Arturo Villavicencio

Neoliberalizando la naturaleza


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de resultados que produce ganadores a expensas de perdedores» (Robbins, 2012: 87). De ahí que el presente trabajo enfatice el papel del poder, el conocimiento y el discurso en la construcción de los problemas ambientales y en las soluciones que se proponen. Esto explica el cuestionamiento persistente de la discusión a las ortodoxias convencionales, altamente simplificadoras, codificadas en narrativas que prácticamente se han convertido en un nuevo paradigma de las interacciones naturaleza-sociedad. Evidentemente que la perspectiva aquí adoptada corresponde a aquella de la ecología política, un enfoque interdisciplinario para comprender la dinámica y complejidad del significado, usos y manejo de los recursos naturales en un contexto de conflictos, relaciones de poder y desigualdad (Sanjay y Saarinen, 2016).

      Por último, se insiste a lo largo del texto en cómo el discurso sobre el ambiente ha quedado atrapado en una lógica economicista según la cual la solución a los problemas de degradación de la naturaleza requiere de la internalización de los efectos negativos de las actividades económicas sobre el ambiente. De acuerdo a la ortodoxia neoliberal, esto se consigue mediante la asignación de precios a varios aspectos de la naturaleza, sobre la base de mercados construidos alrededor de un análisis costo-beneficio determinado por la disposición a pagar por su conservación o la disposición a aceptar una compensación por su pérdida. Es así como los problemas de ambiente y sociedad han quedado bloqueados en una jerga monística, utilitaria y económica que, en un exceso de arrogancia, asume que la naturaleza puede ser manejada al antojo del capital; que la naturaleza es externa y puede ser codificada, cuantificada para servir al crecimiento económico, al desarrollo social o cualquier otro «loable objetivo» (Moore, 2015: 3). Este discurso es acompañado de una visión de la naturaleza como algo antinatural. Esta es construida «como un objeto amenazado, frágil y enfermizo que tiene que ser manejado y cuidado, solamente viable gracias a la intervención de la ciencia, la protección y los linderos [y su mercantilización]. Como ocurría con los lunáticos y pordioseros de Foucault, la reclusión no es pasiva; tampoco es estéril. La reclusión tienen el doble propósito del escrutinio y la rehabilitación» (Vallejo, 2003: 50). El primero es necesario para optimizar su explotación; el segundo, sencillamen­te porque el capital ha descubierto una fuente de ganancias en su restauración y conservación.

      Contenido

      El presente trabajo está organizado en seis capítulos que intentan entretejer diversos aspectos del fenómeno de neoliberalización de la naturaleza dentro de una perspectiva interdisciplinaria. Los capítulos incluidos tienen como denominador común la preocupación de entender las implicaciones del proyecto neoliberal en las políticas públicas ambientales. Cada capítulo tiene su coherencia interna y es autónomo en términos del tema tratado, enfoque conceptual, método de análisis y estudios de casos expuestos. Sin embargo, algunos temas y conceptos son inevitablemente de carácter transversal y se los puede ver como puentes para entrelazar conceptos y dar cierta unidad a todo el trabajo. Esto explica el traslape de algunos temas a lo largo del texto. Su eliminación hubiera destruido la integridad de los capítulos y exigido su unificación en una monografía, lo que hubiera excedido los objetivos del estudio y el tiempo disponible para su realización.

      Neoliberalismo es un concepto polisémico que engloba una visión del mundo, un programa político y un plan de acción. Como tal, el término se refiere a un complejo ensamblaje de compromisos ideológicos, representaciones discursivas y prácticas institucionales que atañen un conjunto de procesos interconectados y que tienen lugar en contextos y escalas espaciales y temporales diferentes. El capítulo I intenta delimitar un conjunto de significados y características de esos procesos que nos permiten una interpretación y comprensión del fenómeno de mercantilización de la naturaleza, el tema objeto del presente trabajo. La exposición incluye una breve discusión sobre dos conceptos que nos parecen fundamentales como categorías del análisis: el concepto de mercancías ficticias y aquel de la segunda contradicción del capitalismo. A continuación se exponen las dimensiones o connotaciones que adquiere el proceso de mercantilización de la naturaleza, sus implicaciones sobre regímenes de propiedad y la emergencia de nuevas formas de gobernanza ambiental. El capítulo concluye con una breve discusión sobre el neoliberalismo en el Ecuador. Lejos de entrar en un análisis detallado sobre las modalidades y alcance de este fenómeno en el país, la sección correspondiente cuestiona la idea según la cual el neoliberalismo es una etapa superada y que, por consiguiente, estaríamos entrando en una fase «posneoliberal». Como se argumenta a lo largo del capítulo, el neoliberalismo no es un fenómeno fijo y homogéneo, ni tampoco implica convergencia hacia un destino teleológico; al contrario, debe ser entendido como un proceso en continua evolución que se retroalimenta en contextos y escalas espaciales y temporales discontinuas. Sostenemos que una de las características de la continuidad del proyecto neoliberal en el Ecuador apunta peligrosamente hacia la consolidación de un modelo de acumulación sustentado en una producción intensiva de la naturaleza o, mejor dicho, estaríamos entrando en una «fase ecológica del capital».

