Ariela Katz Gugenheim

Boicot


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no vividas, tecleando, intemporales ya, en las salas de prensa, atiborrados de idiomas y razas y calles y paisajes casi inverosímiles. ¿Qué andamos haciendo? ¿Qué venimos a buscar a Sri Lanka, por Dios? ¿Usted está enterado de qué negocios tenemos con Tanzania o con Kuwait o con Jordania o en Dakar? Y lo sorprendente era que la pregunta te la hacía el Secretario Fulano, o el Subsecretario Perengano. Quienes se decían consejeros directos y ultra privados acababan haciéndose las mismas cruces. En Kuwait, a cincuenta y cinco grados de calor, asomados a los ventanales de doble vidriera del hotel más lujoso del mundo, oíamos durante todo el día y buena parte de la noche las sirenas que abrían paso al presidente y a su comitiva oficial. ¿Qué andarán haciendo? ¿De qué peligro inminente está salvando Echeverría a la patria, o qué monumental camino le está abriendo precisamente en estos momentos, y aquí, con los antípodas?78

      El embajador de Estados Unidos en Jordania, Thomas Pickering, reportó al Departamento de Estado la visita mexicana, diciendo que ésta había llevado al límite la energía y el ingenio jordano durante tres días tremendamente intensivos, los cuales dejaron exhaustos a los anfitriones. Para los jordanos fue una carga atender a la enorme comitiva, aunque finalmente lo lograron. El embajador estadounidense escribió que en Jordania “todavía se preguntan cómo y por qué sucedió todo; pero como siempre, se comportaron con gracia y buen humor”.79

      Antes de llegar a Jordania, Echeverría fue a Israel, donde realizó una visita “marcada por el espectáculo ceremonial y la atención máxima de los niveles más altos”.80

      Originalmente, Israel no estaba incluido en la gira, a pesar de que se visitaría Jordania y Egipto, países vecinos. Fuentes comunitarias judías afirman que la inclusión de Israel se dio de último momento y sólo gracias a que se recurrió a judíos mexicanos con vínculos personales con el presidente.81 Para cuando Echeverría solicitó autorización al senado para realizar su gira, Israel ya figuraba en la lista.82

      Es curioso que el embajador de Israel en México se haya enterado por medio de un noticiero televisivo de que el presidente de México visitaría Israel. En efecto, Hanan Aynor llamó a Jova para solicitar su consejo. Le relató que en la víspera había escuchado que Israel sería incluido en la gira presidencial. No se había solicitado la autorización israelí y, preocupado, Aynor quería saber si ese era un comportamiento usual de Echeverría.83

      Jova reconoció que el estilo de Echeverría era “no protocolario”, pero, aun así, el incidente llama la atención. Parece indicar que para Echeverría los judíos de México e Israel eran una unidad. Como fue invitado a Israel por un miembro de la comunidad judía mexicana, quizá le pareció innecesario seguir la formalidad para organizar una visita de Estado.

      Esta era la primera visita de un presidente mexicano a Israel, y se le dio una enorme importancia. Tanto el embajador de Israel en México como el Comité Central Israelita de México le pidieron a Sergio Nudelstejer, secretario del Comité Central y representante del American Jewish Committee en México (ajc), que acompañase a Echeverría en su viaje a Israel, con el propósito de “evitar problemas y lograr el mayor éxito posible”. Incluso el embajador de Israel llamó a Bertram H. Gold, vicepresidente ejecutivo del ajc, para asegurar su apoyo.84

      Echeverría planeaba llegar a Israel el 7 de agosto, de manera que Nudelstejer se trasladó al Medio Oriente dos semanas antes, a fin de preparar el viaje. Ahí se vio con editores, periodistas, gente de la televisión, visitó personalmente todos los lugares a donde Echeverría iría y habló de cómo debía ser recibido. Organizó un acto público dedicado a México, así como la proyección de películas sobre el país; consiguió que se difundieran suplementos sobre México en dos periódicos en español (Aurora y Semana) y que se publicara una serie de cuatro artículos sobre el país en el Jerusalem Post, además de varios artículos en los periódicos en hebreo sobre México, Echeverría y la importancia de su visita. En la televisión colocó documentales de temas mexicanos que él mismo llevó a Israel, y en la radio consiguió que se entrevistara a personas que habían visitado México.

