Dominique Sellier

España Verde. País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia


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de la cultura vasca en general. Una lengua que, sin embargo, ha pasado por largas etapas históricas en que quedó relegada a los espacios rurales o domésticos y fuera de los ámbitos de poder político y económico. Hoy, en su visita al País Vasco podrá apreciar que el euskera es una lengua bien viva (con un mayor o menor uso dependiendo de la zona) y con un decidido apoyo institucional.

      Pero no solo es la lengua: deportes, música e instrumentos musicales, danzas, literatura oral… se mantienen igualmente vivos y en muchos casos están presentes en la vida cotidiana de los vascos. La pelota vasca, las traineras, los bertsolaris, el txistu… no son elementos del folclore que emergen una vez al año para tal o cual festividad, sino aspectos casi del día a día de la vida local. No es memoria de la tradición, sino la propia tradición perfectamente integrada en una sociedad moderna. Por tanto, podrá vivir todo esto en su visita al País Vasco, topará con ello. Y luego está la gastronomía, los pintxos, el txacolí, la sidra, las rutas del tapeo o de los vinos… tantos y tantos elementos que configuran la personalidad única de este pueblo y que forman parte de su cotidianidad.

      

      Religión

      Religión - Pelerin delante de la catedral de Santiago de Compostela.

      © Robepco – Fotolia

      Galicia, escribía Emilia Pardo Bazán, es el país de las ánimas. El culto del pueblo gallego a los muertos (que da lugar a algunas de las celebraciones más singulares en la región) se alimenta de la creencia religiosa cristiana de la vida eterna, pero también de ancestrales mitos y ritos precristianos. La Santa Compaña, una procesión de almas muertas o tristes, es el ejemplo más sorprendente de todo ello. Pero, de hecho, esta es una constante en la concepción religiosa de los gallegos: los celtas dejaron profundas huellas en la cultura de la zona, con sus rituales relacionados con la naturaleza. Culto a los árboles y a los animales, a las aguas y a los difuntos. Quizás por ello esta sea la región española que más relación ha tenido históricamente con la brujería. Bruxas, meigas y feiticeiras realizan amuletos contra el mal de ojo y curan enfermedades con hierbas medicinales.

      Todo esto está profundamente arraigado en la concepción gallega de la religión. No deja de sorprender que en la tierra del apóstol Santiago, en el final del Camino donde ha confluido durante siglos el fervor cristiano de toda Europa, la influencia de la cultura pagana sea aún tan intensa. Incluso en las celebraciones, como en el conjuro de maleficios con el rito de la queimada que ya realizaban los celtas.

      La mitología gallega de origen más ancestral se hace patente en el culto de sus gentes a los montes, como el Pico Sacro (cerca de Santiago), a las grandes piedras como las de Queiroás en Allariz, a las aguas como las de las Burgas de Ourense, a los ríos como el Miño, padre de Galicia y a orillas del cual nace la lengua gallega, a las fuentes como las de Santa Marina de Aguas Santas, a los caminos como el de Santiago que señala la Osa Menor y a ciertos lugares mágicos que ocultan tesoros y donas.

      No es este un fenómeno único de Galicia, aunque allí se pueden encontrar sus expresiones más evidentes. También en Asturias y Cantabria, en sus ámbitos rurales más tradicionales abunda la mitología popular de origen pagano que el cristianismo a duras penas ha sabido asimilar. Conviven. En Asturias, las adivías son parecidas a las brujas: son vecinos o vecinas de los pueblos a los que se atribuye la capacidad de hablar con los muertos y de tener facultades premonitorias respecto a la muerte; es solo un ejemplo de cuan cerca está la mitología asturiana de la gallega, de la fuerte influencia celta precristiana en la región. Hay muchos más casos: las bruxas, los diablecos, las guaxas… la lista de seres mitológicos, creencias y supersticiones es larguísima también en Asturias. Y, como en Galicia, conviven con un cristianismo perfectamente enraizado. En Cantabria, por ejemplo, en algunas aldeas montañesas las anjanas no han sido sustituidas por santos y vírgenes, y se le siguen atribuyendo ciertas buenaventuras a esta hada buena.

      En muchas zonas del País Vasco no solo la romanización fue débil, sino que ello implicó una cristianización sorprendentemente tardía: se sabe de ciertos asentamientos paganos al pie del monte Aralar ¡aún en el siglo XIII! No es de extrañar, pues, que un pueblo que ha sabido conservar su lengua y tantos rasgos de su cultura ancestral propia, también mantenga ciertos vínculos con un pasado religioso precristiano, aunque ciertamente se trate de una antiquísima mitología hoy ya muy poco presente en la vida espiritual o en las costumbres de la ciudadanía.

      Arte y cultura

      Los mejores recuerdos

      Es difícil traerse de vuelta a casa un pulpo a feira, unas langostas u otras exquisiteces gastronómicas que haya disfrutado. Pero siempre se puede aprender a cocinar una merluza a la sidra o a hacer una quesada pasiega (vea las recetas del capítulo «Cocina de la región»), y presentarlas en un bonito plato de porcelana de Sargadelos o en una mesa decorada con Oleiros. Si se siente tentado por las compras más clásicas, no olvide visitar las tiendas de Oviedo, Gijón, Santander o San Sebastián. Encontrará extraordinarias creaciones en ropa o zapatos, a precios a veces muy interesantes.

       Cesta gourmet. Pero no tiene por qué descartar todo el capítulo gastronómico. Comenzando por los quesos: no olvide abastecerte del tetilla, el queso de formas sugerentes que encontrará en Galicia, de un cabrales asturiano, un queso de nata recuerdo de su paso por Cantabria o un idiazábal en el País Vasco. Y puesto que no hay buen queso sin buen vino, recuerde traerse vinos de las Rías Baixas, tintos o blancos, o alguna botella de txacolí; sin descartar alguna botella de sidra. Y para alegrar algún plato, guarde un rinconcito para los pimientos... de Padrón, y para unas anchoas de Santoña.

       Artesanía local. Las que les sugerimos a continuación son algunas interesantes propuestas para poder huir de los recuerdos Made in China.

       Un cuchillo de Asturias. Después de ver el trabajo de estos grandes expertos en acero de Damasco en la comarca de Taramundi, podemos afirmar que se equivocaría si no considerara la posibilidad de comprar allí algún cuchillo. Más aún sabiendo que un solo euro intercambiado ya es garantía contra cualquier maldición en esa zona. Mire también los bolsos de cuero, otra especialidad local de Asturias.

       Encajes de Camariñas. Deben comprarse en la propia localidad de Camariñas, o también en las tiendas o mercados de Santiago. Podrá escoger desde el objeto más simple, como un pañuelo, hasta bonitas blusas y adornos de mesa... encontrará lo que busca.

       Joyas de azabache. En Santiago o en Oviedo, verá magníficos ejemplos de estos trabajos realizados con azabache en los aparadores de todas las joyerías. Los hay de todos los precios. Y también piense en las famosas cigüas (manos negras), los amuletos de azabache.

       Zuecos de madera decorados (abarcas). Se realizan en el valle del Saja-Besaya, en Cantabria. Si va allí, aproveche la oportunidad para adquirir otros objetos, como lecheras (jermosos) o tazones (cocinas). También las encontrará en Galicia y en Asturias, aunque con sus matices.

       Porcelana de Sargadelos o cerámica de Oleiros. Los diseños de Sargadelos, esta verdadera institución gallega, son diversos, algunos particularmente minimalistas, y se adaptan a cualquier casa. También los objetos realizados