Manuel Almendro

Psicología y psicoterapia transpersonal


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de conocer y colaborar en la síntesis Oriente-Occidente. Su enseñanza se dirigía a desmantelar las creencias en la autoridad espiritual y hacer emerger el conocimiento puro que surge del fondo del ser, bajo el convencimiento de que la verdad es una tierra sin caminos y de que lo más importante es liberar la mente de la envidia, del odio y la violencia, y que para ello no se necesita ninguna organización.

      En sus charlas públicas, conversaciones, entrevistas, etc., Krishnamurti propone con gran franqueza a sus contertulios el crear juntos –consciencia–. En sus entrevistas “marea” al entrevistador a través del handicap a fin de atravesar el encadenamiento pregunta-respuesta para llegar a aquello que ya no puede ser preguntado ni respondido, a ese “momento” en que desaparece el mi-tú, el percibidor y lo percibido: entonces llega el silencio. En su “juego”, Krishnamurti acorrala hacia la intuición. Puntualiza los conceptos sobre lo que es una realidad llena de ilusiones creadas por el pensamiento, que a su vez no puede crear un tigre. Esa realidad no es la verdad, en ésta la intuición transciende al pensamiento y no tiene nada que ver con él. Krishnamurti tiende hacia una perspectiva mundial, fuera de los condicionamientos de los nacionalismos parcialistas que pueden llevarnos a la destrucción, hacia un amor libre de miedos, una libertad que existe cuando no hay ninguna reacción condicionada, una iluminación que en sí significa libertad total; hacia una tierra de todos para vivir en ella y no para dividirla, producto esto de un pensamiento limitado que crea acciones limitadas, que crea miedo, soledades, depresiones; que crea especialistas expertos en cada cosa sin una visión global del conjunto, generando una humanidad que en su mayor parte se prepara para la guerra.

      Por todo ello se necesita imperiosamente del cambio radical lejos de las rutinas formales, de los humanitarismos, acabando con el condicionamiento en sus múltiples formas a fin de llegar a una mutación radical de la consciencia. Ésta fue la siembra de aquel maestro.

      Resumiendo sobre lo dicho, Krishnamurti expone que es la actividad mental lo que se interpone entre nosotros y nuestro fondo, enseñanza que se repite en otros maestros. Para ver cómo funcionan esos pensamientos se necesita, según Krishnamurti, de un espíritu extraordinariamente vigilante, alerta, estar siempre despiertos frente a la complejidad del proceso de ese pensamiento, sus reacciones, emociones, para desarrollar la consciencia. Douglas E. Harding considera a Krishnamurti como de una espiritualidad psicológica. Capra, siempre agradecido, expresa sin embargo que Krisnhamurti hablaba y que nunca escuchaba, y además no decía cómo obtener esa libertad a la que se llega al liberarse de los pensamientos. Wilber expresa que este maestro no entendió la dinámica de su propia transformación y por eso estaba mal preparado para transformar a los demás, debido posiblemente a su despertar espontáneo.

      Lo que es innegable es la gran influencia de Krishnamurti que, aunque sin discípulos que lo sigan, ha marcado caminos de personas que son hoy influyentes en el avance de la consciencia. Creo que es muy difícil enjuiciarlo. Como si cada maestro auténtico, como perteneciente a esa especie de sembradores de la verdad, escogiera una adecuada vía de enseñanza para él, y de aprendizaje para el discípulo que se le acerca.

      Otros maestros que desde el siglo pasado han marcado la espiritualidad hindú como Ramakrishna, Vivekananda, Aurobindo, van día a día penentrando en el buscador occidental.

      Ramakrishna dio el mensaje final del hinduismo al mundo, dice de él Au-robindo: «un fulgurante océano de consciencia, fuerza, dicha (sat-chit-ananda)». Añadió el camino del raja yoga. Murió en 1886, pero Vivekananda, su mensajero, lo explicó por el mundo hacia 1902.

      Ramana Maharshi enseña que la auténctica naturaleza del hombre es la felicidad, la desdicha proviene de que la gente ignora su verdadero yo, los actos del hombre se vuelven de reflejo contra él. Para Ramana M. el yo mental no existe, pues no hay nada fuera del ser.

