Daniel Oscar Plenc

La música que agrada a Dios


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(Éxo. 15:1).14 Esta es “la primera referencia bíblica a una adoración musical […]”.15 Al canto de Moisés se sumó la participación de María y de las mujeres del pueblo, con el empleo del pandero y de la danza. “Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. Y María les respondía: Cantad a Jeho­vá, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al caballo y al jinete” (Éxo. 15:20, 21). Siglos después, el profeta Oseas recordó el cántico del éxodo, “[...] y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto” (Ose. 2:15).16 Pareciera que, en la Biblia, el pandero era usado más por las mujeres (Juec. 11:34; 1 Sam. 18:6; Sal. 68:25), y excepcionalmente por hombres (1 Sam. 10:5). Su sonido solía acompañar el canto y la danza, como un instrumento alegre para fiestas y alabanzas. Algo similar se observa en tiempos de los jueces: “Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con panderos y danzas [...]” (Juec. 11:34). Del mismo modo, las mujeres recibieron a Saúl y a David, luego de su victoria sobre los filisteos, “cantando y danzando [...], con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música” (1 Sam. 18:6, 7. Ver 29:5).17

      Según el libro de Deuteronomio, Moisés debía escribir un cántico y enseñarlo a Israel, como testigo contra ellos. “Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel. Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes [...]. Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel” (31:19, 21, 22). Se muestra, aquí, la función didáctica de la música. “Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico, hasta acabarlo” (31:30). El canto sería un medio educativo y de trasmisión de valores a las siguientes generaciones. “Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun. Y acabó Moisés de recitar todas las palabras a todo Israel; y les dijo: ‘Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley’” (32:44-46).

      Los libros históricos

      En ellos, se mencionan bocinas de cuerno de carnero tocadas por sacerdotes, trompetas, salterio, pandero, flauta y arpa, o lira. Aparecen, también, el canto y la danza. Se emplea la música para calmar a Saúl, y se registra una endecha.

      El libro de 1 Samuel muestra que el ejercicio del don de profecía solía realizarse con música, tal como Samuel lo anunció a Saúl: “Encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando” (10:5). Se informa más adelante que Eliseo profetizó con el acompañamiento de un “tañedor” (2 Rey. 3:15). Los ministros de la música en tiempos de David también “profetizaban” con arpas, salterios y címbalos (1 Crón. 25:1, 3, 6). Se usa la trompeta, de nuevo, como medio para llamar la atención (1 Sam. 13:3). En cambio, el arpa sirvió de terapia musical al espíritu atormentado de Saúl (16:16-18, 23).

      En 2 Samuel se registra una endecha (elegía o lamentación) de David, por la muerte de Saúl y Jonatán (1:17, 18). En otro momento de duelo, Jeremías utilizó la música para endechar a Josías; costumbre seguida por cantores y cantoras posteriores (2 Crón. 35:25). Ezequiel también menciona las endechas (Eze. 32:16). Por otra parte, se dirigía al pueblo con el cuerno o la trompeta (2 Sam. 2:28; 18:16; 20:1). David practicó la danza como alabanza, acompañada de instrumentos de cuerdas, viento y percusión: “Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jeho­vá con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos” (6:5). Había danza y trompeta delante de Dios (6:14-16, 21). Tiempo después, Barzilai habló a David de “la voz de los cantores y de las cantoras” (19:35), y lamentó que su edad no le permitiera disfrutar de esas expresiones. Se transcribe, también, un cántico de liberación (22:1, 50). El mismo libro llama a David “el dulce cantor de Israel [...]” (23:1), y se registran sus últimas palabras en el formato de un salmo (23:1-7).

      Según el registro de 1 de Reyes, se utilizó la trompeta en ocasión de la coronación de Salomón (1:34, 39). Se sumaron, luego, el canto y las flautas: “Y cantaba la gente con flautas [...]” (1:40, 41). También, durante el ungimiento de Jehú se tocó la corneta (2 Rey. 9:13; 11:14). Cuando se coronó a Joás, hicieron sonar bocinas, y hubo cantores con instrumentos musicales (2 Crón. 23:13). Salomón tuvo, aparentemente, dones poéticos y musicales, ya que “compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco” (1 Rey. 4:32).

      En 2 Crónicas, se describe lo que podría llamarse el modelo musical de David, y su continuidad a lo largo del tiempo. Había levitas cantores de las familias de Asaf, Hemán y Jedutún, con vestidos de lino fino, con címbalos, salterios, arpas y otros instrumentos de música. Ciento veinte sacerdotes tocaban trompetas (5:12, 13). Se dice que los levitas alababan “con los instrumentos de música de Jeho­vá”, hechos por David (7:6).