Alberto Alexis Martínez

Vidas - Relatos y emociones


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el pasillo central de la iglesia, ahora, él continúa de la siguiente manera:

      —La homilía de hoy, no sólo la hago como sacerdote, sino también como hombre, porque soy un hombre que un día optó como carrera servir a Dios, pero no puedo servirle correctamente a Dios si tengo mi corazón en otro lugar, es por eso que, hoy debo hacer lo siguiente...

      Acercándose a Mary, la mira y le pregunta:

      —Dime Mary, ¿Si dejo los hábitos, aceptas casarte conmigo?

      —Sí, acepto —dice ella sin titubear... Mientras todo el mundo aplaudió en la iglesia...

      —Entonces, hoy concluiré mi última misa como sacerdote —dice el hasta ahora Padre Carlos.

      Una vez que el Obispo es puesto en conocimiento, se quería morir y de inmediato mandó llamar de forma urgente al Padre Carlos. Sin hacerse esperar, este se presentó enseguida y así que llegó fue cuestionado entonces por el Obispo sobre su decisión, cómo iba a abandonar así los hábitos y dejar de lado su servicio al Señor...

      —Bien Obispo —le dijo el cura— Más vale que sea usted quien lo entienda y tramite mi separación de la Iglesia, porque le diré una cosa muy importante, la chica en cuestión con la que mantengo este romance, se llama Mary Soca, pero sucede que su madre es la prima-hermana del arzobispo, es decir, el arzobispo en definitiva es su tío y no creo que él acepte que un sacerdote mantenga relaciones ocultas con su sobrina, ¿No lo cree?, ¿Ahora usted me entiende?

      —Bueno... Puesto de esa manera, el asunto es bastante diferente y creo que también Monseñor así lo entenderá, déjeme que sea yo quien se lo explique ya que, como somos viejos amigos, yo sé cómo tratarle... Solo aguarde mis novedades —indicó el Obispo.

      De hecho, el Padre Carlos fue cesado y pasó a ser simplemente el Señor Carlos, su casamiento fue celebrado en la primera iglesia donde Carlos y Mary iniciaron todo, la ceremonia entonces, contó con la participación del Obispo que fue el primero a tomar conocimiento del romance.

      Ah... Nadie lo sabía, pero cuando se realizó el casamiento, Mary ya estaba en su segundo mes de embarazo... Esto, fue un secreto de confesión”.

      08. EL RELOJ DE ETHEL

      Comenzaban los años ‚50 cuando Sandy, que era una joven de 24 años vivía en Tucson, Arizona, donde estudiaba en la Universidad al tiempo en que trabajaba en el Centro Médico de la Universidad y era muy conocida por su simpatía y amabilidad. Su novio Greg, también estudiaba con ella, aunque estaban en diferente año lectivo. Terminando su horario de clases, el que salía primero esperaba al otro en la puerta dentro del auto de Greg.

      Los estudiantes entre ellos por lo general se conocen las caras, así es que pasan sus compañeros y la saludan a ella mientras espera en el auto. Un día, cuando ella sale primero, llega al auto y se sienta como habitualmente en el banco del acompañante mientras espera a Greg, en ese momento, a través del parabrisas, observa en la vereda opuesta a su izquierda, la presencia de alguien que no era habitual del lugar, era un hombre de unos 35 años, pelo corto y barba prolijamente recortada, algo que le llamó la atención porque además de ser un tipo atractivo, su vestimenta parecía ser algo así como la típica ropa de un marino, con un suéter de cuello alto y un chaquetón azul marino.

      Estaba este individuo con sus manos en el chaquetón, cuando ella notó que él observaba detenidamente a todas las chicas que salían del Centro de Estudios, si bien, observó que no demostraba cualquier connotación o interés de tipo sexual, sino más bien, como que estaba buscando a alguien. Por ser un caso poco común, mientras esperaba a su novio, ella no le sacó los ojos de encima hasta que Greg apareció y ambos partieron a comer algo antes de dirigirse al Centro Médico en donde ella trabajaba.

