Ariela Katz Gugenheim

Boicot


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con sus intentos “torpes” para lograr la paz, Echeverría había demostrado no tener la mínima “perspicacia diplomática”.124 El subsecretario de Estado estadounidense, Robert Ingersoll, coincidió en que lo mejor sería “desalentar cualquier iniciativa [mexicana] que pudiera complicar el proceso de paz”,125 pues éste marchaba por buen camino.

      En efecto, tan sólo unos días después de la propuesta para un plan de paz que Echeverría le hizo a Jova, se firmaron los Acuerdos Preliminares de Sinaí entre Egipto, Israel y Estados Unidos.126

      Sin embargo, no todo fue negativo. Trinidad y Tobago estuvo feliz de haber sido incluido. Siendo que visitas de líderes mundiales de la talla de Echeverría eran “una ocurrencia bastante rara”, el gobierno de Trinidad y Tobago se desvivió para dar una recepción adecuada a un aspirante al liderazgo mundial del tercer mundo y, mientras Echeverría estuvo ahí, gran parte del gobierno dedicó “prácticamente toda su atención” a la visita.127 Asimismo, hubo quienes señalaron que la gira dio proyección internacional a México. En efecto, antes de Echeverría, el país se encontraba más aislado en la arena internacional. La gran actividad desplegada por Echeverría, pese a que incluso a “los amigos de México” les parecía excesiva, puso a México en el mapa mundial.128

      Ciertamente, varios funcionarios del Banco de México aseguraron que, “excluyendo a la clase alta”, la mayoría de los mexicanos estaba convencida de que la gira había favorecido a México por haberle abierto oportunidades alternativas de las que tenía con Estados Unidos. Aunque los funcionarios sabían que los acuerdos firmados no tendrían implicaciones prácticas importantes, alegaban que algunos serían benéficos para el país.

      Jova era mucho menos optimista y opinó que las ganancias de la gira ni siquiera alcanzarían para cubrir su costo, pues los países visitados no ofrecían un campo atractivo para los negocios mexicanos, y era poco lo que México podía aprender de su tecnología.129

      Como señalé antes, fueron muchos los observadores, Jova entre ellos, que afirmaron que el propósito principal de la gira había sido promover la candidatura del presidente para la Secretaría General de la onu130 y, sin embargo, ni siquiera en ese punto se logró el cometido. El embajador de Yugoslavia en México, muy involucrado en política tercermundista, consideró que la gira había sido políticamente “neutral”, y que no había logrado satisfacer ni a los radicales ni a los conservadores. Más aún, afirmó que su impacto había sido “insignificante” tanto para el liderazgo mundial de México, como para promover la candidatura de Echeverría a la onu.131 Explicó que la mayoría de los países no alineados, específicamente Egipto y Yugoslavia, preferirían que Kurt Waldheim continuase como secretario general, pues consideraban que su desempeño había sido razonable y el de Echeverría resultaba una incógnita.

      Quizás era el apoyo de algunos países latinoamericanos lo que mantenía viva la esperanza de Echeverría, pues el 23 de agosto Rabasa declaró en una conferencia de prensa que a pesar de que el presidente no estaba haciendo campaña para obtener la Secretaría General de la onu, había recibido muestras “espontáneas”de apoyo de Latinoamérica, África y Asia.132

      En efecto, a fines de agosto el embajador de Colombia en México señaló que a su país le agradaba la idea de que Echeverría ocupara el puesto en la onu133 y, en septiembre, el ministro de relaciones exteriores de Costa Rica, Gonzalo Facio, anunció que Costa Rica había decidido nominar a Echeverría para secretario general de la onu.134

      Rabasa afirmó en una ocasión que “no había notado oposición de la Unión Soviética ni de Estados Unidos” respecto a la candidatura de Echeverría para la Secretaría General de la onu.135 Incluso el embajador de Israel en México veía con buenos ojos la idea.136

      Sin embargo, las acciones futuras de Echeverría acabarían por hacerle perder los apoyos. Cabe mencionar el enredo internacional con España en el que se involucró el presidente mexicano, porque afectó gravemente sus posibilidades reales de presidir la Secretaría General del organismo internacional.

