y acompañar a sus madres, ya que naturalmente son especies gregarias que viven en grandes grupos que están en constante movimiento en busca de alimento[19d]. No obstante, las búfalas, al igual que los vacunos y otros ungulados silvestres, suelen esconder a los bucerros (Figura 4); se ha visto que las madres regresan por la noche o algunas veces durante el día para amamantarlos[5f], aunque en un estudio de Brasil se encontró que esta conducta de «esconderse» es principalmente a elección del bucerro[19e]. Por el contrario, en los pequeños rumiantes (especialmente en los ovinos) las madres sirven de guía para escapar del peligro o de situaciones de amenaza, por lo que se conocen como «especies seguidoras»[20c].
Se sabe que los terneros vacunos pueden reconocer a su madre a través de los sonidos que esta emite dentro de las primeras 24 horas, aunque en presencia de la madre los terneros no vocalizan con frecuencia debido, posiblemente, a una estrategia de supervivencia para evitar atraer depredadores[3c], lo que también se ha observado en los búfalos. Lo anterior se convierte en un problema cuando los búfalos se mantienen en condiciones de pastoreo continuo en grandes extensiones de terreno, ya que es necesario asegurarse que después del parto los bucerros ingieran calostro, además se debe dar atención y cuidado al ombligo, lo que se complica debido a esta conducta natural en la especie[23b].
Figura 4. Madre en vigilancia y bucerro escondido en la vegetación. Los bucerros permanecen quietos en un lugar mientras la madre se alimenta
Fotografía: Álvaro Salas.
Comportamiento et-epimelético del neonato
El comportamiento et-epimelético se define como la solicitud de cuidados de parte de la cría hacia la madre, estas llamadas serán diferentes dependiendo de la situación de la que se trate (hambre, extravío, presencia de un depredador, etc.). Debido a que después del nacimiento los neonatos bubalinos tendrán un ambiente extrauterino nuevo, su adaptación al entorno dependerá de la expresión de un comportamiento apropiado presentado por sí mismo y por su madre, este tipo de comportamiento será en gran medida el responsable de su supervivencia[22b]. Uno de los primeros que expresará la cría será el intentar ponerse de pie y tratar de mamar, mientras que la madre lo ayudará permaneciendo de pie de forma estática, permitiendo que el bucerro explore su cuerpo hasta llegar a la región de la ubre[2i], [19f].
En un estudio realizado con búfalas y sus bucerros de raza Nili- Ravi[1d] se observó que estos presentaron una secuencia definida de comportamientos después del nacimiento; en primer lugar los bucerros levantan la cabeza, después continúan con los miembros anteriores y posteriores y finalmente intentan ponerse de pie (Cuadro 3). Asimismo, se observó que aquellos bucerros producto de madres con una mayor conducta de atención y protección (definidas como agresivas) presentaron menor tiempo en casi todas las conductas evaluadas, excepto en el tiempo de levantar la cabeza, en los intentos por mamar y en los intentos por ponerse de pie, ya que estos indicadores fueron mayores en frecuencia en comparación con los bucerros producto de hembras con un temperamento menos agresivo[1e] (Cuadro 3).
Cuadro 3. Comportamiento de bucerros Nili-Ravi inmediatamente después del nacimiento y su relación con el temperamento de la madre
Conducta | Temperamento de la madre | ||
Agresivas | Dóciles | Promedio | |
Levantamiento de cabeza (s) | 36.76±0.77 | 29.25±4.81 | 34.36±3.61 |
Levantamiento de miembros anteriores (minutos) | 18.88±1.28 | 21.25±1.57 | 19.64±1.01 |
Levantamiento de miembros posteriores (minutos) | 25.06±1.22 | 29.31±1.40 | 26.36±1.00 |
Postura de pie (minutos) | 43.95±2.68 | 53.03±3.04 | 46.86±2.20 |
Intentos para ponerse de pie (números) | 34.24±2.09 | 32.63±3.52 | 33.72±1.78 |
Intentos de mamar (números) | 10.01±2.07 | 19.47±8.25 | 13.04±3.02 |
Latencia desde el nacimiento hasta el amamantamiento (minutos) | 130.88±7.81 | 142.30±10.66 | 134.54±6.28 |
Latencia del nacimiento hasta el hallazgo del pezón (minutos) | 105.23±8.60 | 102.87±10.75 | 104.47±6.66 |
Latencia en encontrar la ubre y el pezón (minutos) | 16.84±3.14 | 27.37±5.14 | 20.20±2.81 |
Latencia en encontrar el pezón y el amamantamiento (minutos) | 9.96±2.08 | 19.47±8.25 | 13.00±3.02 |
Duración de actividad intentando mamar (minutos) | 73.80±7.00 | 67.37±6.88 | 71.74±5.20 |
Fuente: Dubey, et al.[1f]
Las crías recién nacidas tienen poca energía disponible al momento del parto, por lo que es importante ingerir calostro dentro de las primeras dos horas de vida, además de que la ingesta de calostro es fundamental para permitir la transferencia de inmunidad pasiva. El amamantamiento efectivo durante las primeras horas de vida de la cría dependerá de la posición de la madre, debido a que ella facilitará la aproximación de la cría a la zona abdominal o inguinal y estimulará su conducta para que responda a diferentes estímulos táctiles, olfativos y térmicos que la conducirán a la glándula mamaria[17e].
En un estudio en Brasil se observó que el 80 % de los bucerros ingirieron calostro dentro de las primeras tres horas y se reportó que los bucerros ingirieron más calostro durante la mañana y posteriormente se mantuvieron escondidos en la vegetación durante las horas más calurosas del día, y por la tarde regresaron con la madre para amamantar[19g]. Lo anterior puede explicar que en grandes rumiantes como los vacunos y los búfalos se presenten bajas frecuencias de amamantamientos (3-10 veces/día), pero también presentan episodios más largos, entre 6 y 12 minutos en cada uno, en comparación con otras especies como los ovinos y equinos[17f], [32].
Debido al tipo de placentación de los búfalos (epiteliocorial), las crías nacen con una cantidad de anticuerpos poco significativa (hipogammaglobulinemia) y por lo tanto, dependen en gran medida de la absorción enteral eficiente de inmunoglobulinas a través del calostro[33]. Se ha demostrado que permitir el contacto entre la madre y su cría durante las primeras horas después del parto es esencial para el consumo de anticuerpos a través del calostro[34]. Por lo tanto, es importante considerar el tiempo desde el nacimiento hasta el consumo, algunos autores señalan que los bucerros deben ingerirlo dentro de los primeros 30 minutos después del nacimiento, sin embargo, se ha reportado que tardan en promedio dos horas, como se puede observar en el Cuadro 3, por lo que en los sistemas donde los bucerros se separan de sus madres inmediatamente después del nacimiento, deben recibir entre 4 y 6 litros de calostro durante las primeras seis horas[35], [36], [37].
Es probable que la capacidad de los mamíferos recién nacidos para identificar a su madre esté relacionada con las recompensas proporcionadas a través de sus cuidados, ya que la asociación de señales maternas con las recompensas proporciona la base para un vínculo temprano[38]. Por lo anterior, Grandinson[39] menciona que para asegurar un fuerte vínculo madre-cría y una buena expresión de los comportamientos maternos (lamido, amamantamiento y protección)