James W. Thompson

El Ministerio Pastoral según el Apóstol Pablo


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Mi tarea no es exponer un minucioso estudio de la teología paulina sino mostrar la correspondencia entre los temas teológicos centrales y su objetivo pastoral. En la ausencia de una teología pastoral basada en la comprensión tradicional de Pablo, sugiero que una nueva lectura de Pablo proporciona la adecuada base para una teología pastoral paulina y ofrece una visión coherente de la intención del ministerio. El centro del pensamiento de Pablo es una teología de transformación, la cual proporciona las bases para una teología pastoral paulina.

      Una muy consistente comprensión del ministerio emerge en todas las cartas, permitiéndonos definirlo en términos precisos: el ministerio es la participación en la obra de Dios de transformar la comunidad de fe hasta presentarla “sin culpa” cuando Jesús venga. La comunidad es un asunto inconcluso, que permanece entre su comienzo en el bautismo y su plena realización al final. La ambición pastoral de Pablo tal como él la establece en sus cartas, es la formación de la comunidad. Sus comunidades no judías ahora participan de la historia de Israel, viviendo entre su adopción inicial (o “elección”) en esa historia y el día final, cuando sean transformados en la imagen de Jesucristo. La ambición pastoral de Pablo es participar con Dios en la efectiva transformación de sus comunidades.

      J. Christiaan Beber ha argumentado persuasivamente que una comprensión de la teología paulina requiere nuestro reconocimiento tanto de la coherencia como de la contingencia de las cartas de Pablo.26 Esta coherencia la encontramos en los temas que Pablo anuncia bajo una variedad de circunstancias. Sugiero que una teología pastoral de la transformación surge del centro del pensamiento de Pablo cuando se considera lo siguiente:

      1. Pablo expone una consistente declaración de su ambición pastoral en casi todas sus cartas.

      2. Las declaraciones de Pablo acerca de su ambición pastoral son consistentes con la mayoría de los temas de su teología.

      3. A pesar de la variedad de circunstancias en las que Pablo escribe, su argumento tiende hacia la exhortación ética en su esperanza de configurar la transformación de la iglesia.

      La Ambición Pastoral de Pablo

      Una consistente característica de las cartas de Pablo es la declaración de su visión pastoral, señalando la meta de su ministerio. Las ideas dominantes de esta visión ministerial en sus cartas reflejan su coherencia dentro de la teología paulina:

      “Sin embargo, les he escrito con mucha franqueza sobre algunos asuntos, como para refrescarles la memoria. Me he atrevido a hacerlo por causa de la gracia que Dios me dio para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles. Yo tengo el deber sacerdotal de proclamar el evangelio de Dios, a fin de que los gentiles lleguen a ser una ofrenda aceptable a Dios, santificada por el Espíritu Santo. Por tanto, mi servicio a Dios es para mí motivo de orgullo en Cristo Jesús.” (Romanos 15:15-17).

      “Según la gracia que Dios me ha dado, yo, como maestro constructor, eché los cimientos, y otro construye sobre ellos. Pero cada uno tenga cuidado de cómo construye, porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo. Si alguien construye sobre este fundamento, ya sea con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y paja, su obra se mostrará tal cual es, pues el día del juicio la dejará al descubierto. El fuego la dará a conocer, y pondrá a prueba la calidad del trabajo de cada uno. Si lo que alguien ha construido permanece, recibirá su recompensa, pero si su obra es consumida por las llamas, él sufrirá pérdida. Será salvo, pero como quien pasa por el fuego.” (1 Corintios 3:10-15).

      “Para nosotros, el motivo de satisfacción es el testimonio de nuestra conciencia: Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la santidad y sinceridad que vienen de Dios. Nuestra conducta no se ha ajustado a la sabiduría humana sino a la gracia de Dios. No estamos escribiéndoles nada que no puedan leer ni entender. Espero que comprenderán del todo, así como ya nos han comprendido en parte, que pueden sentirse orgullosos de nosotros como también nosotros nos sentiremos orgullosos de ustedes en el día del Señor Jesús.” (2 Corintios 1:12-14).

      “¡Ojalá me aguanten unas cuantas tonterías! ¡Sí, aguántenmelas! El celo que siento por ustedes proviene de Dios, pues los tengo prometidos a un solo esposo, que es Cristo, para presentárselos como una virgen pura. Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo.” (2 Corintios 11:1-3).

