvonton, tiene una densidad que tan sólo es una milésima parte de la de la atmósfera de Urantia. Si su composición fuese similar a la de vuestra atmósfera y no estuviese supercalentada, sería tan vacío que los seres humanos se sofocarían rápidamente si estuviesen en él o dentro de él.

      41:4.7 (460.4) Otro de los gigantes de Orvonton ahora tiene una temperatura en la superficie aproximadamente de mil seiscientos grados (C). Su diámetro es de más de cuatrocientos ochenta millones de kilómetros —amplio lugar para acomodar vuestro sol y la órbita actual de la tierra. Y sin embargo, a pesar de su enorme tamaño, más de cuarenta millones de veces el de vuestro sol, su masa es tan sólo treinta veces mayor. Estos enormes soles tienen un reborde de exceso que alcanza casi de uno al otro.