      El caso se repitió de igual forma durante varios días, así que pasó casi una semana, desde donde ella dentro del auto le observaba mientras él repetía su misma actitud a cada día y siempre en el mismo lugar. Así que salían, Greg siempre hacia el giro con el auto hacia la derecha, por lo cual, el hombre quedaba del lado de Greg, pero, en esta oportunidad, deciden ir a hacer unas compras a un centro comercial, por lo cual, esta vez salen hacia la izquierda, así es que Sandy queda del lado del desconocido que, al pasar frente a él, el hombre la mira fijamente y ella observa que, al alejarse, él continúa siguiendo al auto con su mirada.

      Sin decir nada, Sandy comienza a pensar de todo un poco, porque ahora no era ella quien le observaba, pues pasó a ser ella como la que había quedado en el punto de mira de este desconocido, un hombre que podría ser cualquier cosa, un delincuente, un secuestrador, o un asesino, así que ella permanece callada pensando que tal vez con su mirada ella le provocó o quien sabe lo qué.

      Al otro día, al salir, y abordar el coche de Greg, el hombre ya no estaba en aquel lugar, así que salen y como era habitual van a comer algo al mismo lugar de siempre, y así que se sientan al lado de la ventana, ella ve estacionar un auto del cual baja el extraño marino. El individuo entra y se sienta en una mesa a pocos metros de ellos, en cuanto ella percibe que él la mira de forma insistente, por lo cual, decide contarle a Greg lo que sucede.

      Greg, algo nervioso, si bien no tenía físico de peleador, se levanta y va hasta la mesa del extraño y le encara como si fuera un bravucón:

      —Oiga, ¿Quién es usted... qué le pasa? ¿Por qué está siguiendo a mi novia...?

      —Calma chico, calma —le dice el extraño— ¿Cuál es tu nombre...?

      —Yo soy Greg... qué es lo que usted quiere?

      —Mira Greg, no hay nada de malo, solo necesito hablar con tu novia sobre algo muy importante y no es nada que tu no puedas escuchar... ¿Puedo sentarme en la mesa junto a ustedes?, les explicaré...

      Extrañado Greg, asiente con la cabeza y ambos se dirigen hacia la mesa donde está Sandy.

      Llegando a la mesa, Greg y el extraño se sientan, entonces el hombre le dice: —Hola, ¿tú eres Sandy, la pequeña a quien llamaban Siny? —Y sacando una foto de la agenda se la coloca delante de ella

      —¿Esta eres tú, no es cierto?

      —Siny... Sí, así es, así me llamaban de niña en el colegio, pero, ¿cómo usted lo sabe, ¿cómo tiene esta foto?, ¿quién es usted?

      —Bien, responde el extraño, tú no me conoces, mi nombre es Mat Borg, soy un Oficial de la Marina Mercante y en realidad no es a ti a quien yo estoy buscando, sino a tu amiga Ethel, la chica que está contigo en esta foto, es un asunto de familia… Por lo que sé, fue tu madre quien le hizo llegar esta foto a alguien y le escribió que tú estabas en la Universidad de Arizona y que habías estado con Ethel cuando se sacaron esta foto, pero es a Ethel a quien ahora yo debo encontrar, y es por algo muy importante para ella, necesito que me ayudes... A ti te pude localizar porque tu madre dijo que estudiabas aquí y tu lunar en la mejilla derecha era la única referencia que yo tenía para poder hallarte, así que, no temas, yo solo espero que tú me puedas conducir hasta Ethel, porque seguramente, sé que ella te lo agradecerá.

      Ya más tranquila y reconfortada, Sandy le dice:

      —Bien, Ethel estaba casada con el dueño de un restaurante y vivía en Phoenix, pero no tengo su dirección, solo sé que ella se dedicaba al negocio de objetos de arte usados y antigüedades, pero nunca más tuvimos contacto.

      —Muy bien Sandy, no es mucha cosa, pero con eso intentaré localizarla de todos modos.

      De esta forma, Mat se despidió amablemente y luego se retiró del lugar.

      Una vez que ha llegado a Phoenix, Mat alquila una habitación e inicia la búsqueda de una casa de artículos de arte usados y antigüedades, así que, con la guía telefónica en manos, sale a la búsqueda de Ethel sabiendo que, en definitiva, ella al igual que Sandy, era una joven de 25 años ya que ambas eran amigas del colegio desde niñas.

      La búsqueda no resulta para nada fácil, pues en cada casa de arte o antigüedades que llegaba, solicitaba hablar con la dueña, por lo tanto, si era una mujer mayor ya la