Elizabeth Vilma Rodríguez Monticone

El inmigrante piamontés I


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de su tierra natal —que se encontraba en pleno proceso de unificación política— y por su corta edad solo podía entender medianamente su realidad individual y de las diferencias regionales entre el norte y el sur manifiestas en cada italiano que encontraba a su paso, que además de resultar extrañas e incomprensibles solían provocar cierta hostilidad y esto lo descubrían al momento del embarque, cuando el lenguaje oral jugaba como indicador de aquellas diferencias.

      Felizmente la educación italiana entre 1870 y 1890, destacada y organizada, con gran valor instrumental, le permitió leer–escribir–contar, conservando el dialecto piamontés, de su región de origen, para comunicarse en forma oral y, una vez llegado a este país, este le sirvió para nombrar objetos, personas, expresar sensaciones o sentimientos, como también para indicar su procedencia geográfica y lengua materna.

      Abstract

       Desde muy niña me atraparon las lecturas de hazañas de marinos, barcos y viajeros, nativos gauchos, fortines, montes, ríos, pampas, trigales y valientes guerreros libertarios. Maravillada por las fantásticas historias que contaba el nonno Lito en los tiernos años de mi infancia y reproducidas, más tarde, por el nonno Pedro; crecí con la curiosidad de entender por qué dejó aquellas verdes colinas al pie de los Alpes italianos para llegar al inhóspito monte santiagueño en los últimos años de su vida y terminar sus días en mi Ceres, natal... interrogantes, a los que, muy tarde, ya en la vida adulta intenté buscarles una respuestas cuando tuve la posibilidad de encontrar espacios, tiempos y ámbitos propicios.

      La investigación trata de abordar la compleja trama de la inmigración europea en la Argentina en forma general y de manera particular la historia de vida del inmigrante piamontés Giuseppe Monticone (h.): mi bisabuelo materno, a quien cariñosamente lo llamábamos nonno Lito —nietos y bisnietos— y tío Pinin —el resto de la familia—; el que dejó gran parte de su vida en el suelo del interior del noroeste santiagueño y una gran familia dispersa en la república, cuyos descendientes se integraron a nuevos modos de vida de las comunidades donde habitaron y habitan, sin perder la memoria de sus raíces, a través de seis generaciones.

      El presente trabajo tiene un carácter histórico y a la vez genealógico.

      Estos lazos fraternos construidos en el tiempo intentan reconstruir el derrotero del inmigrante piamontés, similar al de muchos otros anónimos a modo de sencillo homenaje a quienes con su esfuerzo y desde el silencio de los montes santiagueños o las pampas santafesinas y bonaerenses contribuyeron, con su trabajo rural, al engrandecimiento de la nación argentina.

      Introducción

      La inmigración europea en la Argentina comprende un complejo proceso histórico–político–social–económico–cultural–ligüístico–artístico de gran impacto familiar, temporal y espacial.

      La reconstrucción de un derrotero de un inmigrante europeo de fines del siglo XIX, al comenzar el siglo XXI, se enfrenta no solo al paso del tiempo, sino también a la complejidad de situaciones propias del devenir histórico y cambios culturales que impuso en su momento la política estatal o que refleja de algún modo, hoy, la posmodernidad...

      La conocida Generación del 80 (1880), inspirada en las ideas liberales impulsadas por Juan Bautista Alberdi: “Gobernar es poblar y poblar con inmigrantes europeos”, en ocasión de gobernar a nuestro país, cuando este comenzaba a organizarse como Estado, no dudó en crear las condiciones políticas para atraer a una gran masa de trabajadores y familias con ansias de progreso que más tarde fueron los que sirvieron de base para el desarrollo económico, social y cultural de la nación.

      Estas ideas se vieron favorecidas por la pujante Revolución Industrial, iniciada años antes en Inglaterra, que con la invención del barco de vapor mejoró las comunicaciones transoceánicas entre Europa y América, sustituyendo la navegación de vela, reduciendo la duración de los viajes de ultramar y logrando importantes cambios en los puertos de embarque.

      Dentro de las políticas de fomento de la inmigración europea, el gobierno argentino desde 1853 crea una serie de condiciones jurídicas para la incorporación de tierras e incrementación del poblamiento humano en un vasto territorio nacional que estaba muy lejos de controlar de manera eficiente y eficaz. Por ello inicia un proceso casi conjunto de ocupación militar, creación de fortines y poblamiento con inmigrantes europeos que fundaron las colonias agrícolas, que dieron años más tarde lugar a la fundación de los pueblos.

      Una muestra de ello podemos apreciar en el texto de la Constitución Nacional en los siguientes apartados:

      1) preámbulo: convoca... “a todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”;

      2) Art. 25: “El gobierno federal fomentara la inmigración europea, y no podrá restringir, ni limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las artes y las ciencias”;

      3) Art. 75, Inc. 18, señala como atribución del Congreso: “Promover la inmigración”;

      4) Art. 125, otorgando “... a las provincias la atribución de fomentar la inmigración” dentro de sus territorios.

      Otras medidas posteriores fueron:

      – la Ley n.º 346 de 1869 en materia de ciudadanía: por nacimiento, adopción o naturalización;

      – la Creación de Comisión Central de Inmigración, en 1872 y la Oficina de Trabajo, para la colocación de jornaleros y empleadas domésticas en Capital Federal y el interior;

      – la Ley 817, conocida como Ley Avellaneda de 1876, que dio gran impulso a la inmigración y colonización, calificando como inmigrante: a aquella persona que llegue en un barco de vapor o vela, en segunda o tercera clase y que no tenga menos de 60 años libre de defectos físicos o enfermedades...,derogada en 1902.

      Otros elementos que condicionaron el proceso de la inmigración europea fueron:

      – el auge del ferrocarril,

      – el mercado de tierras y

      – la guerra del Paraguay.

      Sobre estas líneas se trazó el complejo plan de la inmigración europea, al amparo de estas leyes y en esas condiciones llegó siendo un niño de tan solo 11 años el protagonista de este relato: Giuseppe Monticone... el nonno Lito o tío Pinin.

       Elizabeth Vilma Rodríguez Monticone

       Quimilí, dpto. Moreno, Pcia. de Santiago del Estero, Argentina.

       25 de julio de 2018

      Capítulo I

      La cuna del bambino:

      Piamonte – Italia

      El Piamonte es el término que expresa: “al pie del monte”, desde el siglo XII; es una región del noroeste de Italia, fronteriza a Francia y Suiza; posee en la actualidad una superficie de 25.402 km2, integrada entonces por ocho provincias: Alessandria, Asti, Biella, Cuneo, Novara, Turín, Verbano, Cusio, Ossola y Vercelli.

       Mapa 1. Mapa 2.

      En tiempos de la Revolución francesa (1789–1814) el Piamonte perteneció como un estado satélite a la Primera Republica de Francia, gobernada por el rey Carlos Manuel IV, quien se instaló en Cerdeña. Luego del Congreso de Viena de 1815, el Reino Cerdeña–Piamonte fue restaurado.

      En 1815 el Regno di Piamonte pertenecía al Imperio austrohúngaro, cuando este se disuelve se pasa a formar la Santa Alianza propuesta por el zar Alejandro I con el compromiso de mantener el Orden Absolutista en Europa, defender los principios cristianos y reprimir los movimientos liberales y revolucionarios.

      Durante el Risorgimento (1815–1861),Giuseppe Mazzini,(1805–1872), inspirado en ideas liberales, logró la conformación de sociedades secretas