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¡Todo debe cambiar!


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formas de continuar e, incluso, ampliar e intensificar nuestras actividades. No será fácil, pero nos hemos enfrentado a problemas aun mayores en el pasado.

      Srećko: ¿Es posible que haya oído el garrido de un loro en su casa mientras usted estaba hablando?

      Noam: Sí, es un loro bilingüe. Puede decir: «Soberanía para todos» en portugués. Es más sabio que lo que nos llega desde Washington.

       Conversación mantenida el 25 de marzo de 2020

      Las llamas de la verdad: Julian Assange

      John Shipton y Srećko Horvat

      Srećko: La última vez que John Shipton y yo nos encontramos fue en Londres, cuando cogimos un tren para ir a visitar a Julian Assange. John, ¿nos podría decir cuándo fue la última vez que vio a Julian y cómo está la cuestión de su encarcelamiento ahora mismo?

      John: Vi a Julian hace un par de semanas. Me dijo que extremara las precauciones con la Covid-19 y nos despedimos sabiendo que no volveríamos a vernos en un mes más o menos, mientras el virus estuviera haciendo estragos. La prisión ha suspendido las comunicaciones ordinarias. En las actuales circunstancias, a Julian todavía lo llevan bajo vigilancia hasta la sala de conferencias de la cárcel. Va desde su celda hasta otra celda provisional, donde espera hasta que todos los pasillos que conducen a la sala de visitas están vacíos, para que no pueda encontrarse con nadie por el camino. Cuando el visitante se dirige a la sala de visitas, tiene que cruzar cuatro puertas dobles de seguridad: una con un perro que te olfatea, otra para tomar tus huellas dactilares, una puerta de rayos X y otra donde te vuelven a tomar las huellas. Te cachean, te tienes que quitar el cinturón y el calzado, y vaciarte los bolsillos. Es toda una aventura entrar en esa prisión monstruosa. Te asignan una tarjeta identificativa y te permiten llevar encima veinte libras, que puedes usar para ofrecerle una taza de café a Julian. En la sala de visitas hay cámaras de alta definición y un equipo de grabación de alta fidelidad.

      Srećko: En cierto sentido, tuvieron suerte de poder visitarlo, tanto usted como sus abogados y otras personas, pero ahora la situación ha cambiado. Según las estadísticas, ahora mismo hay unos once millones de personas que están en prisión. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y la Organización Mundial de la Salud están apremiando a los Gobiernos para que protejan a los prisioneros, incluso mediante su puesta en libertad. ¿Nos puede explicar qué ocurrió ayer en el órgano jurisdiccional británico y por qué se le ha denegado la libertad bajo fianza?

      John: La presión por parte de la judicatura estadounidense es continua y ha quedado demostrada en las siete comparecencias que Julian ha tenido hasta ahora. Espero que los magistrados del tribunal de extradición se den cuenta de que están siendo utilizados y manipulados para que se desentiendan de todas las obligaciones humanitarias que les competen, así como al Reino Unido, en favor del secuestro judicial de Julian a Estados Unidos. La audiencia de ayer fue para solicitar una fianza que permitiera a Julian venir a vivir conmigo y su pareja, o con solo uno de los dos. Su situación es segura dado que no tiene adónde ir con todos los aeropuertos cerrados, pero la solicitud fue rechazada. El fiscal general de Estados Unidos dijo que las obligaciones del Reino Unido con respecto a los derechos humanos no son de aplicación para Julian. No se pueden aplicar a alguien que está en prisión provisional y que no ha cometido ningún delito en el Reino Unido, además de correr el riesgo de contraer la Covid-19 en una cárcel de máxima seguridad. Es vergonzoso.

      Srećko: Es un escándalo. Está muy claro que se trata de una violación de la democracia y de los derechos humanos. Es evidente que es un intento de aislar y silenciar todavía más a Julian. He estado investigando sobre algunos virus en WikiLeaks y me sorprendió lo mucho que publicaron sobre la gripe porcina, el ébola y la gripe aviar, con la que el Gobierno polaco infectó a personas sin hogar para probar la vacuna. En la situación actual, si se echa de menos alguna voz, es la de Julian. ¿Quizá pueda decirnos cómo estaba la última vez que lo vio?

