estos términos para poder explicar, o valorar nuestros actos o incluso casi todos los hechos que nos suceden en el día a día.
El equilibrio y valor debe estar siempre en la cabeza, en tu cabeza. Cuadrar nos supondría calcular e igualar, poner en una balanza nuestros derechos y obligaciones hasta nivelarlos. Activo y Pasivo sigue diciendo lo mismo, lo que tienes es lo mismo que debes, pues alguien te lo ha dado. Pérdidas o Ganancias, ahí es distinto pues constituye el resumen de todo, sumas y restas y es lo que al final te queda como resultado. Hay que intentar hacerse estas preguntas y después contestarlas de alguna manera, así encajan los términos que he definido anteriormente aplicados a tu persona: ¿Cómo te sientes en tu vida y te valoras? ¿Crees que eres bueno o malo? ¿Estás satisfecho y contento? ¿Cómo afrontas el tiempo ya vivido y el que te quede por vivir? ¿Eres optimista o pesimista? Y así nos podríamos seguir haciendo de forma continua muchas más.
Miro hacia adentro, y en mi silencio y soledad respondo a todas ellas; y así puedo descubrir el contenido de mi cajita, y si tengo monedas o no. En este punto ya no hay mentiras. ¡No dudes ni tengas miedo! ¿Tienes o no tienes? ¡Ábrela y sabrás si has ganado o perdido!
Un día hablando con uno de mis hijos me dijo que yo era un hombre de éxito; hoy, muchos años después, todavía le sigo dando vueltas a esa afirmación, y aún me resulta difícil responder a ella de forma clara y contundente. Es posible que necesite acudir como ayuda a hacer inventario de mis valores: sentimientos, pensamientos e ilusiones; e intentar cuantificarlos, pues será esto lo que me permita ver el contenido de mi cajita real, y poner al descubierto mi ganancia o pérdida. Tú luchas por llenar esa cajita, y lo que queda en ella lo desconoces hasta el final y obtienes el balance que todo lo mide.
Pero soy un buen gestor, hasta ahora no me ha ido tan mal, sé como emplear mis talentos con sabiduría y sentido común, hacer balance y valorar mis actos y efectos, y aplicarlos; y con eso no puedo perder, la ganancia como resultado está garantizada, y eso sí sería mi triunfo y mi verdadero éxito.
anclado en tierra
Nuevos horizontes, mares y rumbos en tu vida
al abandonar tus rutinas de trabajo
“El ideal del español de buena parte de la clase media es jubilarse tras breves años de trabajo, y si es posible, antes de trabajar” Santiago Ramón y Cajal.
Terminé la faena y después de surcar muchos mares y amaneceres, regresé a casa, y me incorporé a ella como elefante en cacharrería. Acepté, no sin muchas dudas esta nueva situación aunque no sabía muy bien cómo respondería a ella. Empecé a disfrutar de ese bien que nunca había tenido: tiempo, y efectivamente me costó adaptarme a su dimensión y espacio. Iba todas las mañanas al puerto para ver entrar y salir los barcos en los que siempre viajé; añoranza tal vez, o una nueva vida. Me juntaba con otros amigos y compañeros que al igual que yo miraban con tristeza el bullicio de los marineros.
¿Te acuerdas de lo mal que lo pasamos en aquella tormenta? ¿Y de aquel capitán que se emborrachaba por la noche? ¿Y cómo eran las mujeres de aquel puerto? Batallas y batallitas que ahora en tierra solo alimentaban el recuerdo.
¿Cómo estás de salud? Yo esta semana estoy de médicos dijiste frente a un café y copita de anís. ¿Y la familia qué tal? La verdad es que a mis hijos les va muy bien, pero los nietos… ¡como han cambiado los tiempos! Son un poco rebeldes... El otro día uno me preguntó, ¿abuelo, cuando tú eras pequeño había Donuts? y yo le contesté muy ufano ¡pues claro! Él con su mirada inocente respondió sin pensárselo ¡pues sí que son antiguos los Donuts! Reconozco que aquello añadió, arrugas a mi rostro.
Las cosas habían evolucionado mucho desde que empecé a trabajar en el mar, ya que la seguridad había eliminado peligros, amparada en mayores medios y tecnología; aunque eso sí, se mantenía como elemento común la vocación y esfuerzo solidario entre todos.
