propios de las provincias históricas (que incluyen parte de la actual Navarra y los territorios del País Vasco francés).
Hoy el euskera goza en la Comunidad Autónoma del País Vasco de la condición de lengua cooficial, al igual que en la parte norte de la Comunidad Foral de Navarra. Así, de una población total de casi tres millones de habitantes repartidos entre las siete provincias históricas de Euskal Herria, se estima que el 27% son bilingües y el 15% tienen un conocimiento aproximado del euskera, lo que sumaría un total de 1,3 millones de personas que hablan o entienden euskera, Si nos limitamos a la Comunidad Autónoma del País Vasco, estos porcentajes son superiores, muy especialmente en la provincia de Gipuzkoa (47% de población bilingüe).
Estilo de vida
Vida social
A pesar de que las condiciones climáticas son algo distintas, en el norte de España, como en el resto del país, la calle es también el escenario fundamental de la vida social. Lo apreciará en las celebraciones: son sociedades que guardan celosamente sus tradiciones, con multitud de fiestas, encuentros y eventos que reúnen a la gente casi siempre en la calle, tanto en el ámbito rural como en el urbano. Pero también lo más cotidiano se vive en el exterior: las tradicionales rutas de vinos o de pintxos son de bar en bar, con las calles siempre repletas de gente a partir de ciertas horas, conversando, conociéndose... De pie, en las barras de los bares, en la misma calle... raramente sentados en pequeños grupos cerrados. Tapas y vinos (o sidra) son el alma mater de la vida social (y no solo de los jóvenes). Quizás en Galicia haya una mayor tendencia al recogimiento y a los espacios cerrados, pero no en las grandes ciudades. En Santiago tendrá el mejor ejemplo de ello. También en Ourense, en Lugo, en Vigo... ¡Vivirá en la calle!
Aparte de estas formas y escenarios más tradicionales para los encuentros sociales, a través de las celebraciones, del tapeo, de las comidas (muy especialmente en el País Vasco) o de los vinos, también encontrará, naturalmente, formas de diversión y espacios de carácter más estandarizado: pubs, discotecas, etc. Pero, como ha ocurrido en todo el país, el reciente contexto de crisis económica ha empujado aún más a la gente joven a divertirse en la calle.
También en estas regiones los jóvenes viven cada vez más en casa de sus padres, como en el resto de España. Para las generaciones de los antes llamados mileuristas el acceso a la vivienda es cada vez más difícil. Este es hoy, junto a las elevadas cifras de paro, el problema más acuciante de estas sociedades. Tal vez no sean algunas de las regiones más caras de España (excepto el País Vasco) y el problema de la vivienda sea aquí algo menos complicado, con precios más accesibles, pero el problema sigue estando presente. A estas realidades (paro y precio de la vivienda) habría que sumar los bajos salarios, problemas todos ellos crónicos desde hace ya décadas y que tienen su consabida consecuencia: los jóvenes no dejan la vivienda familiar hasta muy tarde y la natalidad presenta cifras extremadamente bajas. Si a ello añadimos que aquí la inmigración tampoco ha alcanzado las cifras de Madrid o del área mediterránea, tenemos un muy bajo desarrollo demográfico y un creciente envejecimiento de la población, muy particularmente en las áreas rurales.
Sociedad y costumbres
La sociedad actual en estas regiones que hemos agrupado bajo la denominación de la España Verde muestra una cultura rica y viva, que se sustenta en las tradiciones propias de cada región o comarca pero que ha incorporado, evidentemente, lenguajes contemporáneos. En las cuatro regiones le sorprenderá la simbiosis entre costumbres, elementos o referencias tradicionales y las formas de vida más estandarizadas o globalizadas. Tradición y modernidad, en definitiva.
Por otro lado, Galicia ha superado plenamente una larga historia marcada, hasta bien entrado el siglo XX, por un predominio absoluto de la población rural, un desarrollo débil de la cultura urbana, una industrialización escasa que diera pie a los movimientos sociales y políticos modernos, un caciquismo enquistado y una sociedad extremadamente enraizada en la tierra y en las viejas costumbres y supersticiones. Hoy podemos decir que ha entrado de lleno en la modernidad sin que ello haya significado una renuncia a su cultura ancestral. Junto a las expresiones culturales más vanguardistas y las formas de vida modernas podrá ver y vivir en Galicia numerosos aspectos que son herencia de su particular desarrollo cultural, desde la lengua (hoy más viva que nunca) hasta las fiestas, mitos y tradiciones, la música y los instrumentos tradicionales (la gaita, por supuesto), la artesanía, etc.