Alberto Alexis Martínez

Vidas - Relatos y emociones


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entonces a delinear el plan.

      Todo combinado, el Canal se encarga de contactar y obtener la aprobación de la Policía Federal para que se proceda de acuerdo a lo pautado, caso contrario, el secuestrado no se entregaría por temor a ser emboscado y ejecutado por los corruptos cómplices del terrorismo.

      De hecho, el Director del Canal, comprendiendo la responsabilidad que representa esta situación, prepara todo en total sigilo con el Delegado de la Policía Federal... En definitiva, establecen que todo ocurriría a la hora 20, durante el noticiario principal.

      El canal entonces, solo anuncia que transmitirá un evento muy importante a esa hora... La Policía Federal, también estaba apostada con varios vehículos y guardia armada, hasta que llega Nelson con Hermes.

      Llegado el momento, allí están, las cámaras en la puerta del Canal transmitiendo todo, registran desde el arribo hasta el final de las declaraciones públicas de Hermes. Así que, a partir de ese momento, todo fue trasmitido en vivo, donde Hermes realizó las declaraciones ante el Delegado de la Policía Federal que revelaron su secuestro, su cautiverio, y el escape, con toda la información recogida mientras la Policía ya advertida, se movía para capturar a los secuestradores.

      Finalmente, Hermes se despide con un gran abrazo de Nelson como dos grandes amigos mientras la policía le conduce a un lugar seguro hasta que por fin Hermes consigue regresar en total seguridad a su casa en Sao Paulo, la que ya era una fortaleza rodeada de guardias de la Policía Federal que le protegían a él y a toda su familia.

      Nelson, continuó su viaje de negocios acompañando el caso de Hermes ahora por medio de la prensa, por lo cual, periódicamente le llamaba por teléfono para ver cómo estaba.

      Esto, finalmente generó un vínculo entre las familias de ambos protagonistas, que se extendió por largo tiempo llegando a compartir juntos vacaciones en lugares exóticos del Caribe.

      11. EL HOTEL GRAHAM

      Llegado el fin del horario laboral, Walter sale como era habitual, y se dirige al Bar de costumbre, a tomar una cerveza antes de ir para casa. Una vez en el lugar, se sienta a su lado en la barra un señor, bien vestido, que también con cara de cansado pide una cerveza... Ambos se miran, y el hombre comenta,

      —Nada mejor que una cerveza luego de un día de trabajo ¿No es cierto?

      —Así es —responde Walter, y entonces se da inicio a una conversación entre ambos, hasta que el hombre le pregunta:

      —¿En qué trabaja usted?

      —Yo trabajo en un hotel.

      —Entonces estamos en el mismo ramo —dice el hombre— pues yo trabajo como jefe de Administración en la cadena de Hoteles Village... ¿Usted en cual está?

      —Bueno, yo trabajo en el Graham.

      —Y, ¿qué hace allí?

      —Yo soy el encargado de mantenimiento —responde Walter.

      El hombre cavila un instante, y le pregunta:

      —Perdone por la curiosidad, pero ¿cuánto le pagan en el Graham..?

      —Ellos, hace mucho que no me aumentan, ¡solo me pagan 3.000 al mes.

      –¡Cielos! —dice el hombre—. Nosotros pagamos 6.000 al mes, y le pregunté porque casualmente estamos necesitando de un Encargado de Mantenimiento… ¿A usted le interesaría venir a trabajar con nosotros?

      —Claro, por ese salario, aunque quiero mucho al Graham tras quince años en ese hotel, pero, como todos, yo vivo de mi salario, así es que acepto su propuesta —responde Walter.

      De hecho, Walter pide al otro día su renuncia y abandona el Graham.

      El Gerente, de inmediato se comunica con la Agencia de Empleos habitual y solicita un sustituto para Mantenimiento, y le indican que casualmente tenemos a un joven recién llegado a la ciudad que tiene buenos antecedentes, se lo mandaremos...

