Daniel Cestau Liz

Las claves del éxito


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y complaciente interés en su progreso y crecimiento”.

      “El entusiasmo es la celebración del deseo de hacer algo. Puede usted cambiar un neumático o hacer cualquier cosa más eficientemente si le entusiasma hacerlo.

      “Si celebra estar en un pozo, será consciente de los detalles que harán que la salida sea más fácil y más agradable. Si descalifica su situación, automáticamente, dirigirá su energía para soportar las emociones desagradables que le sobrevendrán”.

      3) El entusiasmo es la luz interna que ilumina nuestras capacidades.

      “No hay nada como el fuego para encender el fuego; cuando nos sentimos inflamados por el entusiasmo, nuestras fuerzas se expanden, y toda nuestra efusión se vuelve contagiosa”.

       CÓMO SE DESARROLLA EL ENTUSIASMO

      1. PARA TENER ENTUSIASMO HAY QUE ACTUAR CON ENTUSIASMO.

      El entusiasmo es tanto una actitud como una emoción.

      “No basta con quedarse sentado y pensar que le gustaría sentirse alegre, feliz o entusiasmado. Debe actuar como si sintiera esas emociones para sentirlas”.

      2. “¡CREAR EL HÁBITO DE TENER ENTUSIASMO! Ese es el secreto para exprimirle el júbilo y la alegría a todos los momentos de la vida”.

      “El entusiasmo se desarrolla cultivando el interés y el cariño por nuestra tarea. El interés, la confianza y el deseo aumentan el entusiasmo. El entusiasmo será disipado o usado, pero sólo concentrándolo en una dirección produce resultados; no proceder así es un necio despilfarro y derroche. Cuanto más nos interesa una cosa, más grande debe ser nuestra confianza y deseo de ella; y con esto sube el nivel del entusiasmo. Por eso debe recordarse siempre que el interés es la madre del entusiasmo”.

      “El hombre entusiasta tiende, naturalmente, hacia la forma optimista de la inteligencia y, por ser así, difundirá a su alrededor una atmósfera de confianza, de alegre expectación que hace que los otros confíen en él, y que le ayuden en sus esfuerzos. Se circunda a sí mismo con un aura mental de éxito, irradia éxito, y los que se le aproximan, inconscientemente participan de esa irradiación.

      Nada le aportará a Ud. tanto de las riquezas de la vida, como empezar todos los días con esa fuerza y esa dedicación”.

      4) El entusiasmo hay que nutrirlo con nuevas acciones, nuevas aspiraciones, nuevos esfuerzos y nuevos planteamientos. Debe ser alimentado hasta que se convierta en parte de las actividades cotidianas, en un estilo de vida.

       “Por grande que puedan ser los errores de un hombre, el mayor es el de sucumbir a la desesperación:todos los demás pueden repararse; éste es irreparable”.

       Confucio (s. VI a. C.)

       LA FE

      La fe es definida como ‘buen concepto, confianza que se tiene en una persona o cosa’.

      Un término casi equivalente es el de confianza, cuya descripción es ‘esperanza firme que se tiene de una persona o cosa’. También, ‘aliento, ánimo y vigor para obrar’.

      A su vez, la esperanza, significa un ‘estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible aquello que deseamos o nos proponemos’.

      Así definidos los términos básicos, es preciso decir que tratamos aquí el tema de la fe como sinónimo de la confianza en sí mismo, ya que

      no hay fe en una empresa u objetivo que, directa o indirectamente, no descanse en esa confianza

      en sí mismo.

       LA IMPORTANCIA DE LA FE

      En términos generales, puede decirse que la historia de la humanidad es una historia de hechos producidos por creencias.

      Pero no es tema de esta obra la fe religiosa, o las creencias filosóficas o políticas.

      Al margen de ellas, la fe o la confianza en sí mismo también han modelado al mundo desde el principio de los tiempos. Todos los autores importantes están de acuerdo en esto.

