Andrzej Paczkowski

El libro negro del comunismo


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de las estructuras sociales y de los modos de vida rurales, la colectivización forzada de los campos, reemplazada por la industrialización acelerada, había engendrado una formidable migración campesina hacia las ciudades. La Rusia campesina se transformó en un país de vagabundos, Rus’ brodzhaschaya. De finales de 1928 a finales de 1932, las ciudades soviéticas se vieron anegadas por una marea de campesinos, estimada en doce millones de personas, que huía de la colectivización y de la deskulakización. Solamente las regiones de Moscú y de Leningrado ya «acogieron» a más de tres millones y medio de inmigrantes. Entre estos figuraban buen número de campesinos emprendedores que habían preferido huir del campo, con el deseo de «autodeskulakizarse», antes que entrar en un koljoz. En 1930-1931, las innumerables construcciones absorbieron esta mano de obra poco exigente. Pero a partir de 1932, las autoridades comenzaron a inquietarse por esta afluencia masiva e incontrolada de una población vagabunda que «ruralizaba» la ciudad, lugar de poder y escaparate del nuevo orden socialista; ponía en peligro el conjunto del sistema de racionamiento laboriosamente elaborado desde 1929 cuyo número de «usuarios» pasó de 26 millones a inicios de 1930 a cerca de 40 millones a finales de 1932; y transformaba las fábricas en inmensos «campamentos de nómadas». ¿Acaso los recién llegados no se encontraban en el origen de toda una serie de «fenómenos negativos» que, según las autoridades, desorganizaban de manera duradera la producción: absentismo, colapso de la disciplina del trabajo, gamberrismo, producción de desechos, desarrollo del alcoholismo y de la criminalidad? 13.

      Para combatir esta stijia —término que designaba a la vez a los elementos naturales, a la anarquía y al desorden—, en noviembre-diciembre de 1932 las autoridades adoptaron una serie de medidas represivas que iban de la penalización sin precedentes de las relaciones del trabajo a un intento de purgar a las ciudades de sus «elementos socialmente extraños». La ley de 15 de noviembre de 1932 sancionaba severamente el absentismo en el trabajo y preveía fundamentalmente el despido inmediato, la retirada de las cartillas de racionamiento y la expulsión de los transgresores de su vivienda. Su finalidad confesada era permitir que se desenmascarara a los «pseudoobreros». El decreto de 4 de diciembre de 1932, que proporcionaba a las empresas la responsabilidad de la entrega de las nuevas cartillas de racionamiento, tenía como objetivo principal eliminar a todas las «almas muertas» y a los «parásitos» indebidamente inscritos en las listas municipales de racionamiento peor actualizadas.

      Pero la piedra angular del dispositivo fue la introducción, el 27 de diciembre de 1932, del pasaporte interior. La «pasaportización» de la población respondía a varios objetivos explícitamente definidos en el preámbulo del decreto: liquidar el «parasitismo social», restringir la «infiltración» de los kulaks en los centros urbanos y su actividad en los mercados, limitar el éxodo rural, y salvaguardar la pureza social de las ciudades. Todos los ciudadanos adultos, es decir, que tuvieran más de dieciséis años, no privados de sus derechos cívicos, así como los ferroviarios, los asalariados permanentes de las obras de construcción, y los obreros agrícolas de las granjas del Estado, recibían un pasaporte entregado por los servicios de policía. Este pasaporte solo era válido cuando tenía estampado un sello oficial que certificaba la dirección legal (propiska) del ciudadano. La propiska regía completamente la condición de ciudadano con sus ventajas específicas: cartilla de racionamiento, seguros sociales y derecho a la vivienda. Las ciudades fueron divididas en dos categorías: «abiertas» o «cerradas». Las ciudades «cerradas» —Moscú, Leningrado, Kiev, Odessa, Minsk, Járkov, Rostov del Don y Vladivostok en una primera época— eran ciudades de condición privilegiada, mejor abastecidas, donde el domicilio definitivo solo podía ser obtenido por filiación, matrimonio o empleo específico que otorgara el derecho a la propiska. Las ciudades «abiertas» estaban sometidas a una propiska más fácil de obtener.

