Amy Blankenship

El Baile De La Luna: Libro Uno Dela Serie ”Lazos De Sangre”


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en la pista de baile… sin despegarnos el uno del otro.

      Trevor intentó avanzar, pero Chad lo empujó de nuevo contra el coche. Para sorpresa de Chad, Trevor era mucho más fuerte de lo que parecía y tuvo que forcejear un poco.

      –Te advertí que no jodieras a mi hermana a menos que le dijeras quién eres en realidad y la verdadera razón por la que siempre estás pasando el rato en las discotecas. Joder tío, Envy se cree que solo eres un niñato de fraternidad. Si quisieras impresionarla deberías haberle contado la verdad. Algo que ella no es capaz de digerir es una mentira. Especialmente si le mienten en la cara.

      Kat estrechó su vista hacia Trevor. ¿Qué se suponía que significaba todo eso?

      –Sabes tan bien como yo que, si le hubiera dicho que trabajo de manera encubierta, siempre se preguntaría si la estaba utilizando cuando salgo a las discotecas con ella –bramó Trevor, mientras recuperaba la compostura. De todos modos, no intentó volver a la discoteca. Si hubiera usado toda su fuerza, entonces Chad sería hombre muerto y Trevor no sería mejor que la gentuza que caza.

      Saber aquello le ayudaba a calmarse lo suficiente como para frenar su instinto animal, pero no podía evitar estar cabreado. –¡Joder! Si me ha dado una descarga.

      –Te lo mereces por infiel y malnacido. Eso es lo que recibes por no contarle la verdad. Se te acabaron las noches, a menos que quieras frecuentar otros bares. Además, Envy todavía tiene la pistola paralizante –Chad sonrió burlonamente–. Te aconsejo dejarla en paz durante el resto de la noche... o, mejor aún, durante el resto de su vida si no puedes ser sincero con ella.

      Trevor apretó los dientes, pero no dijo nada más. Chad no podía decirle que se alejara de Envy, pero dejar que se calmara tal vez era buen consejo.

      –Vale, pero ese –señaló a la discoteca– no es lugar seguro para que tu hermana pase el rato, y lo sabes.

      Abrió la puerta de su coche de un tirón, forzando a Chad a echarse un paso hacia atrás para que no le golpeara. Dio un portazo y tardó segundos en salir quemando rueda del aparcamiento.

      Cuando Trevor estaba lo suficientemente lejos para que Chad no pudiera ver las luces de su coche, cogió su teléfono móvil y marco el número de alguien que le debía un favor. Se desvió hacia la tienda más cercana y aparcó detrás de un camión para pasar inadvertido.

      Le frustraba dejarla allí después de la manera en la que Devon la había estado mirando. Incluso aunque Devon no fuera un asesino, aquella mirada no era nada bueno. Chad pensó que podría darle un puñetazo cuando se trataba de Envy. Tendría que ver si le gusta cuando descubra que es el más débil. También tendría que lidiar con Jason mientras tanto.

      Kat se sumergió aún más en las sombras cuando Chad se giró y miró hacia su dirección. Ella frunció el ceño, sabía que era imposible que la viera ya que él no tenía la visión nocturna que tenían los cambiantes. Se sopló el pelo de los ojos y esperó mientras él miraba hacia donde ella estaba. Después suspiró cuando se dio la vuelta y volvió a la discoteca.

      Así que Trevor era policía encubierto y la hermana de Chad no lo sabía. Obviamente, Jason tampoco. Lo malo era que Trevor dijo que estaba allí trabajando en un caso. Kat apretó los dientes sabiendo que debía referirse a los asesinatos. Tenía que decirle a Warren que se diera prisa en descubrir quién estaba dejando aquellos rastros de sangre antes de que los culparan a ellos.

      *****

      Envy se puso de pie despacio preguntándose por qué Devon no había admitido directamente que él era uno de los dueños y no la había contratado directamente. Odiaba que la gente le mintiera, pero no lo conocía y él no le debía nada. Así que se tragó lo que estaba a punto de decir. Aunque no se le quedaría dentro demasiado tiempo.

