Amy Blankenship

El Baile De La Luna: Libro Uno Dela Serie ”Lazos De Sangre”


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más o menos un metro ochenta y cinco, de piel morena y pelo castaño con reflejos dorados. Lo llevaba algo más largo que el típico policía y parecía como si el viento se lo hubiera colocado hacia un lado, lo que le daba un aire algo salvaje. Se encontró a sí misma comparándolo con Quinn, parpadeó y se dio cuenta de que lo había vuelto a hacer. Miró de nuevo a Jason sabiendo que ambos necesitaban apagar de una vez aquellos fuegos o corrían el riesgo de quemarse constantemente.

      –No parece un poli –dijo Kat, observando a Chad y preguntándose si saldría con alguien. Jason no había dicho si sí o si no.

      –Bueno –Jason casi se enfurruñó cuando se dio cuenta de cómo estaba mirando a Chad. Agitó la cabeza, –Vuelvo en unos minutos.

      Acabándose la bebida se levantó del taburete y comenzó a andar hacia sus amigos. Cuando salvó la distancia que les separaba puso una mano sobre el hombro de Envy. Acercó los labios a su oreja y susurró, –¿Quieres bailar?

      Envy sonrió sin girarse. –Oh, ¡vaya que sí! –exclamó ella, y de un salto bajó el tramo de escaleras que tenía delante, dejando a Jason junto a Chad con la mano todavía sosteniendo un hombro imaginario. Parpadeó cuando oyó a Chad riéndose.

      –Joder –Jason suspiró mientras la veía bajar las escaleras.

      Chad le dio unas palmaditas en el hombro con lástima mientras lo dirigía de vuelta a la barra y se apoyaba en ella –No dejes que te moleste. Creo que Envy solo tiene una cosa en la cabeza y tiene que ver con la venganza.

      Echó un vistazo a la chica detrás de la barra y, por un momento, incluso se olvidó de que Jason estaba allí. Ella estaba increíble con su bronceado y el pelo tan largo y moreno que le caía con ondulaciones por la espalda y hacia los labios. Sus ojos eran todo lo contrario, de un color azul claro con un profundo anillo negro alrededor del color más claro.

      Fueron sus labios carnosos los que llamaron su atención después de decir: –Solo un refresco, por favor.

      –¿No bebes esta noche? –preguntó Jason, e intentó no mirar a su amiga mientras los ojos de Chad seguían en Kat. ¿Por qué todas las chicas se fijaban en los policías?

      –No, tengo la sensación de que tengo que estar sobrio por ahora. No me gusta Trevor, así que le di a Envy mi pistola paralizante para que se divirtiera.

      –Chad apartó su mirada de la chica lo suficiente como para hacerle un amago de sonrisa a Jason–. Y he venido conduciendo el coche patrulla.

      Sabía que Jason leería entre líneas.

      repentinamente, Jason se apartó de la barra de un empujón perdonando a su amigo por ser un imán para las mujeres. –Oh vaya, ¡entonces esto no me lo pierdo! –

      Él volvió a la barandilla seguido por la risa de Chad.

      –Bueno, ya he hecho felices a dos personas esta noche –Chad le guiñó un ojo a Kat, sabía que ella le estaba escuchando, y después pagó su bebida. debía ir a ver lo que Envy era capaz de hacer.

      Kat Asintió cuando Chad le deslizó un billete de veinte y le dijo que se quedara el cambio antes de alejarse de allí y unirse a Jason. Estos dos podían ser muy peligrosos para las hormonas de una chica. Jason tenía el pelo largo y castaño claro, con la cara y el cuerpo de un vigilante de la playa.

      Ella había pillado a la mayoría de las chicas tratando de llamar su atención mientras pasaban. Jason parecía no enterarse de ello y parecía perdido en sus propios pensamientos... hasta que empezó a hablarle sobre su mejor amigo, Chad, y la chica que tanto trataban de proteger ambos.

      Ella echaba de menos algo así, alguien aparte de sus hermanos que la protegiera. Parpadeó lentamente forzándose a borrar la imagen de Quinn de su mente y centrándose en el problema que tenía entre manos.