      Las operaciones de «pasaportización» de la población, que se prolongaron durante todo el año en 1933 —se entregaron veintisiete millones de pasaportes—, permitieron a las autoridades purgar las ciudades de elementos indeseables. Comenzada en Moscú el 5 de enero de 1933, la primera semana de pasaportización de veinte grandes empresas industriales de la capital concluyó con el «descubrimiento» de 3.450 «exguardias blancos, exkulaks y otros elementos criminales». En total, en las «ciudades cerradas», cerca de 385.000 personas contemplaron cómo se les negaba un pasaporte y fueron obligadas a abandonar su lugar de residencia en un plazo de diez días, con la prohibición de instalarse en otra ciudad, incluso aunque fuera «abierta». «Por supuesto, hay que añadir a esta cifra —reconocía el jefe del departamento de pasaportes del NKVD en su informe del 13 de agosto de 1934— a todos aquellos que, cuando fue anunciada la operación de «pasaportización», prefirieron abandonar las ciudades por su propio pie sabiendo que no se les entregaría pasaporte. En Magnitogorsk, por ejemplo, cerca de 35.000 personas abandonaron la ciudad. (…) En Moscú, en el curso de los dos primeros meses de la operación, la población disminuyó en 60.000 personas. En Leningrado, en un mes, 54.000 personas desaparecieron totalmente». En las ciudades «abiertas», la operación permitió expulsar a más de 420.000 personas14.

      Los controles de policía y las redadas de individuos sin papeles se solventaron con el exilio de centenares de miles de personas. En diciembre de 1933, Guenrij Yagoda ordenó a sus servicios «limpiar» cada semana las estaciones y los mercados de las ciudades «cerradas». En el curso de los ocho primeros meses de 1934, tan solo en las ciudades «cerradas», más de 630.000 personas fueron interrogadas por infracción del régimen de pasaportes. De estas 65.661 fueron encarceladas siguiendo la vía administrativa, después generalmente fueron deportadas como «elementos desclasados» bajo la condición de colono especial, 3.596 fueron obligadas a comparecer ante un tribunal y 175.627 fueron deportadas sin verse sometidas a la condición de colono especial. Las otras no pasaron de pagar una simple multa15.

      Fue durante el curso del año 1933 cuando tuvieron lugar las operaciones más espectaculares: del 28 de junio al 3 de julio, arresto y deportación hacia «poblaciones de trabajo» siberianas de 5.470 gitanos de Moscú16; del 8 al 12 de julio, arresto y deportación de 4.750 «elementos desclasados» de Kiev; en abril, junio y julio de 1933, redada-deportación de tres contingentes de «elementos desclasados» de Moscú y de Leningrado 17, es decir, en total más de 18.000 personas. El primero de estos contingentes fue a parar a la isla de Nazino, donde en un mes perecieron las dos terceras partes de los deportados.

      Acerca de la identidad de algunos de estos supuestos «elementos desclasados» deportados después de un simple control de policía, esto es lo que escribía en su informe ya citado el instructor del partido de Narym:

      Podría multiplicar los ejemplos de deportación totalmente injustificada. Desgraciadamente todas estas personas, que eran cercanas, obreros, miembros del partido, han muerto, porque eran los menos adaptados a las condiciones: Novozhilov Vladimir, de Moscú. Calentador en la fábrica Compresor de Moscú, recompensado tres veces. Esposa e hijo en Moscú. Se disponía a ir al cine con su esposa. Mientras ella se preparaba, él bajó, sin papeles, a comprar cigarrillos. Fue detenido en una redada en la calle. Vinogradova, Koljoziana. Se dirigía a casa de su hermano, jefe de la milicia del 8.° sector en Moscú. Fue detenida en una redada al bajar del tren, en una de las estaciones de la ciudad, deportada. Vuakin, Nikolai Vassilievich, miembro del komsomol desde 1929, obrero en la fábrica El Obrero Textil Rojo, de Serpujov. Tres veces recompensado. Se dirigía el domingo a un partido de fútbol. Había olvidado llevar sus papeles. Detenido en una redada, deportado. Matveev, I. M. Obrero de la construcción, en la obra de la fábrica de elaboración del pan número 9. Tenía un pasaporte de trabajador temporero, válido hasta diciembre de 1933. Atrapado en una redada con su pasaporte. Había dicho que nadie había querido echar un vistazo siquiera a sus papeles18

      La purga de las ciudades del año 1933 vino acompañada por otras numerosas operaciones puntuales realizadas con el mismo espíritu, tanto en las administraciones como en las empresas. En los transportes ferroviarios, sector estratégico dirigido con mano de hierro por Andreyev, y después por Kaganovich, el 8 por 100 del conjunto del personal, es decir, cerca de 20.000 personas, fue purgado en la primavera de 1933. En relación con el desarrollo de una de estas operaciones, este es el extracto del informe del jefe del departamento de transportes del GPU sobre «la eliminación de los elementos