embargo, también hay muchas buenas noticias. En lugar de vivir de valores prestados, tenemos la opción de abordar tanto la vida como el liderazgo desde un punto de vista diferente, como una gran aventura que nos llevará a aprender sobre quiénes somos realmente y a vivir desde esa perspectiva cada vez más auténtica. A esto lo llamamos ser líderes de crecimiento. Los líderes de crecimiento abordan cada momento como una oportunidad para el autodescubrimiento, la contribución y la excelencia. La palabra “liderazgo” proviene del término inglés “leith”, que significa “morir”. Cuando nos comprometemos con el liderazgo de crecimiento, estamos dispuestos a dejar morir —a dejar ir— aquellas partes que no corresponden a nosotros y que hacen parte de ese nosotros prestado que somos para disponernos a crecer más y convertirnos en quienes en verdad somos todos los días y así servir desde ese lugar lo mejor que podamos.
¿Por qué nos aferramos a nuestro ser prestado, como por ejemplo, a ser perfectos, amados, los mejores, en control de todo y especiales, incluso cuando todos esos conceptos nos limitan? Exploraremos esta pregunta a profundidad, pero en resumen, todas estas dinámicas internas que son tan limitantes están basadas en el miedo. Parte de nuestro Sistema nervioso, el factor primitivo reptiliano, es un gran productor de miedo y nos genera estos pensamientos y comportamientos inhibidores que llamaremos nuestros “cocodrilos”. Desde esta perspectiva, crecer en nuestro ser auténtico es desaprender el miedo —domesticar nuestros cocodrilos internos y ponerlos bajo el dominio de las partes más sabias de nosotros mismos a las cuales llamaremos nuestros “búhos”.
A medida que avanzamos en este viaje de crecimiento durante el cual la meta es domar a nuestros cocodrilos y desarrollar nuestros búhos nos conectamos con una fuente infinita de satisfacción, innovación y conexión. Cuando Gallup encuestó a miles de gerentes con respecto a cómo retener a sus empleados más talentosos, descubrió que la mitad de los factores que interviene en este logro está relacionada con proporcionar una cultura que fomente el aprendizaje y el desarrollo. Nos encanta aprender y, cuando nos convertimos en nuestro principal campo de estudio, nos garantizamos una serie de descubrimientos que dura toda la vida. El autodescubrimiento motiva y no es un destino. Es un viaje sin fin. Nunca terminaremos de descubrir quiénes somos realmente y cómo servir desde esa posición.
PRESENTANDO LA PREGUNTA
“¿CÓMO ESTOY CRECIENDO?”
Practicamos el liderazgo de crecimiento manteniendo la curiosidad sobre esta pregunta: ¿quién está impulsando mis comportamientos en este momento, mi pensamiento prestado, basado en el miedo o mi ser auténtico y sabio? O en otras palabras, ¿quién está hablando ahora, el búho o el cocodrilo? Para abordar esta investigación como un viaje, es muy útil agregar otra pregunta: ¿cómo estoy creciendo? Esta pregunta tiende a invocar una sensación constante de exploración y fascinación.
“¿Cómo estamos creciendo?” es una pregunta diferente a una que solemos hacer: “¿Cómo estás?”. Tendemos a responderla: “Bien”, “Ocupado”, “Muy bien” o tal vez de ninguna manera. Sin embargo, “¿Cómo estás?” es una pregunta que ha ido perdiendo significado para la mayoría de nosotros.
Observa lo que sucede cuando preguntas “¿Cómo estoy creciendo?”. ¿Cómo estoy creciendo cediendo menos a mis temerosos impulsos de cocodrilo? ¿Cómo estoy creciendo al actuar más desde mi sabio búho incluso si aún no me resulta cómodo hacerlo? ¿Cómo estoy creciendo en sabiduría cuando miro un desafío con ojos de búho en lugar de ceder ante mis reacciones basadas en el miedo? ¿Cómo estoy creciendo cuando pienso en que deseo convertirme en una persona cada vez menos impedida por pensamientos de cocodrilo? Es posible que al principio no conozcas las respuestas. Y aunque estas preguntas te hagan sentir como un paciente o como un dinámico detective, es muy probable que descubras cierto aprendizaje en ellas. Cuando te permitas pasar un tiempo haciendo estas nuevas preguntas, no dudes en aprovechar algunas fuentes inesperadas de fascinación e inspiración.