      Fue el comentario sobre la pistola paralizadora la que le ayudó a olvidarse de Quinn por un momento. Kat decidió advertir a sus hermanos sobre el nuevo pasatiempo que estaba a punto de empezar. Ya había tenido suficientes problemas últimamente enfrentándose a la serie de asesinatos que rodeaban la discoteca. Lo último que necesitaban era seguir atrayendo una atención negativa.

      Chad se apoyó un poco en la barandilla buscando a Envy. Gracias a Dios los bailarines de la jaula seguían allí y prestaban parte de la luz del foco que los iluminaba para que fuera más fácil localizarla. Escuchó un débil gruñido que venía de Jason, siguió su línea de visión y entonces la divisó bailando en medio de un grupo de chicos, cerca del brillo del foco de la jaula. Frunció el ceño, aguzó su mirada y se preguntó qué estaría a punto de hacer.

      –Por lo menos está observando a Trevor. Por cierto, gracias por llamarme –dijo con voz seria–. He esperado mucho para que algo así ocurriera.

      Jason se encogió de hombros, –No por mí. Por ella. Se merece algo mejor que él. –Intentó sonreír, mientras observaba, sabiendo que ella estaría soltera a partir de ese momento. Pero la imagen de todos esos otros tipos intentando llamar su atención hizo que su pequeña sonrisa tuviera un toque de tristeza.

      Capítulo 2

      Envy sintió el calor deslizándose sobre ella como una segunda piel mientras bajaba los escalones. Intentó relajar sus tensos músculos y se acercó a la pista de baile Dio algunos pasos en dirección a Trevor, sentía como si estuviera en medio de un poco de sexo ya que notaba como algunos dedos tocaban suavemente su piel y cuerpos desconocidos se deslizaban contra el suyo.

      La pista de baile era más oscura que las de otras discotecas en las que ella había estado o había trabajado y se dio cuenta de que le gustaba esa privacidad. No había muchas parejas bailando, era más como un grupo de cuerpos calientes mezclándose. Al sentir el cambio de ambiente, ella misma fue levantando lentamente los dedos para acariciar otros cuerpos en la oscuridad. El subidón de adrenalina que vino después la agitó al ritmo de la música sensual.

      No tenía ganas de enfrentarse a Trevor, se tomó un momento para cerrar los ojos y dejarse llevar con una música que solo podía describirse como el sonido de la lujuria.

      Empezó a sentir que los breves toques se volvían más intensos, así que Envy abrió los ojos y se encontró a sí misma mirando hacia varios pechos masculinos, algunos mostrando su piel bajo camisas desabrochadas y otros cubiertos con materiales ceñidos, lo que era igual de seductor. No se atrevió a mirar hacia sus caras por miedo a hacer contacto visual.

      Sintiéndose un poco excitada, empezó a retroceder y no le importaba que ellos la siguieran en ese baile seductor. Al sentir el frío acero de los barrotes de la jaula de baile en su espalda, ella levantó la vista lentamente hacia la plataforma. Sus ojos se quedaron atrapados en el chico que estaba dentro de la jaula mientras hacía que la chica se arrodillara debajo de él en postura sumisa.

      La sala entera pareció desvanecerse mientras mantenían sus miradas. La manera en la que él la estaba mirando hizo que Envy se sintiera como si fuera ella a la que estaba sometiendo. Él tenía los ojos de color azul pálido con un grueso anillo negro alrededor del iris. Ella no había visto ojos así de sorprendentes e intensos en su vida. Podría haber estado observándolos durante horas y aun así querer más, y eso la asustaba.

      Su mirada le dio la impresión a Envy de que él ya sabía cómo era ella desnuda. La manera en la que sus ojos recorrían su cuerpo y se paraban en ciertas partes... hizo que sintiera como si fueran sus manos las que tocaban esos mismos lugares. La urgencia de tirarse hacia los barrotes de la jaula y rogarle que la tomara rápido y fuerte allí mismo fue casi demasiado para poder resistirse.

      Envy intentó recordarse a sí misma que podía irse de la pista de baile cuando quisiera mientras apartaba con dificultad sus ojos de la mirada posesiva del chico.

      Trevor no se estaba divirtiendo incluso aunque trataba de dejarse llevar con el baile y mezclarse todo lo que pudiera. Pero ni las chicas calientes ni el baile eran las verdaderas razones por las que él estaba allí. Él mantenía su mirada en el chico de la jaula porque ese era su verdadero objetivo.

      El