      “Fui en obediencia a una revelación, y me reuní en privado con los que eran reconocidos como dirigentes, y les expliqué el evangelio que predico entre los gentiles, para que todo mi esfuerzo no fuera en vano.” (Gálatas 2:2; cf. 4:11).

      “En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento, manteniendo en alto la palabra de vida. Así en el día de Cristo me sentiré satisfecho de no haber corrido ni trabajado en vano. Y aunque mi vida fuera derramada sobre el sacrificio y servicio que proceden de su fe, me alegro y comparto con todos ustedes mi alegría. Así también ustedes, alégrense y compartan su alegría conmigo.” (Filipenses 2:16-18).

      “En resumidas cuentas, ¿cuál es nuestra esperanza, alegría o motivo de orgullo delante de nuestro Señor Jesús para cuando él venga? ¿Quién más sino ustedes? Sí, ustedes son nuestro orgullo y alegría.” (1 Tesalonicenses 2:19-20).

      En cada instancia en la que Pablo declara su ambición pastoral, él señala que el éxito o el fracaso de su trabajo será determinado sólo al final, cuando ya sea que se sienta orgulloso de su labor o comprenda que su trabajo ha sido en vano.27 El horizonte escatológico es una característica central de la ambición pastoral de Pablo. Usando el lenguaje tomado de la historia de Israel, él se refiere constantemente al “día” (1 Corintios 3:13; 2 Corintios 1:14; Filipenses 2:16) en que se revelará la calidad de su trabajo. Él se “enorgullecerá” de la labor cumplida (Romanos 15:17; 2 Corintios 1:14; Filipenses 2:16; 1 Tesalonicenses 2:19). Una iglesia “sin mancha” (Filipenses 2:15-16) cuando Jesús regrese será la meta de su labor. Mientras tanto, Pablo expresa en varias ocasiones que siempre está orgulloso de sus iglesias (cf. 2 Corintios 7:14; 8:24; 9:2) y del trabajo que él ha hecho en su nombre (1 Corintios 9:15), pero en otras ocasiones considera el prospecto de trabajar “en vano” (Gálatas 2:2; 4:11). Su ambición pastoral es por lo tanto colectiva y escatológica. Debido a que la prueba final de su ministerio es el resultado de su trabajo con las iglesias, la meta final define su ministerio en el presente.

      Pablo no usa el término “pastor” para describir su trabajo; en su lugar, él emplea una variedad de imágenes para describir la meta colectiva y escatológica de su obra. Él es el sacerdote para que los gentiles lleguen a ser una ofrenda aceptable a Dios (Romanos 15:15-17), el constructor cuyo trabajo será probado al final (1 Corintios 3:10-17), el padre de la novia (2 Corintios 11:3) preparando la boda de su hija, la mujer a punto de dar a luz (Gálatas 4:19), el sacrificio ofrecido por la fe del pueblo (Filipenses 2:16), y el padre que es dedicado a sus hijos.

      Como evangelista, Pablo ha traído a sus iglesias gentiles dentro de esta historia inconclusa. En sus cartas, Pablo regularmente recuerda los orígenes de la comunidad (Romanos 6:1-11; 1 Corintios 1:18-2:5; Gálatas 3:1-6; Filipenses 1:6, 11; 1 Tesalonicenses 1:5-10) y apunta hacia su destino en la gran obra de Dios. Mientras tanto, él escribe para asegurarse de que la historia llegue a una conclusión apropiada. Pablo asume en sus cartas que como resultado de su misión evangelística original, los conversos experimentaron un cambio radical gracias al poder de Dios. Este cambio fue sólo el principio de la historia (Filipenses 1:6), el cual llegará a su final en el día de Jesucristo (Filipenses 1:6, 11). El ministerio pastoral de Pablo consiste en su propia participación en lo que Dios está haciendo en la transformación de los conversos. De esa manera, las cartas no hablan sólo de la nueva existencia alcanzada sino de la transformación que está sucediendo. El lenguaje de formación (morfos), siempre en tiempo pasado (Romanos 12:2; 2 Corintios 3:18; Gálatas 4:19; Filipenses 3:10, 21), indica el papel principal de este concepto en la teología paulina. La teología pastoral de Pablo está determinada no sólo por la aceptación de los impíos por parte de Dios, sino por cómo Dios forma a la gente a imagen de Cristo. Pablo articula así claramente que el objetivo de su trabajo es participar en la formación de la comunidad.

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