otro a vivir una realidad diferente, cada uno la suya. Sin duda agradezco a mis padres el que me inculcaran sus valores éticos y me dieran el punto de referencia, para llegar a entender, que el concepto familia es tu brújula, y es lo que más te puede ayudar y orientar para encontrar tu norte y sin duda ese ha sido el mayor legado que ellos me han dejado.
Ya me voy contestando, he sido capaz de descubrirlo, han sido mis recuerdos los que han llevado mis pasos hasta allí. Ya no queda ninguno de los viejos muebles que aún tengo en mi memoria, y entro en las antiguas habitaciones que todavía puedo reconocer: ese despacho de padre, esos dormitorios de cada uno, ese pasillo que nos llevaba al final de la casa donde se encontraba la cocina. Pero ahora, todo ha cambiado un poco, ya que se han creado nuevos lugares que no siento míos. Yo me fui, pero hoy he vuelto y tengo la sensación de querer cerrar con ello algo que considero pendiente, no lo sé muy bien, posiblemente una fantasía.
Aquí estuve, en esa fase de mi vida en que todos mis problemas los resolvían otros, y cuando me marché, empecé a vislumbrar que los problemas no se resolvían solos, y que era yo quien tenía que hacerlo; sin duda un paso adelante en el necesario aprendizaje. ¿Nostalgia? No, vida vivida; con momentos de luz, seguro que muchos y momentos de sombras, puede que algunos. Todos los rincones de la casa guardan en mi memoria tantas cosas y cosas, que hacen aflorar sentimientos encontrados, impresiones, porque no olvido, no quiero olvidar, pues forma parte de mi pasado y de mi crecimiento, y las imágenes y sensaciones permanecen siempre a tu lado. Ha sido necesario el regreso, una buena terapia para el espíritu, ya no tengo nada pendiente ni deuda que pagar y me siento tranquilo y sosegado.
Cierro muy despacio la puerta sin hacer apenas ruido y bajo, pensativo, lentamente las escaleras, como si no quisiera abandonar la casa, con un cierto sentimiento de tristeza; llego al amplio portal y por un momento me detengo, y miro hacia atrás, y os veo a todos sonriendo conmigo otra vez, os recuerdo a todos y cada uno de vosotros con vuestro rostro de entonces, junto a nuestros padres en ese tiempo ya lejano, pero no olvidado; y ahora tanto tiempo después tengo la certeza que seguís a mi lado, cada uno en su realidad. Fuimos pequeños y ahora somos mayores y…algunos ya os fuisteis con ellos.
Ya estoy más relajado, después de las emociones sentidas y vividas, y salgo a la calle con un ánimo más renovado como si me hubiera quitado un peso de encima, y me incorporo a esa dinámica actual en la que todo es prisa y bullicio, y esbozo una sonrisa cómplice de satisfacción, al haber podido juntar mi hoy con mi ayer, y tengo la sensación de haber cerrado, que no olvidado una puerta de mi pasado.
palabras en la madrugada
Alguien a tu lado para empezar el día
compartiendo palabras y sentimientos
“Mis palabras suben volando, mis pensamientos se quedan aquí abajo; palabras sin pensamientos nunca llegan al cielo”. William Shakespeare
Hoy, como tantos días, me he despertado a una hora que prefiero no contar; esa hora en la que es difícil discernir, si es pronto o tarde. Me he levantado rápidamente, pues me cuesta mucho permanecer en la cama mirando techos y observando oscuridades. Miro a mi lado y te siento dormida plácidamente, soñando tus sueños e intento no desvelar tu descanso. Bajo al salón en silencio, me preparo ese primer café, y me dispongo a seguir leyendo ese libro inacabado que empecé hace algunos días. Es todavía de noche y dentro de muy poco empezará a amanecer.
¿Qué sucede entonces? Al cabo de un rato indeterminado se cumple como cierta esa frase: “dos que duermen en un mismo colchón se vuelven de la misma condición”. Te empiezo a sentir trastear arriba en la habitación, con esa alerta permanente que mantienes que ha percibido mi ausencia, y te levantas y bajas a compartir conmigo el nuevo día. ¿Qué tal has dormido, estás revuelto, cómo te encuentras? Pueden ser algunas de las preguntas que nos hacemos pero ¡cuánto madrugas! Suelen ser las primeras palabras que pronunciamos para desearnos ¡Buenos días! Nos preparamos para iniciar la actividad cotidiana, con nuestra taza humeante, nuestro pan con mermelada, y ese clima intimista creado en nuestro escenario, en el que solos y juntos disfrutamos de un momento mágico, ¡llevamos tanto tiempo haciéndolo!
