Índice de contenido
Motoquero 2. ¿Cómo salimos de esto?
Capítulo 1: Redimir los pecados
Capítulo 3: Lo que vos querías
Capítulo 4: Sabés que no estoy con nadie
Capítulo 6: ¿Le vas al "cicatriz"?
Capítulo 10: Todo tiene solución
Capítulo 11: Decime algo lindo
Capítulo 12: Carcomido por los celos
Capítulo 15: Condiciones en danza
Capítulo 16: ¿Tenés idea de lo que sufro?
Capítulo 18: Un animal desconfiado y hambriento
Capítulo 19: Información inútil
Capítulo 21: El pozo de la muerte
Capítulo 22: Se excitó con la sangre
Capítulo 23: "El cirujano" Costa
Capítulo 24: Hay tantas cosas que no sabés
Capítulo 25: El "negro cabeza"
Capítulo 29: La fuerza de un oso
Capítulo 30: Hacerse una promesa
Capítulo 31: Por el resto de sus días
Capítulo 33: Se me ha perdido un corazón
Capítulo 34: Calmar a las bestias
Capítulo 35: Todos los demonios del infierno
Capítulo 37: La plata, la chica y el revólver 2
EN EL ÚLTIMO CAPÍTULO...
libro 1
Valente cobraba caros sus servicios.
Había dos opciones: o Tomás le pagaba un monto fijo por la gestión de contactarlo con “El caballero de la noche”, independientemente del resultado de la entrevista laboral (por así decirle), o le daba el 50 por ciento de su sueldo durante los primeros seis meses.
Cualquiera de las posibilidades era un abuso. Sin embargo, a Toto le pareció peor la alternativa de abonar por el contacto no garantizado. Darle la mitad de sus ingresos, durante medio año, no le hacía ninguna gracia, pero al menos había una contraprestación. Solo le entregaba el dinero si obtenía el trabajo.
Trató de negociar un porcentaje menor. Al menos un 40 por ciento. Imposible. Valente era un hueso duro de roer. Y además era insoportable, así que –con tal de dejar de escucharlo– Tomás le dijo que sí y cerraron el trato con un apretón de manos asqueroso. Más que transpirar, la mano de Valente chorreaba. Toto se secó la palma y los dedos en la pierna de su pantalón de jean y se prometió prenderlo fuego, aunque después cayó en la cuenta de que no estaba para tirar ropa.
La