Джеймс Джойс

Dublineses


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target="_blank" rel="nofollow" href="#ulink_c527a7d0-5131-54e7-a7b2-6c915a4aad90">[26] ¡Es un viejo lila! En el original: «He’s a queer old josser». Por raro que pueda parecer, dado el contexto, queer no tenía en la época la acepción de «homosexual» que tiene en nuestros días, y sólo significaba «extraño». Josser es argot popular y designa una persona de escasas luces.

      ARABIA

      Todas las mañanas me tumbaba en el suelo del salón exterior mirando su puerta. La persiana la dejaba bajada hasta una pulgada del marco para que no pudieran verme. Cuando salía al umbral me daba un salto el corazón. Iba corriendo hasta el vestíbulo, cogía mis libros y la seguía. No perdía nunca de vista su silueta marrón, y cuando llegábamos al punto en el que nuestros caminos divergían, apresuraba el paso y la adelantaba. Esto sucedía una mañana tras otra. Nunca había hablado con ella, a excepción de unas pocas palabras ocasionales, y aun así su nombre era como un reclamo para toda mi entera sangre necia.

      Una tarde fui a la sala de estar interior en la que había muerto el sacerdote. Era una oscura tarde de lluvia y no había ruido alguno en la casa. A través de uno de los cristales rotos escuchaba la lluvia caer sobre la tierra, las delgadas agujas de agua jugando incesantemente en los encharcados bancales. Una distante farola o ventana iluminada brillaba debajo de donde yo estaba. Me sentía afortunado de que se pudiera ver tan poco. Todos mis sentidos parecían desear velarse, y sintiendo que estaba a punto de escurrirme de ellos, presioné las palmas de las manos una contra la otra hasta que temblaron, murmurando: ¡Amor! ¡Amor! muchas veces.

      —¿Y por qué no puedes? –pregunté.

      —Bien por ti –dijo.

      —Si voy –dije yo–, te traeré algo.

      El sábado por la mañana le recordé