Daniel Oscar Plenc

La música que agrada a Dios


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o gaita (arameo sumponeyah).41 Es claro el rol de la música en cuanto a dar realce y solemnidad a esta celebración. Se habla, tal vez, de instrumentos de música en el palacio del rey Darío (6:18).42

      Sofonías anticipa momentos de celebración acompañados por música. “Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén” (3:14). Dios mismo cantaría: “Jeho­vá está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” (3:17).

      Zacarías habla de un canto alegre: “Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jeho­vá” (2:10).

      El Nuevo Testamento

      Los Evangelios y Hechos de los Apóstoles

      La sección histórica del Nuevo Testamento hace poca alusión a la música. Solamente se hacen menciones, figuradas o literales, a instrumentos como trompetas y flautas. Respecto de la música vocal, se cuenta del canto de Jesús con sus discípulos en el aposento alto; se registran los llamados “himnos de la Natividad”; y los himnos entonados por Pablo y Silas en prisión.

      En su exhortación a no exhibir públicamente los actos de caridad, dice Jesús: “No hagas tocar trompeta delante de ti” (Mat. 6:2). Se mencionan las flautas en la circunstancia de la muerte de la hija de Jairo (9:23). Se deduce que también se tocaban en los bailes: “Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis” (11:17, ver Luc. 7:32). Cuando Cristo vuelva, se convocará a los fieles con trompetas: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta” (Mat 24:31; véase también: 1 Tes. 4:16; 1 Cor. 15:52).

      Las epístolas

      Los instrumentos, como el címbalo, la flauta, la cítara y las trompetas, mencionados en las Epístolas son metáforicos. En contextos de culto, solo se menciona la música vocal, y se destaca su importancia. Es claro que no cabe esperar muchas orientaciones para la música de la iglesia en estas cartas de los apóstoles.

      Está visto que el Nuevo Testamento no ofrece muchos parámetros para el Ministerio de la Música. Pablo enfrenta las exaltaciones producidas en Corinto, e invita al equilibrio entre la mente y el espíritu: “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento” (14:15). El canto no es solamente éxtasis, sino edificación mutua: “[...] Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación” (14:26). Además, había que evitar la confusión (14:33).

      Por su parte Santiago hace una breve alusión al canto de alabanza: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas” (Sant. 5:13).

      El Apocalipsis