      Aurobindo encierra el mensaje planetario jamás conocido hasta ahora, el mensaje de que el vértice de la existencia biológica es el mensajero evolutivo de la supramentalidad, el secreto de los antiguos rishis. Sri Aurobindo y Madre, de nuevo síntesis Oriente-Occidente, nos legaron todo un proceso de evolución física como evolución de la supraconsciencia en la Tierra, descubriendo la consciencia-fuerza, la consciencia-alegría, la consciencia planetaria-solar-cósmica, en el cuerpo. En los últimos tiempos y a través de Satprem nos ha llegado una minuciosa explicación de esa inmersion de la fuerza supramental en el cuerpo y de su proceso de transformación en esa ley de expansión de la vida que encuentra en la muerte uno de sus principales obstáculos. También a través de él nos ha llegado la vibración íntima de Madre, sus relatos de Agenda, el escalofrío de un ser impresionado e impresionante que holla un mundo apenas revelado, que salta como un anfibio desde lo mental a lo supramental llevando sus células consigo, yendo más abajo de la mente física, más abajo de la materia, en una aventura de la consciencia que transgrede la mentira de la enfermedad y de la muerte, arribando desde un mástil terrenal a una salvación que es física, que arrastrará morfogenéticamente al resto de la especie: el secreto de los antiguos rishis, lo que lleva consigo un crepúsculo y un nuevo ser que investiga la fuerza de las mutaciones celulares. Todas sus enseñanzas son el acercamiento cauteloso a esa potencia.

      Con la divulgación de las vivencias de Gopi Krishna (India, 1903-1984) se produjo una avalancha de practicantes de Kundalini, en comunidades o en solitario. También desde una perspectiva científica en el centro que fundó en Nueva Delhi (India) –Institute for Kundalini Research–, se investiga todo el proceso. Gopi Krishna reaviva el yoga, el yugo-unión con el cosmos a través de la unión con la Tierra. Critica las torturas autoinfligidas para conseguir saciarse de experiencia espiritual porque ello está lejos del conocimiento de una naturaleza que no tiene principio ni fin.

      Gopi Krishna meditaba todas las mañanas antes de la salida del sol. Se le puede imaginar en esa placidez y quietud que da la India, sentado en algún lugar silencioso en su modesta casa; sin embargo, después de una subida de Kundalini «accidental», de una fulgurante explosión de luz, todo cambió y además todo se trastocó. A partir de aquí Gopi soportó un proceso doloroso que le hizo incluso dudar de su cordura y que le acercó a la enfermedad y la muerte, hasta que después de varios años llegó a comprender la naturaleza de su propio despertar: iluminación. De haberle sucedido en Occidente, probablemente se habría consumido en el rincón de un psiquiátrico… pero sucedió en la India. Tal vez, como él expone, el proceso tuvo que ser así, recorriéndolo y redescubriéndolo por sí mismo, para comprenderlo en su totalidad sin la mediación de las guías, sin la ayuda de los aparentemente sabios del lugar. Desde el día en que la luz estalló en su cabeza, Gopi Krishna no ha parado hasta su muerte.

      Primero su arduo aprendizaje, después sus enseñanzas, fundando centros donde investigar, a fin de abrir a la humanidad a esa enorme fuerza de Kundalini: una energía activa en millones de seres inteligentes de todas las naciones, que crea incluso trastornos físicos y psíquicos, en gran parte debido a la ignorancia de las modernas terapias sobre este proceso. En fin, todo una vía de construcción por parte de la Naturaleza de un nuevo centro de consciencia de alta potencia en el cerebro. Es preciso que una corriente de energía psíquica potente suba desde la base de la espina dorsal hasta la cabeza para que la consciencia humana pueda trascender los límites ordinarios y el sistema cerebroespinal se someta a un cambio radical en un proceso biológico que conduce a cambios bioquímicos en la composición de la energía psíquica que alimenta el sistema nervioso y el cerebro, lo cual resulta en una transformación de la consciencia. Ésta sería la fase final del actual impulso evolutivo del hombre que guía a la humanidad, según Gopi Krishna. Sus experiencias conectan con las investigaciones sobre fisio-Kundalini del psiquiatra Lee Sannella. Todo esto no tiene nada que ver con el deseo incontrolado de poderes y dones psíquicos y milagrosos.

      Dentro del legado de los indios americanos no quisiera olvidarme, por su impacto, de Alce Negro. El relato que hizo el maestro Alce Negro, hombre de conocimiento de la tribu de los oglala (sioux) a John Neihardt en 1931, representa una biblia chamánica que se regaló a la humanidad. Enseñanzas que posteriormente van a tener una enorme resonancia en las experiencias que Don Juan indujo en Carlos Castaneda, creándose una saga que despertará a millares de personas hacia el chamanismo y la búsqueda. En las enseñanzas de Alce