      Desde el aeropuerto Ben Gurión y en toda la ruta a Jerusalén se colocó una decoración de banderitas de ambos países en cada poste de alumbrado, así como la foto del presidente mexicano con textos de bienvenida, y lo mismo se hizo para todos sus trayectos.85 Sin embargo, a pesar de todas las precauciones, en la víspera del arribo de Echeverría ya se temía que sería una gira muy problemática.

      Antes de Israel, Echeverría estuvo en Senegal, donde hizo declaraciones en favor de los palestinos, declaró que Israel “debía devolver los territorios ocupados” y que hablaría sobre eso con los líderes israelíes durante su visita. En Egipto, el presidente mexicano se entrevistó con Yasser Arafat y dio su autorización para que la olp abriera una oficina de información en México.

      Echeverría llegó a Israel el 7 de agosto, dos días después de su muy publicitada reunión con Arafat,86 a quien incluso comparó con Benito Juárez.87 Cabe mencionar que apenas en julio de ese mismo año, militantes de la olp, presidida por Arafat, habían detonado una bomba en la Plaza de Sion, en Jerusalén, que mató a quince personas e hirió a 77.88

      En contrapeso, en Kuwait Echeverría declaró que México no apoyaría la expulsión de Israel de la onu, y exhortó a los países árabes a pensar cuidadosamente antes de hacerlo. De conformidad con su política de dobles mensajes, cuatro días antes de llegar a Israel, el presidente mandó ahí a “uno de los más altos funcionarios” de la Secretaría de Relaciones Exteriores para explicar a sus contrapartes que Echeverría venía “como amigo” para aprender acerca de la situación de Israel, y que sus declaraciones en Argelia, Kuwait, Arabia Saudita y Egipto debían ser tomadas con cierta reserva.89

      Aun así, los israelíes estaban preocupados de que se generara una confrontación política durante su presencia en el país. El mismo día de su llegada a Israel se publicó la foto de Echeverría abrazando a Arafat en toda la prensa israelí, lo cual causó una gran impresión90 y fomentó una atmósfera de tensión que se prolongó a lo largo de la visita.91

      Mientras Echeverría aún se encontraba en Israel, el Congreso Internacional de Educadores del Tercer Mundo aprobó unánimemente una propuesta de Honduras en la que se expresaba el apoyo para que Echeverría fuera el próximo secretario general de la onu. El subsecretario de relaciones exteriores, Rubén González Sosa, visiblemente complacido con esto, transmitió la noticia al presidente por vía telefónica.92

      Es posible que este dato haya propiciado el suceso más notable de la visita: Echeverría mandó a Emilio Rabasa a El Cairo el 8 de agosto para que se entrevistara con el presidente egipcio Anwar Sadat y concertara una reunión entre Sadat y el primer ministro israelí Isaac Rabin.93 El 9 de agosto Rabasa se reunió con Sadat, en presencia del vicepresidente, Hosni Mubarak y de Roberto Rosenzweig, entonces embajador de México en El Cairo. Sadat rechazó la iniciativa mexicana.94

      Más tarde escribiría Rabasa, que: “No faltaron quienes ironizaran la misión y otros que señalaran que había yo fracasado en mi encomienda”.95

      Lo cierto es que el intento se percibió entonces como un fiasco del régimen.96 En efecto, el encargo del presidente había rayado en lo absurdo. Sadat le contó al embajador estadounidense en Egipto que había recibido a Rabasa para corresponder a las atenciones de Echeverría, quien había sido “lo suficientemente considerado” para enviar a su secretario hasta Egipto. Sin embargo, ambos coincidieron con cierta condescendencia en que los conocimientos de Echeverría sobre el tema eran “limitados”.97

      A fin de promocionar su candidatura para ser secretario general de la onu, es posible que la intención de Echeverría al enviar a Rabasa a Egipto no haya sido únicamente lograr un acuerdo de paz, sino también proteger su imagen en el mundo árabe. Su mera presencia en Israel podía molestarlos. El embajador de México en Egipto aprovechó la llegada de Rabasa para declarar a los periódicos que el secretario había viajado a Egipto para asegurarse de que se supiera con claridad la postura de México en el Medio Oriente: