Al dedicarnos casi exclusivamente a colocar los hatos de cría y machos de engorde, dejamos a un lado la producción de leche, razón esencial de que las búfalas estén en el mundo. Mi asistencia a diferentes eventos de criadores de búfalos y fincas, a los congresos mundiales en Caserta (Italia), Buenos Aires (Argentina) y Cartagena (Colombia), así como la visita a fincas de Italia, Costa Rica, Argentina y Bolivia, nos hicieron tomar más en serio la vocación lechera de esta especie.
A principios del 2015 tuvimos la visita del doctor Jesús Berdugo (originario de Medellín, Colombia y coautor de este libro), quien nos enseñó a llevar a cabo la inseminación artificial en las búfalas, aunque haya una falsa creencia de que esto no es posible o es sumamente difícil. A partir de entonces comenzamos el cruzamiento con la raza Murrah sudamericana y la Mediterránea italiana (Figura 1 A-D). Productores en Veracruz, Guanajuato, Puebla y Tabasco, todos ya involucrados de lleno en la producción bufalina láctea, y que han asistido a diversos cursos y congresos, también comenzaron con su programa de reproducción artificial. Aunque el objetivo inicial de los búfalos era solamente aprovechar las tierras bajas de humedales, actualmente ya están en tierras de mayor calidad y aprovechamiento, lugares donde registran un índice de productividad mayor al de los vacunos (excepto en terrenos donde falta sombra en el verano, ahí las razas de ganado Cebú son más eficientes).
Figura 1. Búfalas en un programa de inseminación artificial en México
A-D) Búfalas con genética Mediterránea. Fotografías: Eduardo Maitret Cors.
Formación y ruptura del vínculo madre-cría
Patricia Roldán-Santiago,
Herlinda Bonilla-Jaime,
Héctor Óscar Orozco-Gregorio,
Juan Manuel Vargas-Romero y
Luis Alberto de la Cruz-Cruz
Introducción
La interacción inmediata entre la madre y la cría después del parto y durante el período posparto influye en la supervivencia del recién nacido y, consecuentemente, en el rendimiento productivo y reproductivo en la unidad de producción animal[1]. Con esta interacción se forma un vínculo natural en el que la cría estará bajo el efecto de diversos mecanismos neurobiológicos, genéticos y conductuales de la madre[2]. Esta conexión se caracteriza por una interacción de larga duración y resistencia a las separaciones temporales[3]. El inicio de esta relación forma parte de una respuesta de comportamiento innata en las madres, mientras que en el neonato se establece a través de su capacidad de aprendizaje[4]. La madre será la encargada de proporcionar alimento, calor, refugio y protección en contra de los depredadores[2b], [5], mientras que el neonato se habituará paulatinamente a su nuevo ambiente extrauterino bajo los cuidados de su madre y mediante su capacidad para ingerir calostro de forma inmediata[6].
El vínculo permanecerá hasta que ocurra el destete natural, momento en el que la cría logra la independencia de la madre desde un punto de vista social y nutricional[7], [8]. No obstante, en los sistemas de producción bubalina la separación entre las crías y sus madres se hace artificialmente, es decir, que será el humano quien decida el momento en función del fin zootécnico en la unidad de producción. En el caso de las unidades de producción que se dedican a la lechería, el destete sucede en fechas muy cercanas al parto (cero a tres días), mientas que en los sistemas de producción de carne se realiza a una edad cercana al destete natural (seis a nueve meses). En cualquier caso, el destete se realiza de forma abrupta: los animales dejan de amamantarse de manera natural y se limita el contacto con sus madres, además de ser expuestos a una serie de estímulos novedosos[8b], [9]. Por estas razones, el destete puede considerarse uno de los períodos más estresantes tanto para los bucerros como para sus madres, lo que ocasionaría alteraciones en su comportamiento y en su bienestar[2c].
En este contexto, el objetivo del presente capítulo es describir los principales factores asociados al comportamiento maternal de la búfala y su bucerro, además de los efectos de la separación madre-cría, resaltando algunas estrategias para atenuar los efectos negativos del destete en sistemas de producción de leche y en sistemas de producción de carne.
Comportamiento preparto y parto en las búfalas
En búfalas el período de gestación dura alrededor de 310 días en comparación con el del ganado vacuno, que es de alrededor de 280 días[2d], [5b]. No obstante, la duración de la gestación en búfalas varía de acuerdo con la genética, por ejemplo, en búfalas de Sri Lanka se ha señalado que este período es más largo en comparación con las búfalas Murrah (316.3±6.5 versus 309.9±6.5 días). Por otro lado, en búfalas de India y Pakistán se encontró un promedio de 305-308 días, siendo de 7-10 días más corto que el de las búfalas egipcias (315-317 días)[10].
El parto es iniciado por el feto e involucra diferentes señales endócrinas y neurales que promueven la dilatación del cérvix, las contracciones miometriales y termina con la expulsión del feto y de las membranas placentarias (Figura 1 A-F), este proceso puede durar desde 302 hasta 509 minutos[11] (Cuadro 1) y se desarrolla principalmente en la noche o en las primeras horas del día. Las búfalas generalmente paren un bucerro y son pocas las ocasiones en las que ocurren partos gemelares[2e], [5c].
Figura 1. El parto en la búfala. Previo al evento se muestran inquietas, disminuyen sus conductas de mantenimiento y aumentan las de nerviosismo o incomodidad
A)-D) Después de la fase de dilatación ocurre el proceso de expulsión del feto. Generalmente el feto mantienen una presentación longitudinal anterior, posición dorso sacra con la cabeza descansando sobre los miembros anteriores extendidos. E) y F) Cuidado y atención materna. Inmediatamente después de la segunda fase la madre lame, olfatea al bucerro e ingiere parte de las membranas fetales (conducta importante para la formación del vínculo materno). Fotografías: Álvaro Salas.
Cuadro 1. Fases del parto en búfalas
Fases del parto | Descripción | Duración |
Dilatación del cérvix | Aumento de las contracciones uterinas entre 12-24 horas antes del parto. Se aprecian cambios conductuales relacionados con el nerviosismo e inquietud.Inicia con la dilatación del cérvix y termina con la observación y rotura de la membrana corioalantoidea. | De 35 hasta 128 minutos.El tiempo es mayor en búfalas primíparas que en multíparas. |
Expulsión del feto | El feto se observa a través de la vulva. Las contracciones uterinas y movimientos del feto rompen la membrana amniótica favoreciendo la expulsión del feto. El cordón umbilical se rompe espontáneamente antes de que el bucerro alcance el piso.Inmediatamente después de la expulsión del feto ocurre la interacción entre la madre y su cría. | De 9 hasta 44 minutos.Puede extenderse a seis horas en búfalas primíparas. |
Expulsión de membranas fetales | Expulsión de membranas fetales y descarga de loquios (contienen moco, sangre, restos de membranas fetales y tejido caruncular). La secreción de loquios continúa 6 días posparto en promedio (rango de 0-34 días). | De 271 hasta 544 minutos después de la expulsión del feto. |