      El capítulo II presenta una síntesis de los orígenes, evolución y significado del concepto que se ha convertido en el pivote de la ideología neoliberal de conservación de la naturaleza: los servicios ambientales. Son múltiples los orígenes de la penetración de las tesis neoliberales en el dominio de la naturaleza. Ya a finales de la década de los sesenta los influyentes trabajos de G. Hardin (1968) y Coase (1994 [1960]), afines con los principios neoliberales, ponían en el centro del debate ambiental los regímenes de propiedad y el mercado. Posteriormente, la creciente preocupación por los problemas ambientales a escala planetaria coincidió con el auge de las tesis neoliberales, especialmente en la esfera anglo-americana, y su posterior extensión al Sur global donde la inserción de los recursos biofísicos en el mercado fue vista como una fuente de ingresos para la financiación del desarrollo (Castree, 2010). Estas corrien­tes de pensamiento se producen en el marco del enfoque creciente de la naturaleza como proveedora de servicios; una perspectiva pro­movida por la Convención sobre Diversidad Biológica adoptada en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992 y popularizada por el economista ecológico R. Costanza y sus colegas en un esfuerzo por valorar todos los servicios ambientales provistos por el planeta (1997). Este mensaje fue rápidamente transformado en una actitud optimista sobre los retornos financieros que podrían obtenerse si el valor de las externalidades ambientales pudiera ser monetizado y comercializado en el mercado. Se abrió de esta manera un amplio espacio en el que el fenómeno de mercantilización de la naturaleza, sobre la base de los llamados instrumentos de mercado, emerge como el paradigma dominante en las relaciones sociedad-naturaleza.

      El capítulo analiza dos elementos de importancia que explican el rápido afincamiento de las tesis neoliberales en las políticas ambientales. El primero tiene que ver con los magros resultados y hasta el fracaso de los llamados proyectos integrados de desarrollo y conservación y proyectos comunitarios de conservación, promovidos activamente por agencias de desarrollo y organizaciones ambientalistas transnacionales especialmente a partir de la década de los ochenta. La idea de reconciliar los objetivos de conservación y desarrollo, incorporando las poblaciones locales como actores integrales de la conservación de la naturaleza, por motivos que son discutidos más adelante, no dieron los resultados esperados. Frente a esta decepcionante realidad surge la estrategia de pagos directos por la conservación como un mecanismo eficiente de motivación de los agentes económicos para alcanzar los objetivos de protección y conservación de los ecosistemas. El segundo elemento consiste en la emergencia a partir de la década de los noventa de un nuevo discurso, el de la modernización ecológica, construido alrededor de la innovación tecnológica como factor fundamental para la solución de los problemas ambientales. La propuesta engloba un nuevo enfoque de gobernanza ambiental al proponer que la degradación ambiental puede ser desacoplada del crecimiento económico y que el desarrollo y la industrialización pueden ser ambientalmente responsables mediante regulaciones apropiadas que estimulen la inversión y el comercio.

      La idea de los servicios ambientales como una nueva fuente de generación de valor necesariamente condujo a idear mecanismos de pago por estos servicios. Este es otro de los temas abordados en el capítulo II. El principio del pago por servicios ambientales es elemental: una vez que la utilidad de un ecosistema es puesta al descubierto, por ejemplo, la capacidad de un ecosistema de absorber carbono, proteger una cuenca hídrica o atraer turistas, el ecosistema adquiere un valor económico