Amanece, la luz empieza entrar de forma tenue por la ventana y comenzamos uno y otro a abrazarnos con nuestras palabras, a trasladar nuestras reflexiones y preocupaciones matinales, posiblemente intranscendentes, pero comunes. El tiempo se detiene, el reloj para sus agujas, no importa, seguimos siendo los mismos, los que durante tantos días y tantos años hemos compartido este momento lleno de pensamientos tanto propios como conjuntos.
Ya hemos terminado de desayunar, y ambos para prolongar la conversación, empezamos a charlar animadamente, trasladando en este día cualquiera, como cualquier día un poco de nuestro yo, que ahora ya no es tan enteramente nuestro. Ciertamente creo que es una terapia que funciona, pues ayuda a que las dos medias botellas recuperen su nivel; si una está medio vacía tienda a equilibrarse con la otra y es verdad que funciona a través de nuestros vasos comunicantes, así es fácil tener la botella llena. Qué importante es sentirte a mi lado, saber que estás ahí y que siempre, siempre vas a soñar mis sueños conmigo. El tiempo pasa de forma inexorable y tengo la percepción de que todo se hace cada vez más sólido y firme. Los silencios, las soledades y los temores, son menos oscuros si se comparten.
Nuestra vida ha crecido con y para nosotros, y tú y yo, siendo los mismos somos diferentes. Tu mirada, tus manos que siguen buscando las mías, y cuando se encuentran adquieren para ambos esa seguridad que necesitamos. Somos afortunados, infinitamente afortunados, la vida nos ha dado la posibilidad de encontrarnos, y el camino siempre será feliz, alegre y sonriente, unidos hasta un final espero que lejano.
Ya se ha roto el hechizo, nuestros hijos se incorporan a nuestro lado, y cada uno, en su sustantividad, empieza a contar el día que le espera. Los trabajos, tareas, colegios, dudas e incertidumbres….; y empiezan a mezclarse todos los fantasmas e ilusiones que nos acompañan. Es esa magia de la costumbre y la gasolina que nos ayuda a caminar por separado y nos hace sentirnos únicos y exclusivos en nuestro mundo propio, diferente al resto. Y el día comienza para todos, cada uno en su ruta, y con su rutina.
PÉRDIDAS O GANANCIAS
Eres dueño y responsable del resultado de tu cajita,
y por tanto de tus riquezas
“Todo cuadra en la vida cuando los activos que están a tu lado te ayudan a vencer los pasivos que puedas tener”.
Enamorado de esos números y de esa Contabilidad que me ha acompañado siempre, tengo una tendencia a valorar y hacer siempre mis cuentas bajo una perspectiva de llegar hasta el resultado final, beneficio o pérdida. Esto puede ser bueno, o en ocasiones algo perverso, ya que te puede conducir a conclusiones que pueden ser erróneas, pues no todo pueden ser números y valores.
Cuando al famoso matemático Luca Pacioli creador de la Contabilidad moderna le preguntaron lo que era ganar o perder, respondió de una manera muy simple; “ganar es cuando después de un negocio abres tu caja donde guardas las monedas, y hay monedas; y perder es cuando no las hay”. Así se mide todo, tu trabajo, tu familia, tus relaciones, tus amigos, tu propia vida. Si abres tu cajita y observas lo que hay, descubrirás si has ganado o perdido. Tu propia valoración te ayudará, y en ese punto no te valen los engaños. ¡Hay o no hay!
Esto es igual al hombre del chiste que va al Banco a preguntar cuánto dinero tiene, se dirige a la ventanilla y pregunta al cajero; éste de forma mecánica e inconsciente dice ¡Debe...Haber! entonces el hombre se enfada y dice ¿cómo que Debe/Haber? ¡Hay!
Todos tus actos están llenos de causalidades pues las casualidades son difíciles de encontrar y más en los temas económicos. Dejar las cosas en manos del destino o de la suerte es algo sencillo, pero eso sirve de poco y no es nada más que una pobre auto justificación y no ganarás nada con ello.
Todo queda registrado y valorado bajo una perspectiva de balance contable en donde los activos (derechos) deben ser iguales a los pasivos (obligaciones). Todo nace de un equilibrio “todo el que recibe debe a la persona que da o entrega”, así lo expresa Pacioli en su obra “De divina proportione” en 1498. Hay