Patrick Brunner

¿Por qué somos tan pobres en América Latina?


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que se encuentre el lector de este libro en este momento, podrá comprenderla mejor en el futuro e iniciar cambios por iniciativa propia. Ya sea como un simple ciudadano que está a punto de elegir en unas elecciones presidenciales o parlamentarias o como un político que tiene que tomar decisiones importantes para su país. También servirá de guía para aquellos economistas que deseen profundizar las cuestiones individuales y elaborar soluciones para combatir la pobreza.

      Como este libro tiene la intención de llegar a todos y no específicamente a los académicos, algunos de los temas individuales se explicarán con muchos cuentos y anécdotas. Seguramente algo de esto le parecerá familiar. Y respaldaré mis hipótesis e historias con evaluaciones estadísticas concretas que espero sean interesantes para el lector.

      Estoy seguro que para usted será interesante ver cómo su país se compara con los demás países de su continente, pero también con los mejores del mundo en cuanto a los factores de prosperidad individuales. Esto le permitirá evaluar si su gobierno está haciendo un buen o mal trabajo y cómo lo están haciendo los gobiernos de otros países latinoamericanos. Adicionalmente, y como parte de la investigación, verá una encuesta ciudadana que realicé sobre las causas de la pobreza en América Latina, la misma podrá encontrarla en el apéndice y será de gran ayuda para acercarlo a su realidad.

      No queda más que invitarlo a leer este libro cuya finalidad será, en resumen, conocer, conocernos y buscar un mejor futuro.

      ¿Por qué algunos países son más ricos que otros?

      Hace unos veinte años crucé la frontera americano-mexicana de San Diego (EE. UU.) a Tijuana (México). Al hacerlo me di cuenta que no solo se pasa de un país a otro, sino que se perciben drásticamente las diferencias de una ciudad rica, limpia y bien organizada (incluso para los estándares de EE. UU.), a una ciudad pobre, caótica y sucia. Además, el cruce no es solamente territorial sino también lingüístico y cultural. Unos años antes tuve una experiencia similar en Asia, cuando me trasladé de Singapur a Malasia, de una cultura china a una cultura dominante malaya, o de una comunidad religiosa confuciana a una islámica.

      Y en cada uno de estos viajes me he preguntado por qué algunos países son prósperos y otros no, a pesar de que parecen existir todos los factores económicos necesarios para que estas desventajas no ocurran. ¿Por qué está dualidad? ¿Por qué son ricos los países de Europa central y septentrional, que en su mayoría son pobres en materias primas, y los países de América Latina son pobres, aunque suelen ser ricos en materias primas?

      Los científicos se hicieron esta pregunta hace más de cien años. Adam Smith, considerado el fundador de la economía como ciencia, describió en su obra «La Riqueza de la Nación» los pilares de la prosperidad que siguen siendo válidos hoy en día. Entre ellos figuran las instituciones, infraestructura, entorno macroeconómico, educación y mercado laboral. Sin embargo, con el tiempo, esto se ha olvidado.

      Hasta el día de hoy, las llamadas teorías del factor de riqueza monocausal dominan en las discusiones y también en la literatura. «Monocausal» significa que solo UN factor figura como la causa de la pobreza o la prosperidad. Presentaré estas teorías solo brevemente en el siguiente capítulo.

      Cuando analizo los comentarios de la encuesta que realicé, así como los distintos artículos y vídeos de las redes sociales, veo que los factores culturales citados con mayor frecuencia como la causa de la pobreza en América Latina, son, según los comentaristas y entrevistados: la corrupción, pereza y deshonestidad, entre otros. Estas características suelen ser consideradas como «nuestra» cultura y se reflejan en las acciones que tiene cada individuo o en el accionar de la dirigencia política.

      La pregunta, en todo caso, es ¿si la cultura es realmente un factor de prosperidad? Para responder a esta pregunta de forma concreta, la cultura debe hacerse mensurable. Esto es exactamente lo que Geert Hofstede, un experto holandés en estudios culturales, ha hecho. Analizó las conexiones entre las culturas nacionales y las culturas corporativas. Sus análisis se hicieron famosos por los empleados de la compañía IBM. Hofstede demostró que los grupos culturales nacionales y regionales tienen una influencia significativa en el comportamiento de las empresas, especialmente en su organización y gestión. En su estudio «influencias nacionales», descrito con más detalle en el artículo «Cooperación intercultural», identificó seis dimensiones culturales:

      1.Distancia de poder/Importancia de las jerarquías.

      2.Evasión de la incertidumbre.

      3.Individualismo/Colectivismo.

      4.Masculinidad/Feminidad.

      5.Orientación a largo y corto plazo.

      6.Indulgencia vs. Contención.

      La Brújula Cultural de Hofstede en Internet ofrece una plataforma en la que se pueden estudiar y comparar las diferentes dimensiones culturales de cada país: https://www.hofstede-insights.com/product/compare-countries/

      A continuación, se presenta una visión general de los países latinoamericanos que son el centro de este libro en comparación con Suiza como ejemplo de país rico y los EE. UU., el país más poderoso económicamente:

       Tabla 1: Las dimensiones culturales – comparación numérica

       Ilustración 1: Las dimensiones culturales – comparación gráfica.

      En los últimos decenios se han realizado varios estudios en los que se ha investigado la relación entre las diversas dimensiones culturales y los resultados económicos de un país. Un buen resumen se puede encontrar en inglés en el siguiente artículo: https://www.researchgate.net/publication/

       318446101_How_Cultural_Values_Affect_Economic_ Growth_A_Critical_Assessment_of_the_Literature

      Bueno, querido lector, ¿qué piensas? ¿Qué dimensiones tienen un impacto en la prosperidad de una nación?

      Los diferentes estudios llegaron a resultados diferentes. Esto se debe principalmente a los distintos métodos estadísticos y a los tamaños de muestra seleccionados. En resumen, puede decirse que en prácticamente todos los estudios solo el individualismo ha mostrado cierta influencia, aunque no siempre estadísticamente significativa.

      Las estadísticas anteriores muestran que Suiza y los Estados Unidos tienen valores mucho más altos en esta dimensión que los países de América Latina, lo que podría indicar una conexión entre el individualismo y la riqueza, pero no tiene por qué ser así. Esta conclusión de que no hay una conexión demostrable entre la cultura y la economía es sorprendente para muchas personas en América Latina, pero también para mí, porque yo solía asumir que la cultura es quizás el factor más importante de prosperidad.

      ¿Significa esto que la cultura no tiene influencia en el desarrollo económico? Esta conclusión sería errónea. Siguiendo la línea de investigación de Hofstede, prácticamente todos los estudios actuales sostienen que las diferencias culturales son importantes para el desarrollo a largo plazo, pero que no existe una relación directa entre la cultura, el PIB o la riqueza, si acaso una relación directa débil. Más adelante entraré en detalle con este punto a través del modelo propuesto por mí

      En el siglo pasado, el famoso economista Michael Porter enumeró una serie de «condiciones factoriales» como recursos naturales, clima, ubicación, demografía, comunicaciones, infraestructura, habilidades sofisticadas e instalaciones de investigación. Algunos elementos, como infraestructura, conocimientos técnicos sofisticados e instalaciones de investigación, se consideran, en efecto, importantes determinantes de la prosperidad. Sin embargo, otras cuestiones como el clima o los recursos no tienen un vínculo claro con la prosperidad.

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