      –Ha sido tremendamente rápido –ella le miró con expectación y rodeó su pecho con los brazos.

      –He hablado bien de ti. A veces me escuchan –Devon la observó con curiosidad, oliendo como cambiaba su aroma. Estaba enfadada con él. Olía bien.

      –Tal vez porque eres el dueño –la pequeña sonrisa de Envy se desvaneció.

      Así que por eso está cabreada. No le gusta cuando siente que alguien le oculta algo. Lo tendría en cuenta. Devon inclinó la cabeza hacia un lado lentamente.

      –Solo soy uno de los dueños. Somos dueños tanto yo como mi hermano y mi hermana. Intentamos tomar las decisiones los unos por los otros cuando contratamos a alguien nuevo.

      Envy levantó la mirada hacia él sintiéndose mal de repente.

      –Lo siento, no quería… –se rindió con un suspiro y bajó los brazos.

      –Por lo menos no has sacado la pistolita –Devon sonrió, con la esperanza de subirle el ánimo.

      Envy se sonrojó y sintió la necesidad de desaparecer de su vista antes de parecer aún más tonta.

      –He estado trabajando sobre todo por la tarde y mañana tengo el día libre así que si… –le informó nerviosa, mientras no perdía de vista la puerta de salida y empezaba a acercarse a ella antes de aquel se convirtiera en el trabajo más corto de la historia.

      –Mañana por la noche entonces –Devon le abrió la puerta y ella salió–. A las siete.

      La observó corriendo y la dejó marchar porque sabía que podría atraparla aunque corriera lejos. Cerró la puerta de la oficina y se giró hacia el monitor para observar cómo ella caminaba por el borde exterior de la pista de baile hacia las escaleras. Sus ojos se estrecharon cuando uno de los tíos de antes la cogió por el brazo para llamar su atención. Devon se acercó a la puerta, pero Kat entró de repente antes de que pudiera ir tras Envy.

      –La chica de la pistola paralizante... –Kat empezó, pero su hermano la interrumpió con una mirada fulminante.

      –Se llama Envy y mañana por la noche vas a enseñarle las instalaciones. La acabo de contratar como camarera –Devon se cruzó de brazos y se apoyó el filo del escritorio.

      –Guarda las garras –Kat inclinó la cabeza cuando Devon volvió a mirar al monitor y se tensó. Siguiendo su mirada, pudo ver que Envy y Jason estaban en medio de la pantalla.

      –Vaya, vaya, tiene un montón de admiradores esta noche.

      Ella sabía que no era del todo cierto, pero quería ver la reacción de Devon. Obtuvo su respuesta cuando el fino plástico del respaldo de la silla de oficina se partió porque él lo estaba agarrando con demasiada fuerza.

      Devon plantó sus ojos en Kat.

      –¿Por qué estás en mi oficina?

      Kat simplemente sonrió. Esto iba a ser muy divertido. Se acercó y señaló a la pantalla. –Este de aquí, se llama Jason Fox y he estado un rato hablando con él en la barra antes de que aparecieran sus dos amigos.

      Devon levantó una ceja esperando que su hermana fuera al grano.

      –Jason ha sido el que la ha llamado para que viniera a la discoteca. De hecho, le pidió salir –ella esbozó una sonrisa cuando la raja del respaldo de la silla se rompió en pedazos en la mano de Devon.

      –No sé qué le dijo a Jason, pero él dijo: ‘Entonces ¿por qué está Trevor montándoselo con otra en la pista de baile?’

      –Así que, él es la razón por la que ella se dejó caer por aquí –Devon gruñó tirando el trozo de plástico al escritorio–. Seguramente tengas razón en esto.

      –Sí, pero es divertido verte pasar vergüenza –Kat decidió seguir con su historia cuando él le echó una mirada que decía “vete a la mierda”. Algún día, compraría los derechos de aquella expresión.

      –Es igual, todo fue una trampa por lo que oí. Su hermano le dio la pistola sabiendo que estaba lo suficientemente cabreada como para utilizarla contra su novio infiel, pero la verdad es