      Así fue que Anthony se presenta en el Graham Hotel y es contratado de inmediato. El gerente de personal le conduce a su lugar de trabajo, que era una pequeña sala con una vieja mesa de madera una silla, y varios estantes con distintos tipos de componentes y herramientas para mantenimiento.

      Sobre la mesa, había un cuaderno donde estaban registradas las órdenes de servicio que deberían ser cumplidas, que incluían desde cambiar lámparas de luz, a reparar canillas o equipos de aire acondicionado.

      Anthony observa que las principales reparaciones no se podían hacer por falta de material de reposición, así que hace una lista y se dirige al Departamento de Compras... Allí se presenta y le recibe Mary, una señora muy amable que, al mirar la lista, le dice:

      —Mire, no se haga muchas ilusiones Anthony, pero no creo que su lista obtenga grandes resultados...

      —¿Por qué?, ¿qué es lo que sucede? —indaga Anthony.

      —Es que el Gerente de Compras no está autorizando gran parte de las compras, salvo que sean cosas muy esenciales.

      —¿Acaso el Hotel no tiene Dinero para las compras? —pregunta él.

      —No, no creo que sea eso, porque dinero sé que no falta, pero... —le responde Mary, y ese “pero”, lo dijo como dejando a la libre imaginación de que algo no funcionaba bien.

      Mary, era una señora joven, de poco más de cuarenta años, muy simpática con todo el personal, por eso era muy apreciada ya que siempre estaba de buen ánimo. Al otro día, al final de su horario, Anthony planea para que su salida coincida con la de Mary, y una vez en la calle, apostando a su simpatía, él la invita a ella a tomar un café.

      Ella acepta y entonces ambos se sientan en una cafetería mientras conversan, así que ella le va revelando historias del Graham, de cuando sus dueños, el matrimonio Graham, lo atendían personalmente antes de jubilarse, para entonces dejarlo en manos de su sobrino, que es el actual Gerente General, el Sr. Clark, el que de inmediato trajo a un amigo suyo, a Charles, que es el actual Gerente de Compras y desde entonces, todo comenzó a cambiar.

      –¿Usted sospecha que hay algo sucio que ellos están haciendo a espaldas de los Graham? —pregunta Anthony.

      —No lo sé —responde Mary— pero hay cosas muy extrañas que están pasando.

      —¿Usted cree que están desviando dinero del hotel en beneficio propio...?

      —Yo no puedo afirmar nada, solo sé que los gastos aumentan, pero cada vez se compra menos, y se adquieren productos de inferior calidad, pero a precios bastante mayores, además, las compras son siempre hechas a los mismos proveedores que ellos trajeron...

      —¿Por qué usted no hace algo al respecto? —Indaga Anthony.

      —Es que yo sola no puedo, y no tengo pruebas, caso contrario ya habría actuado... Hace veinte años que trabajo en el Graham, y le he tomado mucho cariño, pero no puedo hacer nada para salvarlo de ir directo a la bancarrota...

      Finalmente, ambos se retiran a sus casas y Anthony entonces realiza algunas llamadas y traza algunos planes.

      Pasan unos días, donde Anthony adquirió más confianza con Mary y le quedó claro que todo era parte de una maniobra donde la sobrefacturación de precios, obviamente, generaba un beneficio extra para los participantes de dicha conspiración.

      Anthony entonces, con una lista de pedidos que no se habían comprado, se dirige ahora a la sala del Gerente de Compras y le pide para conversar directamente con él.

      Charles, el Gerente de Compras, de entrada, le dice a Anthony que ya sabe a lo que viene, y que por ahora no se puede comprar nada... Entretanto, Anthony le mira sonriendo sarcásticamente, y de forma algo cómplice le dice en voz baja...

      —Ya sé que no se puede comprar, pero lo que yo le traigo no son problemas, por lo contrario, le traigo soluciones… ¡Muy Interesantes!, si es que usted me entiende. —Charles capta que esto envolvía