      Como reacción a la ejecución de cinco militantes del eta y el frap en España, el 28 de septiembre de 1975, Echeverría tomó una decisión sin precedentes: romper todos los intercambios que México tenía con España; es decir, las relaciones económicas, comerciales, de comunicaciones y turísticas (México nunca sostuvo vínculos diplomáticos con el régimen de Franco).

      Al mismo tiempo, el presidente mexicano envió una carta a Kurt Waldheim, secretario general de la onu, en la que solicitó una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad, la suspensión de España de Naciones Unidas y además: “México pide a usted [que] inste a los miembros de las Naciones Unidas a interrumpir totalmente sus relaciones económicas y las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, radioeléctricas y otros medios de comunicación (como la televisión) y a romper con España sus relaciones diplomáticas”.137

      La acción mexicana causó inconvenientes a muchos turistas, forzó cancelaciones de actos culturales y deportivos programados, interrumpió relaciones económicas de alrededor de noventa millones de dólares anuales y ubicó a Echeverría una vez más en las primeras páginas de todos los periódicos nacionales.138

      España respondió con un escrito en el que señaló que la onu no debía intervenir en asuntos internos de ningún país y además, que Echeverría carecía de “estatura moral” para hacer esa acusación, pues era responsable de la matanza de Tlatelolco y, encima de todo, era un agente de la cia.

      En efecto, justamente en enero de 1975, Philip Agee, ex agente de la cia, publicó su libro Inside the Company, donde expuso las operaciones de la cia en México y otros países con gran detalle.139 El libro menciona a Echeverría varias veces, y en el anexo que incluye nombres de los operativos, lo describe como un “colaborador cercano de la estación de la Ciudad de México”, con el criptónimo litempo–14.140 Agee conocía de lo que hablaba, pues, años después, el embajador Jova confirmó que el mandatario mexicano tuvo lazos estrechos con la cia cuando estuvo en la Secretaría de Gobernación, y que había conservado algún tipo de conexión sentado en la silla presidencial. De hecho, Jova suponía que algunas de sus posturas más descaradas en contra de Estados Unidos eran una especie de cubierta para compensar su asociación con la cia.141

      De poco sirvió que Agee escribiera que Echeverría no estaba a gusto con la relación que Gustavo Díaz Ordaz le había obligado a mantener con la cia, ni que Agee se preguntara si eventualmente Echeverría la habría interrumpido.142 El daño estaba hecho; como escribió en sus memorias el representante de Estados Unidos en la onu, Patrick Moynihan, una vez publicada esa información, la candidatura del presidente mexicano para secretario general “se había acabado”.143 Para rematar, la delegación española distribuyó fotocopias con esta información en la onu144 y, con ello, asestó el golpe final a la candidatura.

      Además, la actuación de Echeverría respecto a España incomodó a muchos países en la onu que, si bien reprobaban el proceder de España, consideraron que el Consejo de Seguridad no era el lugar apropiado para tratar el asunto, y hubieran preferido que Echeverría no lo hubiese llevado a ese foro.145

      En consecuencia, el Consejo de Seguridad decidió no tratar el tema, y así lo notificó a México.146 Echeverría, sin embargo, decidió seguir presionando. Quizá lo alentaron las noticias que le envió el embajador mexicano en Moscú, Víctor Flores Olea, quien le informó que su mensaje había recibido una “amplísima difusión” en la televisión, la radio y la prensa soviética, “con comentarios altamente elogiosos”.147

      Una semana después de su carta al Consejo de Seguridad, Echeverría viajó a Nueva York para hablar ante la Asamblea General de la onu.148 Antes de partir, Mario Moya Palencia, secretario de gobernación, se reunió con el embajador Jova para preguntarle su opinión con respecto a los sucesos recientes. Jova pidió instrucciones al Departamento de Estado, y le enviaron