      En el siglo pasado, escribió William James, el famoso psicólogo: “Nuestra confianza, al principio de una empresa dudosa, es lo único (adviértalo: lo único) que asegura el resultado feliz de la aventura”. El aprender a creer tiene una importancia primaria. Es el factor básico para triunfar en cualquier empresa. Cuando usted espera lo mejor, desarrolla una fuerza mental magnética que, por una Ley de Atracción, tiende a acercarle lo mejor; pero si espera lo peor, la mente desenvuelve un poder de repulsión que tiende a separarlo de lo mejor. Es asombroso cómo una esperanza sostenida de que pase lo mejor, pone en movimiento fuerzas que originan la realización de lo mejor”.

      Orison Swett Marden, uno de los autores que más se ocupó del tema, dijo hace décadas: “La confianza es la base de toda empresa; pues entraña la enorme fuerza de convicción de que realizaremos cuanto con sana intención nos propongamos. La confianza propia ha sido siempre la piedra angular de toda empresa, y realizó milagros en todos los órdenes de la actividad”.

      Y lo recalca un autor contemporáneo, el Dr. Luis Alberto Machado: “PARA ALCANZAR CUALQUIER META, INDIVIDUAL O COLECTIVA, LO PRIMERO QUE SE REQUIERE ES LA MÁS INDOBLEGABLE CONVICCIÓN DE QUE LA META PREVISTA PUEDE SER ALCANZADA”.

      Incluso el neologismo “autoeficacia” ha sido definido como ‘confianza en el funcionamiento de nuestra propia mente, en nuestra capacidad de pensar, en los procesos por los cuales juzgamos, elegimos, decidimos; confianza en nuestra capacidad de comprender los hechos de la realidad que entran en la esfera de nuestros intereses y necesidades; confianza cognoscitiva en nosotros mismos’.

      Bien puede afirmarse que la confianza es la madre del éxito. Acrecienta la aptitud, redobla la energía, fortalece las facultades mentales y vigoriza las fuerzas interiores.

      La intensidad y magnitud de nuestro pensamiento no podrán exceder la fuerza de nuestra convicción, del grado de nuestras determinaciones y del nivel de nuestra confianza. Si estas cualidades son débiles, también será débil nuestro pensamiento y pobres nuestras obras.

      Todos conocemos los ejemplos históricos (Cristóbal Colón, Thomas Edison, Marie Curie, Steve Jobs, etc.) de los resultados producidos por la fe en una obra, emprendimiento o proyecto, que, como se dijo antes, en definitiva no es otra cosa que la fe o confianza en nosotros mismos.

       “NUESTRAS DUDAS SON TRAIDORAS, Y POR ELLAS PERDEMOS EL BIEN QUE CON FRECUENCIA PUDIMOS GANAR POR MIEDO A INTENTARLO”.

       William Shakespeare

       “LA LUZ DE LA FE NO DISIPA TODAS NUESTRAS TINIEBLAS, SINO QUE COMO UNA LÁMPARA GUÍA NUESTROS PASOS EN LA NOCHE Y ESO BASTA PARA CAMINAR”.

       Papa Francisco

       CÓMO DESARROLLAR LA FE EN SÍ MISMO

      - EN PRIMER LUGAR, LA FE EN SÍ MISMO NO ES FE CIEGA.

      Dijo el célebre empresario del espectáculo, P. T. Barnum, creador del mundialmente famoso circo que lleva su nombre: “La gente sólo tiene que hacer lo que aconsejaba Cromwell: ‘No sólo se debe confiar en la Providencia, también se debe conservar la pólvora seca’. Haga su parte del trabajo o, de lo contrario, no podrá triunfar. Una noche, mientras acampaban en el desierto, Mahoma escuchó que uno de sus fatigados seguidores hacía la siguiente observación: ‘Soltaré mi camello y se lo confiaré a Dios’. ‘No, no es así’, declaró el profeta, ‘¡Ata tu camello y confíaselo a Dios!’ Haga por sí mismo todo lo que pueda y entonces confíe el resto a la Providencia, la suerte o como quiera llamarla”.

      - LA FE EN NOSOTROS MISMOS Y EN UNA