James W. Thompson

El Ministerio Pastoral según el Apóstol Pablo


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      Copyright © 2.006 por James W. Thompson

      Originalmente publicado en inglés bajo el título Pastoral Ministry According to Paul por Baker Academic, una division de Baker Publishing Group

      Grand Rapids, Michigan, 49516, U.S.A.

      Todos los derechos reservados.

      Esta edición es publicada para todo el mundo hispano por

      Ediciones Berea

      Todos los derechos reservados.

      A menos que se especifique, todas las citas bíblicas son tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional 1999, de la Sociedad Bíblica Internacional. Todos los derechos reservados.

      Ninguna parte de este libro puede ser duplicada, copiada, transcrita, traducida, reproducida o almacenada, mecánica o electrónicamente, sin previa autorización de Ediciones Berea. Todos los derechos reservados.

      Editor General: Héctor H. Gómez

      Traducción: Adriana Marcela Aranguren Medina

      Diseño de Carátula: Germán Arenas

      Diagramación: Catherine Niño

      Primera edición en castellano: 2.010 por Ediciones Berea.

      Calle 100 No.49-97 Int. 12-418. Tel.: (571) 257 8886

      www.edicionesberea.com

      ISBN: 978-958-44-1037-5

      Impreso en Bogotá D. C., Colombia.

      Contenido

       Capítulo 1

       Descubriendo una Teología Pastoral Paulina

       Capítulo 2

       Intachables Cuando Él Venga

       Capítulo 3

       Viviendo entre los Tiempos

       Capítulo 4

       Romanos como Teología Pastoral

       Capítulo 5

       Edificando la Comunidad

       Conclusión

       Transformación y Teología Pastoral

       Notas

      Capítulo 1

      Descubriendo una Teología Pastoral Paulina

       Después de años de educar a futuros ministros, mis colegas y yo finalmente nos dimos al trabajo de escribir una visión que sirviera de fundamento para nuestro currículum y describir el ministerio para el cual estábamos preparando a nuestros estudiantes. Después yo tomé la responsabilidad de liderar el comité y convertir la visión en un escrito; comprendí que tenía una tarea muy difícil, de ofrecer una visión coherente que reflejara lo que la facultad comprendía acerca del ministerio. La importancia de este desafío radica especialmente en que los miembros de la facultad pudieran alcanzar un acuerdo en el escrito final sólo después de una extensa discusión a pesar de que nosotros habíamos acordado la misma tradición teológica y estábamos preparando estudiantes para el ministerio dentro de esta tradición. Descubrimos que habíamos trabajado con muchísimas presunciones acerca de la naturaleza del ministerio.

      Cuando le hablo a los comités de búsqueda de predicadores, que son los empleadores potenciales de nuestros graduados, descubro que su visión del ministerio corresponde a duras penas a la visión que nosotros habíamos forjado como facultad. Estos comités de búsqueda presentan descripciones del trabajo con muchas expectativas específicas para los candidatos ministeriales. A pesar de que las descripciones del trabajo no articulan una teología del ministerio, ellas reflejan presunciones acerca de la naturaleza del ministerio. La presunción se deriva primeramente de las propias experiencias pasadas del comité y las observaciones de lo que parece ser un ministerio efectivo.

      He aprendido de colegas en otros seminarios, que mi experiencia no es única. Cada uno tiene una idea preestablecida de la naturaleza del ministerio, que son evidentes en los diferentes modelos alternativos que incluso compiten entre sí. Jackson Carroll ha señalado que las tradiciones teológicas tienen diferentes conceptos acerca del ministerio. Algunas denominaciones en la tradición reformada, hacen énfasis en una presentación muy profunda de la fe mientras que los metodistas le dan un gran valor a las habilidades interpersonales. Los bautistas del sur hacen énfasis en dones evangelísticos, mientras que los cristianos ortodoxos esperan un liderazgo litúrgico.1 En el contexto norteamericano, sin embargo, las expectativas han cambiado en un período de tiempo, a menudo cruzando líneas denominacionales.

      Mi observación sobre los adelantos dentro de mi propia tradición corresponde en gran medida a la delineación histórica descrita por John B. Cobb y Joseph Hough para el desarrollo de muchas denominaciones.2 Para las generaciones anteriores, el ministerio ideal era el evangelístico, medido por su éxito en persuadir a grandes multitudes de personas a volverse a Cristo. Algunos eran predicadores itinerantes, otros muchos trabajaban en congregaciones locales en donde se les daba el trabajo primeramente para propósitos evangelísticos. En una segunda era, las expectativas congregacionales para el ministro cambiaron de alcanzar multitudes a alimentar la congregación y responder a las necesidades de la gente. En esta era, los ministros aprendieron técnicas de terapia y le dieron un valor considerable al ministerio pastoral y a la consejería. Su trabajo era percibir las necesidades cada vez más crecientes en los miembros de la congregación. En la presente era, el ministerio es finalmente medido por la capacidad de organizar, construir y manejar una compleja organización. Las congregaciones continúan asumiendo que el ministro mantendrá los roles tradicionales de celebrar matrimonios y funerales, pero creen que la meta final del ministro es llevar a la congregación a un nuevo nivel de crecimiento. El ministro debe ser por lo tanto un buen comunicador y un buen administrador. En un campo religioso competitivo, la tarea del ministro es hacer que la congregación mantenga su lugar en el panorama religioso. A menudo los comités de búsqueda ya no van detrás de alguien que se acomode a uno de estos modelos, sino de alguien que sea una combinación de Jay Leno, Lee Iacocca y Dr. Phil.

      Estas frecuentemente tácitas presunciones muestran que la dimensión faltante en la discusión acerca del ministerio es un concepto teológicamente coherente al propósito del mismo que incorpore sus numerosos roles. Según Tomás Oden, “no ha sido escrita una teología pastoral sistemática y basada en las Escrituras para una audiencia ecuménica angloparlante desde El Pastor Cristiano, de Washington Gladden (1898).”3 La literatura sobre los múltiples encargos del ministro es abundante, pero carecemos de un concepto teológico integral que provea los fundamentos de los mismos.

      Estamos buscando una visión unificada y centrada del ministerio. Desafortunadamente, las disciplinas que complementan el trabajo pastoral de nuestro tiempo se han segmentado en vagas y a veces inútiles subespecializaciones. A pesar de haber producido una abundante literatura sobre consejería pastoral, la pregunta que permanece es qué es lo “pastoral” (distintivamente pastoral) en lo así llamado consejería pastoral. Los sermones abundan y las ayudas de los