      John: El Consejo Europeo emitió una petición para la liberación de Julian y la anulación de su extradición, y la ONU —bajo el auspicio del Relator Especial sobre la Tortura y del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria— ha hecho varias declaraciones, respaldadas con información objetiva, aseverando que la extradición debe suspenderse.12 Hace ya diez años que Julian está en detención arbitraria, siete de los cuales fueron en la embajada ecuatoriana. Los últimos once meses los está pasando en una prisión de máxima seguridad. Julian no ha cometido ningún delito. El caso sueco fue desestimado en tres ocasiones. En el caso británico, hubo una conspiración documentada entre la Fiscalía General del Estado y la autoridad sueca encargada de perseguir la delincuencia.13 Se trata de un abuso que ha llevado vergüenza y deshonra a las justicias británica y sueca. Los pueblos ingleses hicieron un gran regalo a la civilización mundial cuando, hace 790 años, colocaron un escudo entre el soberano y el pueblo. Este escudo, que funciona en los dos sentidos, se ha ido deteriorando poco a poco en el caso de Julian Assange. Es una tragedia colosal.

      Srećko: Julian está padeciendo una profunda conspiración e injusticia. Con respecto a la decisión del tribunal en el día de ayer, ¿qué nos puede revelar sobre los próximos pasos? ¿Los abogados van a apelar? ¿El caso llegará ante un tribunal superior? ¿Qué sucederá con la audiencia sobre la extradición prevista para finales de mayo o junio? Es obvio que los testigos de Estados Unidos no pueden venir al Reino Unido de momento.

      John: Supongo que habrá un recurso de casación en el control judicial del Tribunal Supremo, que debería ser más apto para conocer de lo que es justo, humano y apropiado. El Tribunal Supremo puede hacer valer los derechos de justicia sin temor a que le contradiga un tribunal superior. Espero que Julian pueda ir a casa con su familia y que podamos verle usted y yo —siempre y cuando nos sentemos a dos metros de distancia—.

      Srećko: No dejo de pensar que Julian también sigue con el proceso de confinamiento que nos afecta a todos, pero de un modo mucho peor. Cuando estaba en la embajada ecuatoriana no podía ni salir a pasear. Fue Julian quien me habló por primera vez de Zoom, la tecnología que estamos utilizando ahora mismo. La empleaba para seguir en la brecha y no dejar de influir en el mundo exterior. ¿Podría decirnos cómo se interesó Julian por la tecnología y la geopolítica, cuando estaba en Australia y vino a Europa, y cómo acabó fundando WikiLeaks?

      John: Honestamente, no estoy muy seguro. Un día me llamó y me dijo que quería crear WikiLeaks, usando Tor para proteger la identidad de las personas que quisieran filtrar información. Siempre hablábamos del mundo en todos sus aspectos, pero no teníamos acceso al tipo de información que había en los cables. Esa información desveló la realidad del mundo geopolítico y de cómo sus componentes eran sobornados, intimidados y seducidos para servir a los intereses de Estados Unidos. En sus tiempos de pirata informático, Julian descubrió unos procedimientos de selección de objetivos que utilizaban los generales del ejército estadounidense, con frases como «la población iraquí tiene que sentir la presión de la guerra». En el caso de Bagdad, eso significó la explosión de un refugio que mató a 356 mujeres y niños. Julian tenía un sentido de la justicia muy fuerte y su determinación ha permitido que la hubiera para muchas personas. Un ejemplo son los isleños mauricianos quienes, con ayuda de los cables, ganaron un caso en el Tribunal Internacional de Justicia contra el Reino Unido por haberlos desposeído de sus hogares.14 Otro ejemplo es el vertido de residuos tóxicos de Trafigura frente a las costas africanas, que arruinó la vida de miles de habitantes de los pueblos costeros.15 Julian y WikiLeaks lo dieron a conocer e hicieron posible que se abriera una causa contra aquellos que habían cometido esos delitos. La terrible ironía es que Julian no consigue que se le haga justicia a él.

      Srećko: En WikiLeaks encontré un documento de 2009 que describe cómo Estados Unidos quería importar los genomas de algunos virus como el ébola y el de Marburgo.16 Como señaló Slavoj Žižek no hace mucho, lo que necesitamos ahora es un Julian Assange chino que pueda proveernos de filtraciones sobre lo que está ocurriendo de verdad con la Covid-19, quién se está aprovechando de la situación y hasta qué punto. ¿Qué opinión le merece el papel de la propaganda con respecto a la pandemia de Covid-19?

      John: Da la sensación de que la Covid-19