José Ignacio Cruz Orozco

Prietas las filas


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soluciones. Entre otros materiales he podido contar con la transcripción literal de la grabación de algunas reuniones que duraron bastantes horas, en las que los asistentes hablaron con mucha claridad y que contaron con la presencia del ministro secretario general del Movimiento.

      La intención que ha guiado en todo momento la realización de este trabajo ha sido elaborar un relato lo más contrastado posible y basado en una amplia y sólida documentación. Un relato, en suma, que aporte análisis y explicaciones, pero que no excluya en modo alguno el diálogo con otras posibles interpretaciones.

      Somos flechas, la guardia del mañana

      que en los luceros su puesto tienen ya.

      Los camaradas caídos nos esperan

      y el santo y seña Falange nos lo da.

      Estrofa de la canción «La guardia del mañana»

      Del cancionero de las Falanges Juveniles de Franco

      Independientemente de esas consideraciones en relación con las organizaciones juveniles existentes entre las fuerzas que apoyaron la sublevación, el hecho que resulta de mayor relevancia es que, dentro del peculiar reparto de las diversas parcelas político-administrativas del naciente estado franquista, la política juvenil recayó en manos falangistas. Y estos acometieron la tarea bastante ayunos de experiencias sobre todo lo que significaba el universo juvenil. Lo que, en mi opinión, no ha sido suficientemente subrayado, pese a que tuvo destacadas consecuencias, como se comprobará en las páginas siguientes.

      Si apenas contaban con experiencia previa, ni tampoco aportaban una organización más o menos sólida, y además existían otras alternativas que sí podían presentar alguno de esos avales, la cuestión surge de inmediato. ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a otorgar a la Falange el protagonismo fundamental de la política de juventud frente a las restantes opciones? Se trata de una cuestión esencial que, si se responde con cierto detalle, permite comprender más cabalmente tanto señalados factores externos que la condicionaron con intensidad como importantes elementos internos. Una referencia más que anima a contemplar con detalle ese proceso fundacional es que no se trató de una decisión con escaso recorrido. Todo lo contrario, no debe olvidarse que durante casi cuatro décadas –toda la duración del régimen franquista– la política de juventud estuvo siempre bajo la responsabilidad de los grupos falangistas.

      Volviendo al inicial planteamiento sobre las razones por las que estos asumieron esa parcela en concreto, un primer factor que hay que contemplar nos lleva a la situación política interna. Más concretamente, a la correlación de intereses entre las fuerzas franquistas. A pesar de que al comienzo de la Guerra sumaban escasos militantes, los falangistas se habían destacado en los primeros meses de la contienda, promoviendo numerosas iniciativas de movilización en pro de la «causa nacional». Tanto en el frente de batalla como en retaguardia,