Eduardo Luis Maitret Collado

El búfalo de agua Tomo 1


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      Hoy el cruzamiento entre el búfalo de río (las razas lecheras) y el búfalo de pantano (para trabajo) se ha difundido, más aún, se ha masificado en el Extremo Oriente asiático. En China, donde ha disminuido el uso del búfalo para trabajo, se está cruzando el «Swamp Buffalo» local con las razas Murrah, Nili-Ravi y Mediterránea para obtener un buen comportamiento productivo en las búfalas lecheras, con resultados espectaculares. Desde hace algunos años esa misma tendencia se está dando en Australia, donde el «Swamp Buffalo» se está cruzando con razas de río, especialmente con la Mediterránea, obteniéndose mayores ganancias de peso y comenzando a desplazarse del norte tropical hacia zonas templadas para producir leche y sus derivados (Figura 31-32).

      Figura 31. Búbalas lecheras cruza Jafarabadi x Murrah x Mediterránea, con servicio Murrah. Estancia La Florencia. San Cristóbal. Santa Fe, Argentina

      Fotografía: Marco Zava.

      Figura 32. Búfalas lecheras cruza Jafarabadi x Mediterránea x Murrah (ejemplo de animales trihíbridos). Estancia Santa María de Rosario. San Cosme, Corrientes, Argentina

      Fotografía: Marco Zava.

      Durante los 75 años posteriores a la Segunda Guerra Mun­dial, el búfalo doméstico —bovino al igual que el vacuno— ha sido valorado por empresarios, científicos, técnicos, estudiantes, institutos y gobiernos, y ha sido visto como una tecnología de última generación para producir con gran eficiencia, adaptación y rentabilidad en los trópicos y subtrópicos; así como para la producción de leche y sus derivados, principalmente en los climas templados.

      De ahí la enorme expansión de distintas razas bubalinas en el mundo que, a su vez, mediante el mejoramiento genético, han hecho crecer en forma muy significativa la producción de leche y sus derivados (carne, cueros, biogás, etc.), manteniendo su gran capacidad para el trabajo. Algunas de las 19 razas bubalinas se distribuyeron por el mundo y son las más productivas, otras son buenas si se adaptan a su lugar de origen.

      Entre las razas de mayor importancia económica en el mundo tenemos a la Mediterránea, la Murrah, la Nili-Ravi, la Trinitaria, la Carabao y la Kundi; quizás a futuro también esté la Jafarabadi. Todas ellas son excelentes productoras de carne y leche, independientemente de sus diferencias fenotípicas (además de las genotípicas, claro). La Carabao es la raza más numerosa del mundo, y es vital para la producción agrícola del Extremo Oriente. Tiene una gran capacidad para casi todo tipo de trabajo en el campo, y hasta para algunas agroindustrias (ingenios azucareros, por ejemplo). En lo que respecta al continente americano, es importante mencionar las razas existentes, son cinco: Mediterránea, Murrah, Jafarabadi, Trinitaria y Carabao.

      La raza Carabao es poco numerosa en América. Excelente para carne y trabajo, especialmente en la Isla de Marajó, Pará, Brasil; también es muy buena como raza cruzante para carne (tamaño moderado y buenas masas musculares). La raza Jafarabadi era numerosa en Brasil cuando comencé a recorrer ese gran país en los años ochenta. Básica­mente, ante grandes volúmenes de pasto (Mato Grosso do Sul, por ejemplo) con menos animales se obtenía la misma producción de carne. La calidad de esta raza se ha mantenido en un nivel de producción y caracterización racial excepcional, tanto en Brasil como en India. En Brasil es excelente como raza cruzante para obtener bucerradas de excepcional crecimiento y desarrollo; tan es así que por toda América Latina, desde Argentina hasta México, he visto muchos rodeos cruza Jafarabadi y, a pesar de correr el riesgo de polemizar, de acuerdo con varias evaluaciones en torneos lecheros realizados y lo que pude comprobar en mis viajes, opino que esta raza puede llegar a futuro a ser el equivalente de la Holstein en bubalinos, debido a que tiene una capacidad torácica y pulmonar superior.

      La raza Trinitaria, originada a partir de cruzamientos a los que siguieron cincuenta años de selección, es la base o el comienzo de la bubalinocultura en muchos países americanos (además de Trinidad y Tobago): Venezuela, Colombia, Cuba, México, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Panamá, Honduras, Nicaragua, Belice, El Salvador, etc.; se considera excelente para producir, leche, carne y trabajo.

      Dejé para el final a las dos razas más difundidas en el mundo y en nuestro continente: la Murrah y la Mediterránea. Una tiene cuernos enrulados, la otra en forma de hoz. Una con cabeza apenas un poco más liviana y un cuello un poco más corto. La otra con cabeza un poco más grande y cuello un poco más largo; salvo los cuernos, son todas características modificables por el trabajo del criador a través de los años, a tal punto que muchas veces ambas coinciden en un tamaño moderado y una conformación compacta y lechera, sin descuidar en absoluto la masa muscular para la producción de carne.

      Gracias a que tienen pocos años de selección en relación con los vacunos, de los bubalinos se puede hablar en general de animales de doble aptitud (o triple, según el caso). Originalmente, una raza puede haber tenido una contextura ósea menos fuerte que la otra, pero con la selección esa característica se ha ido emparejando. Cuando no tienen un manejo genético adecuado, ambas razas pueden perder precocidad o fertilidad; si una se engancha más fácil o si la otra tiene cuernos puntiagudos, no es tan importante como la mansedumbre, la productividad, la conformación y la pureza racial de un rodeo (en ese orden), factores que dependen del trabajo realizado durante muchos años por el criador. Si el proyecto ganadero con búfalos fracasa no es falla ni de la Mediterránea, ni de la Murrah, ni del búfalo, sino del trabajo del criador en su selección y en su manejo.

      Los cruzamientos son muy necesarios, tanto para el productor de ganado puro como para el que los realiza a nivel industrial. Ambos se complementan igual que lo hacen las actividades de cría, recría y engorde. No se pueden realizar cruzamientos de excelencia si no se parte de dos materiales genéticos de alta calidad y productividad.

      Una versión previa de este capítulo fue publicada en: Zava, M. El búfalo doméstico. Buenos Aires: Orientación Gráfica y Editora, 2011.

      [1] Ángel. J. G. y Berdugo, J. A. La cría del búfalo en Colombia, 2006.

      [2] Inchausti, D. y Tagle, E. Bovinotecnia. Buenos Aires: El Ateneo, 1980.