Te preguntabas, considerabas injusto y no comprendías para lo que habías quedado, tú que habías sido y todavía lo eras fuerte y vigoroso. Te hicieron poner el pie a tierra, no lo entendiste y jamás lo aceptaste; cuando estabas en lo más alto del mástil, tuviste que bajarte.
¡Qué desatino! No hay quien lo entienda, y ¡perdonadme amigos que tengo prisa, yo ya me voy a casa, que a la parienta no la gusta que llegue tarde porque se le enfría la comida!
Y así empezó mi nueva vida, mirando al mar y cambiando de sueños y de vientos, reorientando mis velas para seguir surcando las nuevas olas que mecían mi vida. Es difícil romper con las costumbres, pues hay un halo de ímpetu desbocado que no se controla lo suficiente, principalmente si no se entiende bien.
Pero no debo quejarme del aire, hay que esperar que cambie y ajustar las velas, y así podré seguir navegando, porque no existe un viento favorable para un barco sin rumbo y sin capitán. Debo buscar y encontrar los nuevos faros que iluminen y alumbren mi camino y me dirijan a puerto, y no permitir que nadie lleve el timón de mi barco.
No me detengo, tengo que evitar con destreza los arrecifes y los huracanes, y dejarme mecer por las olas, aferrándome al timón y ayudado con el vigor y pericia de mis tripulantes.
El viaje es diferente al que fue, pero has adquirido ya la experiencia y habilidad suficiente para dejarte guiar por tu brújula y tu cielo. No hay que equivocarse, tu ruta ya está marcada y no debes luchar contra los elementos si no saberte conducir en ellos, aprovéchate de los vientos, ellos te conducirán.
No tengo que ser impaciente y desesperarme, pues estoy seguro de que, tanto en el mar como en la tierra puedo encontrar la serenidad que necesito, y pensar que sigo siendo el mismo, y que lo único que ha pasado es que la brisa marina ha curtido mi piel, y que cuando navegue en la oscuridad debo saber y dejar guiarme por nuevas estrellas, pues ellas me darán su luz y junto a mis faros me marcarán el camino hacia nuevos puertos, mares y destinos que todavía desconozco hoy.
ya es navidad
Su significado, nuestras Navidades pasadas,
presentes y futuras
“La Navidad está construida sobre una paradoja hermosa e intencional: que el nacimiento del que no tuvo casa para nacer sea celebrado en todas las casas” G.K. Chesterton
Luces y colores, risas y bullicio; así se encontró el hombre al salir a la calle. La gente se movía con mucha prisa a elegir sus regalos y realizar las últimas compras para las reuniones de Navidad. Parecía que el mundo se había vuelto loco, pues la alegría y algarabía flotaba en el aire y contagiaban el ambiente. ¿Qué había sucedido, qué era lo que se celebraba? Nuestro hombre atemperó su caminar y lentamente empezó a evocar imágenes del pasado. Recordaba perfectamente su infancia y adolescencia, acompañado de aquellos rostros familiares que ya no estaban y los momentos vividos con ellos; sí, realmente recordar es volver a vivir.
Qué importante es pensar en el verdadero significado de estos días, Es cierto que hemos ido destrozando a lo largo del tiempo esa realidad, y la hemos reducido en muchos casos a un momento en el que prima la hipocresía, consumismo y artificio, sustituyendo la verdadera esencia. Pero no debes conformarte, si tu propia cabeza se aísla, enseguida recuperas el sentido, encuentra la verdad, y retomas ya que vuelves a pensar como siempre pensaste, es suficiente.
Empezó a recordar, y acudieron imágenes de cuando iba con sus padres a la Plaza Mayor a comprar alguna figurita para el Belén de casa, que empezó poniendo junto a sus hermanos y más tarde lo hizo con sus hijos y después nietos. ¡Qué hermoso recorrido mantenido en el ciclo de la vida! Tú ibas creciendo y sólo iban cambiando la compañía junto a ti de los más cercanos, el portal y las figuritas eran siempre las mismas, con su mismo significado. Después cuando adornabas ese abeto natural que habías cargado con tanto esfuerzo por la Puerta del Sol, al que después añadías muchas bolas doradas y plateadas, junto a guirnaldas y luces de colores que parpadeaban sin cesar. Eran muchos los que se sentaban alrededor de tu mesa esa Nochebuena y día de Navidad, un instante inolvidable y familiar. Más tarde llegaba la Nochevieja con sus campanadas de Fin de Año y las uvas. Ese día tenías la costumbre y solías quedarte