BENEFICIOS DEL LIDERAZGO DE CRECIMIENTO
Una y otra vez, he sentido gran alegría al hacerme la pregunta “¿Cómo estoy creciendo?”, puesto que me ha permitido seguir descubriendo más de lo que es la realidad sobre mi mundo y sobre mí sin tener que juzgarme, ni arrepentirme. Al preguntarme “¿Cómo estoy creciendo?”, he comenzado a ver la vida como un proceso de crecimiento en el cual hay un inmenso perdón por mis errores. Ya no me preocupo por mi destino; saber que he logrado cierto crecimiento a lo largo del viaje me ha ayudado a disminuir los juicios que hacía sobre mí mismo. Si doy un paso en falso o hago algo por lo que antes me habría castigado, no me detengo en eso. Más bien, aprendo la lección y sigo adelante. No me aferro a nada. Otra forma de ver el perdón es comprendiendo que perdonar es negarse a aferrarse al dolor del pasado. Cuando no me estoy aferrando a errores pasados, estoy disponible en el momento presente y me dispongo a hacer uso de todas mis facultades en ese mismo instante.
“¿Cómo estás creciendo?”. Hemos descubierto que esta pregunta siempre proporciona orientación y fortaleza. Y cuando les pedimos a los líderes y equipos que analicen la pregunta “¿Cómo estás creciendo?”, algo cambia. Su energía aumenta y surge un nuevo conjunto de ideas sobre cómo abordar los desafíos del día. El simple hecho de preguntarles “¿Cómo estás creciendo?” frente a un desafío, desata en las personas ideas que antes no eran visibles para ellas. Hacer comentarios difíciles se convierte en la práctica de compartir una perspectiva humilde, honesta y cuidadosa, con total desprendimiento de los resultados; trabajar para alcanzar un objetivo extenso se convierte en una práctica en equipo consistente en dar lo mejor de nosotros, crecer más de cerca y cuestionar las creencias limitantes que hicieron que antes el objetivo pareciera imposible de alcanzar y el manejo del estrés se convierte en un ejercicio de aprender a decir un “no” firme a lo que ya no nos sirve y un “sí” sincero a lo que sí nos funciona. El liderazgo de crecimiento abre nuestros ojos a recursos hasta ahora ocultos dentro de nosotros mismos y de los demás. A medida que nos damos cuenta de quiénes somos realmente, descubrimos más de nuestra riqueza interior.
¿Alguna vez has estado en una reunión en la que la gente hablaba, pero no hubo una conversación real? Quizás, estaban diciendo lo que se esperaba que ellos dijeran y no lo que fuera verdad. ¿Quién estaba hablando? ¿Sus sabios búhos o sus cocodrilos a la defensiva? Lo más probable es que fue un intercambio de cocodrilos. Cuando nos comprometemos a conocernos a nosotros mismos, aprendemos a conectarnos con otros desde ese lugar más auténtico: nuestro búho. Ponemos más de nuestro verdadero yo en la conversación. No “lo decimos por teléfono”, sino que estamos completamente presentes en la conversación. Y cuando estamos más presentes, nuestra actitud alienta a otros a hacer lo mismo. Por lo general, en los talleres que dirijo les pedimos a los líderes del grupo que compartan de manera vulnerable cuáles eran al comienzo sus verdaderas aspiraciones y temores con respecto a la reunión. Imagínate estar en una reunión donde tus gerentes se atrevan a compartir abiertamente sus verdaderas aspiraciones y temores. ¿No te inspiraría eso a ser también más transparente? En un ambiente de apertura, donde las personas han dejado caer sus máscaras de cocodrilo prestadas, las conversaciones son mucho más fluidas. En lugar de preocuparnos por vernos bien, nos enfocamos en la verdad sobre los temas en cuestión. Los elefantes en la sala ya no crean tensión, puesto que ahora los temas se discuten y exploran en conjunto y se convierten en oportunidades de aprendizaje y unión. Una mentalidad compartida de curiosidad interna sobre quiénes somos realmente, más allá de ser las versiones prestadas de nosotros mismos, nos conecta entre nosotros y con las cosas reales de las que necesitamos hablar. El liderazgo de crecimiento nos ayuda a relacionarnos con mayor plenitud tanto con nosotros mismos como entre los presentes.
ELIGIENDO UN VERDADERO CRECIMIENTO EN ARAS DE OBTENER ALGÚN RESULTADO
Existen, por lo menos, dos formas en las que podemos abordar nuestro viaje de crecimiento: creciendo para llegar a algún destino que tengamos en mente centrándonos solo en el resultado o eligiendo el crecimiento en sí mismo y estando completamente abiertos a ir hacia donde este nos lleve. Cuando elegimos el crecimiento con un destino predeterminado en mente, limitamos nuestra expansión definiendo los resultados en función de lo que sabemos: nuestras ideas prestadas. En cambio, cuando elegimos el crecimiento sin agenda como una brújula que guíe nuestra vida, es casi seguro