o gaita (arameo sumponeyah).41 Es claro el rol de la música en cuanto a dar realce y solemnidad a esta celebración. Se habla, tal vez, de instrumentos de música en el palacio del rey Darío (6:18).42
En Amós, hay un rechazo divino al culto formal y a la música vacía de espiritualidad. “Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos” (5:23). El pueblo vivía en placeres, sin advertir la destrucción: “Gorjean al son de la flauta, e inventan instrumentos musicales, como David” (6:5).43 Por causa de la apostasía “los cantores del templo gemirán en aquel día, dice Jehová el Señor” (8:3); “Y cambiaré vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en lamentaciones” (8:10).44
Sofonías anticipa momentos de celebración acompañados por música. “Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén” (3:14). Dios mismo cantaría: “Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” (3:17).
Zacarías habla de un canto alegre: “Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová” (2:10).
El Nuevo Testamento
Afirma Küen: “El Nuevo Testamento, es verdad, contiene relativamente pocas indicaciones respecto de la música: apenas una docena de pasajes, de los cuales solo dos contienen una orden concreta, y ninguna mención a la música instrumental”.45 Al parecer, la utilización de la música en tiempos del Nuevo Testamento era similar a la sinagoga.46 De estas escasas referencias neotestamentarias a la música, algunas de ellas son metafóricas (Mat. 6:2; 11:17; Luc. 7:32; 1 Cor. 13:1; 14:7, 8).
Los Evangelios y Hechos de los Apóstoles
La sección histórica del Nuevo Testamento hace poca alusión a la música. Solamente se hacen menciones, figuradas o literales, a instrumentos como trompetas y flautas. Respecto de la música vocal, se cuenta del canto de Jesús con sus discípulos en el aposento alto; se registran los llamados “himnos de la Natividad”; y los himnos entonados por Pablo y Silas en prisión.
En su exhortación a no exhibir públicamente los actos de caridad, dice Jesús: “No hagas tocar trompeta delante de ti” (Mat. 6:2). Se mencionan las flautas en la circunstancia de la muerte de la hija de Jairo (9:23). Se deduce que también se tocaban en los bailes: “Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis” (11:17, ver Luc. 7:32). Cuando Cristo vuelva, se convocará a los fieles con trompetas: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta” (Mat 24:31; véase también: 1 Tes. 4:16; 1 Cor. 15:52).
Únicamente en la última cena se dice que Jesús cantó: “Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos” (Mat. 26:30; véase Mar. 14:26). Lo más probable es que hayan entonado los Salmos 115 al 118, como era habitual en la cena de Pascua.47
Lucas presenta cuatro cánticos relacionados con el nacimiento de Jesús; los llamados “Cánticos de Navidad”, conocidos por sus primeras palabras latinas: El cántico de María, o Magnificat (Luc. 1:46-55); el cántico de Zacarías, o Benedictus (Luc. 1:68-79); el cántico de los ángeles o Gloria in Excelsis Deo (2:14); y el cántico de Simeón, o Nunc Dimittis (2:29-32). Estos son conocidos como “cánticos mayores”, en contraste con ciertos cánticos del Antiguo Testamento, llamados “cánticos menores”: el canto de Moisés y de María por la victoria sobre Faraón (Éxo. 15); la oración de Moisés antes de su muerte (Deut. 32); el canto de Ana (1 Sam. 2); el canto de Habacuc (Hab. 2); el canto de Isaías (Isa. 26); la oración de Jonás (Jon. 2). Puede notarse, en estos cánticos, el estilo y el lenguaje de los Salmos.48 El cántico de Pablo y Silas en un tiempo particular de oposición se menciona en Hechos 16:25.
Las epístolas
Los instrumentos, como el címbalo, la flauta, la cítara y las trompetas, mencionados en las Epístolas son metáforicos. En contextos de culto, solo se menciona la música vocal, y se destaca su importancia. Es claro que no cabe esperar muchas orientaciones para la música de la iglesia en estas cartas de los apóstoles.
Pablo emplea la figura del “metal”, o “címbalo que retiñe” (1 Cor. 13:1).49 Utiliza, también, la flauta, la cítara y la trompeta como metáforas: “Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?” (14:7, 8).
Está visto que el Nuevo Testamento no ofrece muchos parámetros para el Ministerio de la Música. Pablo enfrenta las exaltaciones producidas en Corinto, e invita al equilibrio entre la mente y el espíritu: “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento” (14:15). El canto no es solamente éxtasis, sino edificación mutua: “[...] Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación” (14:26). Además, había que evitar la confusión (14:33).
Pablo exhorta a los creyentes a expresarse con cantos de alabanza: “Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Efe. 5:19). Y en palabras similares, dice: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Col. 3:16). Estos textos paulinos son los más instructivos del Nuevo Testamento. Es difícil distinguir el significado de los términos “salmos, himnos y canciones espirituales”. Los salmos provenían del Antiguo Testamento; los himnos estaban dirigidos a Cristo (puede verse en ciertos himnos cristocéntricos, como aparecen en Efe. 5:14; Fil. 2:6-11; Col. 1:15-20; 1 Tim. 3:16; 2 Tim. 2:11-13; Heb. 1:3); y las canciones espirituales eran, posiblemente, cantos espontáneos de alabanza (1 Cor. 14:15).50 Lo que sí resulta evidente, es que el canto era participativo, interactivo y cristocéntrico. Y que existía diversidad y espontaneidad.51 Tanto lo antiguo (los salmos), como lo más reciente (himnos) y lo actual (cánticos espirituales), tenían su lugar.52
Por su parte Santiago hace una breve alusión al canto de alabanza: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas” (Sant. 5:13).
El Apocalipsis
Es el más musical de los libros del Nuevo Testamento. Y puede notarse que el documento se refiere a instrumentos como trompetas, arpas y flautas, además del canto. Hace un uso metafórico, o simbólico, de instrumentos como la trompeta (para indicar intensidad de la voz): “Como de trompeta” (1:10; 4:1).53 La trompeta servía para anunciar futuros castigos divinos, particularmente en la visión de las siete trompetas (8:2, 6-8, 10, 12, 13; 9:1, 13, 14; 10:7; 11:15).54 La desolación de Babilonia se describe como ausencia de música. “Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más en ti” (18:22). También, presenta escenas de adoración con expresiones musicales.55 “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: ‘Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación’” (5:8, 9). Las arpas, las cítaras, o liras, se usaban para acompañar el canto.56 “Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento