Alberto Alexis Martínez

Vidas - Relatos y emociones


Скачать книгу

que ha adquirido estado público, y creo que es lo que la mayoría de ustedes está esperando saber, porque fue la aparición de un alumno que, de incógnito, nos escribió y dejó bellos mensajes que han sido adoptados por el colegio... A ese autor anónimo, es al que esta escuela y la prensa le han denominado de, el Zorro literario, y entonces hoy, para finalizar con este acto, debo anunciarles que tenemos el honor de llamar a ese alumno, el autor oculto que ustedes tanto han esperado conocer, y que merecen saber quién es, ya que ha llenado de dignidad a todo el colegio, y se trata de... Dany Ramos, el hijo de este esplendido matrimonio de servidores de esta institución... Ven Dany, sube al estrado.

      Mediante un fuerte aplauso que no cesaba, Dany, era un chico delgadito, no muy alto y bastante tímido, él se aproxima entonces y le hacen subir al estrado… Por ser hijo de la limpiadora y el electricista del instituto, concurría a ese colegio sin pagar, por lo cual, los demás chicos usualmente le menospreciaban y le trataban como a alguien inferior, por lo que le hacían toda clase de desprecios, él, era el que se sentaba bien al fondo de la clase para que no le vapulearan los otros chicos ni le despreciaran las chicas.

      Una vez que sube al estrado, el Rector le da la mano, y dice:

      —De corazón, te felicito Dany, no solo por tu conducta y por tus conocimientos, sino también por el sentido de humildad que has demostrado tener al enseñar algo muy profundo a todos sin hacer alarde de tu genialidad… Dany, eres un gran ejemplo para todos en este instituto, no solo por los logros conseguidos como alumno, sino por tu capacidad para ver al mundo y entender a la humanidad… A partir de ahora, este colegio te premiará con una beca paga hasta el final de tu carrera, porque es un orgullo tenerte estudiando con nosotros. —Concluye el Rector.

      Finalizada la ceremonia oficial, la prensa le rodea, e interrogan al chico:

      —Y dinos Dany, ¿en qué momento era que tú escribías esos poemas y pensamientos en el pizarrón sin que nadie lo supiera?

      —Es que como mi madre trabajaba hasta la noche, yo venía a acompañarla para que no se fuera sola a casa, y mientras ella estaba limpiando en el edificio anexo, yo entraba al mío por la ventana de mi salón de clases, escribía eso de noche, y al otro día allí estaba cuando yo recién llegaba.

      En eso se aproxima su maestra, Ana María, y Dany le pregunta:

      —Dígame, ¿cómo usted supo que era yo el que escribía...?

      —Oh, claro mi querido, claro que desde el principio yo lo supe, porque tu caligrafía es inconfundible, especialmente para tu maestra, es más, la directora también lo supo cuando yo se lo dije, y, además, evaluamos como te destrataban tus compañeros, por eso, ambas fuimos cómplices de tus actividades como el Zorro… Te felicito Dany, porque tú nos has enseñado mucho, y ya no pasarás más inadvertido en este instituto.

      06. EL NAUFRAGIO Y EL AMOR

      Tony era un joven jugador de fútbol de diecinueve años que se estaba destacando, cuando en la mitad del segundo tiempo en un partido amistoso, el Director Técnico pide hacer un cambio para darle el lugar a otro jugador ya que él estaba algo cansado y le indica que puede bajar al vestuario como es habitual, así fue que Tony se va directo al duchero... Ya en el vestuario, un hombre vestido de cuidador le felicita airadamente por sus jugadas, le dice:

      —Oye chico, eres espectacular, con mi hijo te admiramos mucho y te acompañamos en cada partido… ¿te importaría darme tu camiseta para llevársela a mi hijo que quiere ser como tú?

      —No hay problema, toma, puedes llevársela, y dale un saludo de mi parte.

      —Gracias Tony… ¡esto le hará muy feliz!” —el hombre colocó la camiseta en una bolsa de plástico y de inmediato se retiró.

      Tony vivía sólo con su madre Lucía, que era madre soltera, española de 47 años y que trabajaba en una tienda de ropa... Cierto día, ingresa un eventual cliente, que mira todo, y en especial le solicita a ella que le muestre algunas camisas, y notando su acento español le pregunta:

      —De dónde es usted, pues tiene acento de española…

      —Sí, así es, soy española, originaria de Madrid.

      —Ah, Madrid, un hermoso lugar, yo lo visité hace ya varios años y quedé encantado, especialmente con su gente, son adorables —responde él también en español— Bien, mi querida madrileña… —dice él simpáticamente— lo que estoy buscando son camisas de buena calidad, estoy pensando en algo de mangas cortas y pueden ser a cuadros… ¿qué tiene para mostrarme? porque estoy renovando mi vestuario.

      El cliente, era Dan Nolan, un apuesto hombre de cincuenta años que obviamente era alguien de muy buena posición económica, y según le comentó, le gustaba darse el lujo de comprar las mejores ropas y de la mejor marca. Así fue que Lucía le vio como a un gran cliente, ya que ella, como todos los vendedores, llevaban una comisión sobre las ventas, por lo tanto, además de ser muy atractiva, no dejó de ser también muy simpática.

      Nolan, encantado con la vendedora, le prometió volver y observó a la salida, el cartel del horario que indicaba: “Abierto hasta las 19 horas”.

      Tres días más tarde, faltando quince minutos para las 19 horas. Dan vuelve a la tienda, y busca dónde está Lucia, a la cual saluda amablemente en español con un:

      —Muy buenas tardes señorita —ella sonríe y él le dice— Ahora vengo en busca de pantalones de jeans, pero recuerda, que sean de buena calidad y que hagan juego con las camisas que llevé el otro día, a ver, veamos qué es lo que tienes.

      —Bien, señor Nolan… Entonces veamos jeans de buena calidad, vamos por aquí…

      —Ah, veo que no ha olvidado mi nombre… Eso indica que es una muy buena vendedora, la felicito… Ah, por cierto, ¿cómo se llama usted?

      —Yo soy Lucia…

      —Bueno Lucia, así no tendré que llamarla de españolita —dice Dan simpáticamente.

      —Ay, usted me hace reír, ojalá todos los clientes fueran así… Bueno, mire, aquí tiene tres modelos que son lo mejor que tenemos… ¿Quiere probárselos?

      —Sí, así es, me los probaré —Dan ingresa al probador, y tras algunos minutos sale diciendo— Creo que me quedaré con estos dos… —en eso mira el reloj y dice— Oh cielos, que tarde se ha hecho, veo que ya han cerrado las puertas.

      —No se haga problema —dice Lucia— No tengo prisa en irme.

      —Bueno, si no tiene prisa, entonces para compensarla, ¿puedo invitarla a tomar un café? Yo tampoco tengo nada que hacer, ¿qué me dice?

      —Bueno, me parece bien, le acepto el café, así relajo un poco antes de ir a encerrarme en mi casa.

      —¿Vive sola…?

      —No, vivo con mi hijo… Pero hoy está en el club y no viene hasta la noche.

      Así es que ambos van a una cafetería, y charlan un poco sobre sus actividades, ella en su casa con su hijo, y él en su empresa de repuestos y accesorios de automóviles. La charla es amena, y ambos simpatizan mutuamente por lo que queda claro que entre ellos se gustan uno al otro.

      Con el pasar de los días, la amistad se hace más notoria hasta que aparece el primer beso que luego sella la relación al final de forma más íntima.

      Tras varios encuentros, la relación ya es un hecho, así que ella decide al fin presentarle a su hijo Tony, a quien ya le venía hablando de Dan y ante el cual, Tony no ponía una cara de mucho agrado, ya que él estaba acostumbrado a vivir sólo con su madre y a tener toda su atención, por lo que, como todo hijo de madre soltera, los celos hacen que vea en otro hombre una feroz competencia.

      Percibiendo esto, Lucia retrasa la presentación de Dan ante su hijo, dejando pasar algunos meses, hasta que, al fin, viendo lo feliz que estaba su madre, ya que Dan la llevaba a cenar, le compraba ropas finas y la tenía como a una reina, Tony entonces parece madurar y finalmente acaba aceptando conocer